¿Se está haciendo una consulta a los trabajadores a nivel nacional para orientar las reformas del código del trabajo?
Es cierto que en el país se realiza una consulta a nivel nacional desde el pasado 20 de julio, fecha en que oficialmente comenzó el proceso de consultas sobre el anteproyecto de ley código de trabajo.
Se trata de un proceso nacional en el que se espera que se realicen más de 80 mil asambleas sindicales y que culminará el próximo 20 de octubre.
La propaganda oficial asegura que las opiniones y sugerencias realizadas por los trabajadores en estos actos tendrán un peso determinante en la definición final del texto y el espíritu de la nueva norma.
Pero se trata de un recurso repetido hasta el cansancio por el gobierno de La Habana para disfrazar sus decisiones unilaterales de aparentes voluntades populares.
Quienes han participado en procesos similares anteriormente, como los llamados a los congresos del partido comunista o los inicios de los períodos de la asamblea nacional del poder popular, saben que estos actos de consulta no van más allá de permitir que las personas desahoguen sus frustraciones y desesperos.
Por eso sería iluso pensar que estas consultas servirán para decidir el rumbo que debe tomar la ley laboral en Cuba.
Muchos de los cambios que se le harán al código laboral ya se encuentran decididos y replanteados desde antes de iniciarse la consulta sindical nacional.
El gobierno cubano inclusive ha reconocido que previo a este proceso entrenó a un grupo de dirigentes y activistas sindicales para que orienten y dirijan estos actos consultivos.
Es cierto que en el país se realiza una consulta a nivel nacional desde el pasado 20 de julio, fecha en que oficialmente comenzó el proceso de consultas sobre el anteproyecto de ley código de trabajo.
Se trata de un proceso nacional en el que se espera que se realicen más de 80 mil asambleas sindicales y que culminará el próximo 20 de octubre.
La propaganda oficial asegura que las opiniones y sugerencias realizadas por los trabajadores en estos actos tendrán un peso determinante en la definición final del texto y el espíritu de la nueva norma.
Pero se trata de un recurso repetido hasta el cansancio por el gobierno de La Habana para disfrazar sus decisiones unilaterales de aparentes voluntades populares.
Quienes han participado en procesos similares anteriormente, como los llamados a los congresos del partido comunista o los inicios de los períodos de la asamblea nacional del poder popular, saben que estos actos de consulta no van más allá de permitir que las personas desahoguen sus frustraciones y desesperos.
Por eso sería iluso pensar que estas consultas servirán para decidir el rumbo que debe tomar la ley laboral en Cuba.
Muchos de los cambios que se le harán al código laboral ya se encuentran decididos y replanteados desde antes de iniciarse la consulta sindical nacional.
El gobierno cubano inclusive ha reconocido que previo a este proceso entrenó a un grupo de dirigentes y activistas sindicales para que orienten y dirijan estos actos consultivos.