Una reciente batida policial puso en fuga a las jineteras adolescentes habituales en áreas de moneda dura de La Habana. Pero la raíz del mal persiste.
Jineteras adolescentes están regresando cautelosamente a los establecimientos en moneda convertible de La Habana Vieja donde pueden pescar clientes extranjeros, después de una redada policial que las obligó a una retirada, dijo a martinoticias.com desde la capital cubana el periodista independiente Víctor Manuel Domínguez.
A fines de mayo pasado Domínguez atribuyó en Cubanet la batida policial a la publicación en la prensa internacional de un reportaje sobre la detención de un ciudadano canadiense con fotos y videos pornográficos que incluían a menores cubanos.
James McTurk, de 78 años, hizo decenas de viajes a la isla. El Toronto Star ha reportado que el mes pasado McTurk se convirtió en el primer canadiense condenado en su país por delitos sexuales contra menores de edad en el extranjero. Se declaró culpable de cuatro cargos de delitos lascivos contra niños tan pequeños como de 3 años de edad; y de dos cargos de pornografía infantil.
En el juicio se presentaron videos y fotos que incluían imágenes cercanas de partes de los cuerpos de los menores, y de McTurk en situaciones sexuales con ellos.
Tras conocerse el caso, el Star y El Nuevo Herald enviaron reporteros a Cuba para explorar durante cuatro meses si era cierto que se practicaba el turismo sexual en la isla con menores de edad. Las conclusiones fueron apabullantes: por apenas 30 dólares la noche, se puede tener relaciones sexuales con niñas o niños.
Las posibles repercusiones de la revelación intranquilizaron a las autoridades cubanas, que según la cancillería canadiense se han mostrado cooperativas. A su manera, desde luego.
Según narra Domínguez, “detenciones, actas de advertencias, deportación a las que son de otra región del país, así como el envío de las reincidentes hacia los centros de clasificación en espera del juicio, más la vigilancia constante de los sitios de comercio sexual ostentoso en la capital”, pusieron freno a la prostitución en las zonas de tolerancia (no oficiales) de la capital cubana.
Por entonces –dijo Domínguez a martinoticias.com-- no se veía una prostituta en El Café París (Obispo esquina a San Ignacio) La Casa del Escabeche (Obispo y Villegas), El bosque de Bologna y el cercano Parque de las Ruinas (Obispo y Aguacate) o La Lluvia de Oro (Obispo y Habana), todos, establecimientos en divisas y de gran afluencia de turistas, frecuentados por prostitutas de 12 a 18 años.
Domínguez afirma que conoce esos “puntos” porque suele asistir a los Sábados del Libro en la librería La Moderna Poesía de Obispo y Bernaza, y luego recorre esa arteria comercial que se extiende desde Monserrate hasta la Avenida del Puerto.
“Ellas tienen sus conexiones con gente que trabaja adentro. Yo he estado ahí, y ha llegado un barco con rusos. Los rusos juntan dos o tres mesas y se sientan. Algunas ya están en el salón esperando, porque pueden comprar algo: un refresco, una cerveza o un paquete de cigarros (para sentarse es obligatorio consumir algo). Entonces vienen y se ofrecen sin pudor ninguno y se sientan con los rusos. Otras, que no pueden comprar nada, los abordan cuando van al baño”.
A diferencia de lo que sucedió después del reportaje del Toronto Star y el Herald, la policía por lo general no las molesta.
“¿Policías? Nunca los he visto salir del área del Castillo de la Fuerza, El Templete y la Plaza de Armas y cruzar la calle hacia el Malecón, donde están las prostitutas”, dice el periodista.
Ahora que la marea represiva ha bajado, algunas están regresando.
“La cantidad que había, que eran realmente cantidades industriales, ya no se ve, pero el sábado [el periodista] Jorge Olivera y yo estábamos en el Café Bahía y vimos dos o tres de las habituales de siempre, que son de las provincias, de Ciego de Avila, o de aquí de La Habana. Ya estaban sentadas en el Malecón”.
