¿A quién responsabiliza el gobierno cubano por la crisis en el transporte público?
El gobierno cubano se autocritica como uno de los responsables del mal desempeño del transporte público.
Según concluye el consejo de ministros realizado el 28 de junio, la causa principal para la debacle que se vive en el transporte público está asociada a la mala estructura administrativa y la mala planificación de mantenimientos y adquisición de piezas de repuesto, establecidas por las estatales de transporte.
Una crisis que es mucho mayor en la capital del país. El informe de la reunión es categórico al señalar que la gestión de las empresas de ómnibus de Ciudad de La Habana, incluyendo las lanchas de la bahía, es deficiente, a lo que se suma el inestable y limitado empleo del sistema de ferrocarril.
Pero como es costumbre, esta autocrítica no viene sola. El gobierno también culpa a los consumidores y a los transportistas privados, achacándoles una parte importante del desastre del trasporte público.
El consejo de ministros señala como una de las causas de la crisis la tendencia de muchos pasajeros a no pagar por el uso de los transportes públicos. A la supuesta evasión del pago por parte de los pasajeros se suma también el constante robo de la recaudación de manera impune por algunos trabajadores del sector transportista.
Esta mala conducta social asumida por trabajadores y clientes deja ver entre líneas la existencia de un total descontrol administrativo, incapaz de hacer funcionar algo tan fundamental como el sistema de recaudación del transporte público.
El gobierno cubano se autocritica como uno de los responsables del mal desempeño del transporte público.
Según concluye el consejo de ministros realizado el 28 de junio, la causa principal para la debacle que se vive en el transporte público está asociada a la mala estructura administrativa y la mala planificación de mantenimientos y adquisición de piezas de repuesto, establecidas por las estatales de transporte.
Una crisis que es mucho mayor en la capital del país. El informe de la reunión es categórico al señalar que la gestión de las empresas de ómnibus de Ciudad de La Habana, incluyendo las lanchas de la bahía, es deficiente, a lo que se suma el inestable y limitado empleo del sistema de ferrocarril.
Pero como es costumbre, esta autocrítica no viene sola. El gobierno también culpa a los consumidores y a los transportistas privados, achacándoles una parte importante del desastre del trasporte público.
El consejo de ministros señala como una de las causas de la crisis la tendencia de muchos pasajeros a no pagar por el uso de los transportes públicos. A la supuesta evasión del pago por parte de los pasajeros se suma también el constante robo de la recaudación de manera impune por algunos trabajadores del sector transportista.
Esta mala conducta social asumida por trabajadores y clientes deja ver entre líneas la existencia de un total descontrol administrativo, incapaz de hacer funcionar algo tan fundamental como el sistema de recaudación del transporte público.