Bloguero cubano cuestiona cómo un gobierno que se vanagloria de asistir, desde el punto de vista médico y sanitario a decenas de países es incapaz de brindar seguridad sanitaria a sus ciudadanos.
Partiendo de los pósters colocados por la ciudad, instando a la población a protegerse del cólera, mediante un conjunto de medidas preventivas, más las visitas de médicos y enfermeras, indagando por síntomas diarreicos agudos, la prohibición de ofertar batidos, refrescos naturales y hasta agua, en las cafeterías y otros establecimientos, si estos no vienen enlatados o embotellados industrialmente, el lavado de las manos con agua clorada a la entrada de algunos comercios y la nota informativa aparecida ayer en la prensa, parece que la enfermedad ha llegado a La Habana.
El cólera había sido erradicado de Cuba hacia finales de la etapa colonial. Su reaparición se debe, principalmente, a dos razones: ineficiencia de las autoridades sanitarias e indisciplina social. A La Habana, con una situación higiénico-sanitaria desastrosa, le será algo difícil erradicarla: desperdicios por doquier, calles destruidas y sucias, que ni se barren ni se friegan, escombros acumulados en derrumbes y solares yermos, aguas albañales derramadas día y noche, salideros del acueducto y, por lo tanto, contaminación, tanques colectores sin tapas, expuestos a la intemperie, son solo algunas manifestaciones, tanto de una como de otra razón.
Es incomprensible como un gobierno, que se vanagloria en los foros internacionales de asistir, desde el punto de vista médico y sanitario, a decenas de países en el mundo, unas veces por humanidad y otras por intereses económicos y políticos, es incapaz de brindar seguridad sanitaria a sus ciudadanos. No basta con hospitales, policlínicos, consultorios y miles de profesionales de la salud, si la calidad de los servicios que se ofrecen es baja, y muchas de las instalaciones confrontan graves problemas higiénico-sanitarios y constructivos, además de la habitual falta de medicamentos.
Ahora que el cólera ya ha llegado, lo más importante es enfrentarlo: las autoridades sanitarias, haciendo lo que les corresponde con eficiencia y responsabilidad, y los ciudadanos, cumpliendo lo indicado para protegerse y ayudando a restablecer la perdida disciplina social. Aunque la nota informativa dice que se encuentra en proceso de extinción, esperemos que no forme parte del habitual triunfalismo y que no nos suceda igual que con el dengue, que de nunca existir en Cuba y anunciarse repetidamente su erradicación, se ha convertido en algo endémico.
Publicado en el blog de Fernando Dámaso Mermeladas el 16 de enero de 2013
El cólera había sido erradicado de Cuba hacia finales de la etapa colonial. Su reaparición se debe, principalmente, a dos razones: ineficiencia de las autoridades sanitarias e indisciplina social. A La Habana, con una situación higiénico-sanitaria desastrosa, le será algo difícil erradicarla: desperdicios por doquier, calles destruidas y sucias, que ni se barren ni se friegan, escombros acumulados en derrumbes y solares yermos, aguas albañales derramadas día y noche, salideros del acueducto y, por lo tanto, contaminación, tanques colectores sin tapas, expuestos a la intemperie, son solo algunas manifestaciones, tanto de una como de otra razón.
Es incomprensible como un gobierno, que se vanagloria en los foros internacionales de asistir, desde el punto de vista médico y sanitario, a decenas de países en el mundo, unas veces por humanidad y otras por intereses económicos y políticos, es incapaz de brindar seguridad sanitaria a sus ciudadanos. No basta con hospitales, policlínicos, consultorios y miles de profesionales de la salud, si la calidad de los servicios que se ofrecen es baja, y muchas de las instalaciones confrontan graves problemas higiénico-sanitarios y constructivos, además de la habitual falta de medicamentos.
Ahora que el cólera ya ha llegado, lo más importante es enfrentarlo: las autoridades sanitarias, haciendo lo que les corresponde con eficiencia y responsabilidad, y los ciudadanos, cumpliendo lo indicado para protegerse y ayudando a restablecer la perdida disciplina social. Aunque la nota informativa dice que se encuentra en proceso de extinción, esperemos que no forme parte del habitual triunfalismo y que no nos suceda igual que con el dengue, que de nunca existir en Cuba y anunciarse repetidamente su erradicación, se ha convertido en algo endémico.
Publicado en el blog de Fernando Dámaso Mermeladas el 16 de enero de 2013