¿INFORMACIÓN SECRETA?
En su informe anual 2013 sobre la trata de personas en el mundo, dado a conocer el mes pasado, el Departamento de Estado de EE.UU. volvió a situar a Cuba en el Nivel 3, que incluye a los países que no hacen ningún esfuerzo significativo contra el tráfico humano.
El reporte precisaba que Cuba es “un país de origen de adultos y niños víctimas de tráfico sexual o trabajos forzados”, en el que habrían ocurrido en el período del reporte (2012) prostitución infantil y turismo sexual con niños. Sin embargo “el Gobierno de Cuba (…) no respondió a las solicitudes de datos sobre procesos de tráfico sexual o laboral, en materia de protección a víctimas específicas de esa trata, o acerca de las actividades de prevención llevadas a cabo durante el período de referencia”.
El documento tomaba nota de que el gobierno cubano sí “adoptó medidas para compartir información acerca de su enfoque general sobre la protección de los niños y jóvenes, y ha mostrado su disposición a cooperar con otro gobierno en una investigación sobre turismo sexual durante el período de referencia” (al parercer, el caso de McTurk).
IMPUNIDAD DEL ABUSADOR
“Lo que más se hace en Cuba es debatir. Buscar soluciones que vayan a la raíz del mal es otra cosa”, dijo a martinoticias.com una jurista independiente que conoce el proceder de La Habana ante la prostitución.
La abogada Yaremis Flores y su colega Laritza Diversent conducen el proyecto Cubalex, que ofrece asesoría jurídica gratuita a ciudadanos cubanos. Ellas participaron la semana pasada en la 55ta reunión del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) que tuvo lugar en el Palacio de las Naciones de Ginebra, y ofrecieron al organismo una visión alternativa a la de la delegación oficial de Cuba.
Uno de sus señalamientos fue que en la isla no se sanciona a la persona que paga el servicio sexual, como se ha hecho exitosamente en algunos países, Suecia entre ellos.
“En Cuba es todo lo contrario”, apunta Flores. “Aunque el gobierno afirma que promueve un turismo familiar, gran parte de los turistas llegan buscando servicios sexuales, pero si se demanda a quienes los pagan, se vería muy afectada una de las mayores fuentes de ingresos que tiene el país”
“Y lo que más preocupa es que la mujer no es considerada víctima cuando ejerce la prostitución". Flores destacó que en la reunión del CEDAW la delegación oficial aseguró que a las prostitutas en Cuba se les somete a un proceso de rehabilitación, “pero de lo que se trata en realidad es de aplicarles la peligrosidad predelictiva y enviarlas a la cárcel por tres o cuatro años, a pesar de que la prostitución no es un delito”.
Una de las expertas les preguntó a los enviados del gobierno cubano si esa supuesta ‘rehabilitación’ era con el consentimiento de la mujer. Nunca llegaron a responder a esa pregunta”.
LA RAIZ DEL MAL
Yaremis indica que la visión oficial presentada en Ginebra es que la prostitución en Cuba es limitada, y que las mujeres que se prostituyen lo hacen buscando lujos. "Eso no es real. Puede que algunas lo hagan con ese fin, pero lo cierto es que por lo general lo hacen para poderle comprar un par de zapatos o una mochila para la escuela a su hijo, para poder llevar el alimento a la casa. Y eso es una realidad que se está obviando, y se está tratando de vender una imagen que no es y se minimiza el problema”, dice.
La coautora del blog "Jurisconsulto de Cuba" admitió que en Cuba se debate el tema, pero señaló la falta de medidas de prevención prácticas y el ocultamiento de las estadísticas como obstáculos para enfrentar efectivamente el problema.
