Un autor cubano ignorado por las editoriales estatales de la isla pese a que ha escrito más de 30 libros, es el más descargado entre los que presentaron sus obras al Concurso Literario de la editora online Freeditorial, donde los lectores pueden acceder a decenas de miles de títulos de todos los tiempos.
Eduardo Martínez Rodríguez (e-Maro), autor de “Crónica de un viaje desesperado”, se gana mientras tanto la vida como botero conduciendo su viejo Ford alemán, según le contó al periodista Adriel Reyes, de Radio Martí.
La obra es basada en hechos reales, y narra la odisea de una pareja que emprende una travesía por Centroamérica para llegar a Estados Unidos.
“Para mí es un premio que estoy ahí hace más de dos meses en el número uno entre más de 80 libros que están en el concurso”, dijo e-Maro en entrevista con Radio Martí.
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Este autor, que se puede comunicar en cuatro idiomas, explicó que trabajó por más de 20 años en el sector del Turismo, pero comenzó a tener problemas por imprimir y distribuir sus libros.
“Tuve muchos problemas con la Seguridad del Estado cuando se me ocurrió empezar a imprimir lo que escribía, y un día entré en la feria de Pabexpo y comencé a repartir personalmente mi literatura a quien quería aceptarla. Yo les alertaba que mi literatura era contestataria, de alto riesgo, y algunos la recibían y otros no, y ahí si se me cerraron todas las puertas”, explicó.
Su más reciente obra cuenta la historia de Patricia González y Juan Pérez, un matrimonio cubano que decidir "escapar del país", según la sinopsis del libro publicada por Freeditorial.
E-Maro dijo que ahora está escribiendo su libro número 35.
“Es muy difícil, muy difícil poder llegar a una editorial (…) A Letras Cubanas, que es la editorial que se encarga de publicar a los cubanos residentes en Cuba, les escribí pidiéndoles que me enviaran los parámetros para publicar y a los seis meses me respondieron diciendo que no estaban recibiendo trabajos”, contó aludiendo a uno de varios intentos.
Según explicó, tras el incidente con la Seguridad del Estado perdió su trabajo. Por eso decidió comenzar a trabajar por cuenta propia como taxista.
“Me da para comer y mantener el carrito a duras penas”, concluyó.