Como un ejemplo de la tolerancia contra quienes abusan sexualmente de las menores, Flores mencionó el delito de Estupro, artículo 305 del Código Penal cubano, en el que se cataloga a las víctimas de 12 a 16 años como “mujeres solteras” y se prevén penas sumamente benévolas para el abusador: “El que tenga relación sexual con mujer soltera mayor de 12 años y menor de 16, empleando abuso de autoridad o engaño, incurre en sanción de privación de libertad de tres meses a un año”, reza el texto
UN FENÓMENO VISIBLE
La activista de Cubalex asegura que la prostitución de menores es visible en el país, en niñas muy jóvenes con extranjeros de edad muy avanzada, y recuerda como el caso más ilustrativo la muerte en 2011 de una niña de 12 años de Bayamo involucrada en la prostitución, a causa de una sobredosis de droga. Tres italianos y varios cubanos fueron condenados a severas penas de prisión. “Pero lo alarmante es que confirmó que el fenómeno existe”, señala Yaremis.
“Yo me pregunto: ¿dónde está la Fiscalía que supuestamente vela por los derechos de los menores? ¿Qué tipo de control, qué tipo de prevención hay, que dicen que sí, que se hace desde los Comités de Defensa de la Revolución, los que son muy activos si se trata de alguien que le está robando al Estado, pero que en estos casos de prostitución, de violencia doméstica, prefieren hacer como si nada estuviera ocurriendo?”
A fines de mayo pasado Domínguez atribuyó en Cubanet la batida policial a la publicación en la prensa internacional de un reportaje sobre la detención de un ciudadano canadiense con fotos y videos pornográficos que incluían a menores cubanos.
En el juicio se presentaron videos y fotos que incluían imágenes cercanas de partes de los cuerpos de los menores, y de McTurk en situaciones sexuales con ellos.
Tras conocerse el caso, el Star y El Nuevo Herald enviaron reporteros a Cuba para explorar durante cuatro meses si era cierto que se practicaba el turismo sexual en la isla con menores de edad. Las conclusiones fueron apabullantes: por apenas 30 dólares la noche, se puede tener relaciones sexuales con niñas o niños.
Las posibles repercusiones de la revelación intranquilizaron a las autoridades cubanas, que según la cancillería canadiense se han mostrado cooperativas. A su manera, desde luego.
Según narra Domínguez, “detenciones, actas de advertencias, deportación a las que son de otra región del país, así como el envío de las reincidentes hacia los centros de clasificación en espera del juicio, más la vigilancia constante de los sitios de comercio sexual ostentoso en la capital”, pusieron freno a la prostitución en las zonas de tolerancia (no oficiales) de la capital cubana.
Domínguez afirma que conoce esos “puntos” porque suele asistir a los Sábados del Libro en la librería La Moderna Poesía de Obispo y Bernaza, y luego recorre esa arteria comercial que se extiende desde Monserrate hasta la Avenida del Puerto.
“Ellas tienen sus conexiones con gente que trabaja adentro. Yo he estado ahí, y ha llegado un barco con rusos. Los rusos juntan dos o tres mesas y se sientan. Algunas ya están en el salón esperando, porque pueden comprar algo: un refresco, una cerveza o un paquete de cigarros (para sentarse es obligatorio consumir algo). Entonces vienen y se ofrecen sin pudor ninguno y se sientan con los rusos. Otras, que no pueden comprar nada, los abordan cuando van al baño”.
A diferencia de lo que sucedió después del reportaje del Toronto Star y el Herald, la policía por lo general no las molesta.
“¿Policías? Nunca los he visto salir del área del Castillo de la Fuerza, El Templete y la Plaza de Armas y cruzar la calle hacia el Malecón, donde están las prostitutas”, dice el periodista.
Ahora que la marea represiva ha bajado, algunas están regresando.
“La cantidad que había, que eran realmente cantidades industriales, ya no se ve, pero el sábado [el periodista] Jorge Olivera y yo estábamos en el Café Bahía y vimos dos o tres de las habituales de siempre, que son de las provincias, de Ciego de Avila, o de aquí de La Habana. Ya estaban sentadas en el Malecón”.
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¿INFORMACIÓN SECRETA?
En su informe anual 2013 sobre la trata de personas en el mundo, dado a conocer el mes pasado, el Departamento de Estado de EE.UU. volvió a situar a Cuba en el Nivel 3, que incluye a los países que no hacen ningún esfuerzo significativo contra el tráfico humano.
El documento tomaba nota de que el gobierno cubano sí “adoptó medidas para compartir información acerca de su enfoque general sobre la protección de los niños y jóvenes, y ha mostrado su disposición a cooperar con otro gobierno en una investigación sobre turismo sexual durante el período de referencia” (al parercer, el caso de McTurk).
IMPUNIDAD DEL ABUSADOR
“Lo que más se hace en Cuba es debatir. Buscar soluciones que vayan a la raíz del mal es otra cosa”, dijo a martinoticias.com una jurista independiente que conoce el proceder de La Habana ante la prostitución.
La abogada Yaremis Flores y su colega Laritza Diversent conducen el proyecto Cubalex, que ofrece asesoría jurídica gratuita a ciudadanos cubanos. Ellas participaron la semana pasada en la 55ta reunión del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) que tuvo lugar en el Palacio de las Naciones de Ginebra, y ofrecieron al organismo una visión alternativa a la de la delegación oficial de Cuba.
Uno de sus señalamientos fue que en la isla no se sanciona a la persona que paga el servicio sexual, como se ha hecho exitosamente en algunos países, Suecia entre ellos.
“Y lo que más preocupa es que la mujer no es considerada víctima cuando ejerce la prostitución". Flores destacó que en la reunión del CEDAW la delegación oficial aseguró que a las prostitutas en Cuba se les somete a un proceso de rehabilitación, “pero de lo que se trata en realidad es de aplicarles la peligrosidad predelictiva y enviarlas a la cárcel por tres o cuatro años, a pesar de que la prostitución no es un delito”.
Una de las expertas les preguntó a los enviados del gobierno cubano si esa supuesta ‘rehabilitación’ era con el consentimiento de la mujer. Nunca llegaron a responder a esa pregunta”.
LA RAIZ DEL MAL
Yaremis indica que la visión oficial presentada en Ginebra es que la prostitución en Cuba es limitada, y que las mujeres que se prostituyen lo hacen buscando lujos. "Eso no es real. Puede que algunas lo hagan con ese fin, pero lo cierto es que por lo general lo hacen para poderle comprar un par de zapatos o una mochila para la escuela a su hijo, para poder llevar el alimento a la casa. Y eso es una realidad que se está obviando, y se está tratando de vender una imagen que no es y se minimiza el problema”, dice.
La coautora del blog "Jurisconsulto de Cuba" admitió que en Cuba se debate el tema, pero señaló la falta de medidas de prevención prácticas y el ocultamiento de las estadísticas como obstáculos para enfrentar efectivamente el problema.
Como un ejemplo de la tolerancia contra quienes abusan sexualmente de las menores, Flores mencionó el delito de Estupro, artículo 305 del Código Penal cubano, en el que se cataloga a las víctimas de 12 a 16 años como “mujeres solteras” y se prevén penas sumamente benévolas para el abusador: “El que tenga relación sexual con mujer soltera mayor de 12 años y menor de 16, empleando abuso de autoridad o engaño, incurre en sanción de privación de libertad de tres meses a un año”, reza el texto
UN FENÓMENO VISIBLE
“Yo me pregunto: ¿dónde está la Fiscalía que supuestamente vela por los derechos de los menores? ¿Qué tipo de control, qué tipo de prevención hay, que dicen que sí, que se hace desde los Comités de Defensa de la Revolución, los que son muy activos si se trata de alguien que le está robando al Estado, pero que en estos casos de prostitución, de violencia doméstica, prefieren hacer como si nada estuviera ocurriendo?”