Imparable subida del precio de los productos agrícolas

ARCHIVO. Varias personas compran alimentos en una feria organizada en el Paseo del Prado.

Como los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE) permanecen la mayor parte del tiempo desabastecidos, el precio de una libra de cebolla comprada a los privados ronda los 60 centavos de dólar.
Los elevados precios de los productos agropecuarios constituyen hoy uno de los mayores problemas que tienen que enfrentar diariamente las familias cubanas.

Hasta el momento, no se ve que el gobierno tome medidas encaminadas a que estos precios bajen.

El asunto se torna más crítico porque con el salario de 18.6 dólares (465 pesos cubanos o CUP) que gana mensualmente como promedio un cubano le resulta una pesadilla diaria lograr mal alimentarse.

ARCHIVO. Trabajadores en un mercado ofertan sus productos.


En estos momentos, en los puntos de venta de productos del agro, principalmente los privados, porque los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE) permanecen la mayor parte del tiempo desabastecidos, el precio de una libra de cebolla ronda los 60 centavos de dólar (15 CUP). Algo similar sucede con el tomate: la libra hay que pagarla a 80 centavos de dólar (20 CUP).

Como se comprenderá, a una familia que sumando los salarios y las jubilaciones no rebasa los 29 dólares mensuales (725 CUP) le es imposible adquirir tales productos a esos desmesurados precios.

Los vendedores privados, para justificar esos precios, alegan, en el caso de La Habana, que en la calle 114, cerca de la CUJAE, en Marianao, para comprar las mercancías que traen los camioneros desde otras provincias, una caja de tomate la pagan a 8 dólares (200 CUP). Si a eso se le suma el pago de la trasportación y la merma, explican, no les queda otra alternativa que vender la libra entre 60 y 80 centavos de dólar. Y algunos afirman que "no le ganan mucho".

AFÁN DE LUCRO


Los productores e intermediarios que venden en los camiones afirman que la libra de tomate a precio mayorista está entre 12 y 16 centavos de dólar la libra (3 y 4 CUP). Sin embargo, los vendedores privados la ofertan a precios abusivos.

Lo que se esconde tras los altos precios de los productos del agro es el desmedido afán de los vendedores por enriquecerse a costa de las necesidades de la población que al no encontrar los alimentos en los MAE no tiene otra alternativa que comprárselos a ellos.

En la mayoría de las provincias de Cuba, la producción agrícola no satisface las necesidades de la población. Eso explica que los MAE permanezcan la mayor parte del tiempo desabastecidos.

Mientras eso ocurre, los vendedores privados tienen una amplia gama de productos en calidad y cantidad, pero como los venden de acuerdo a las leyes del mercado, los precios minoristas no son asequibles a segmentos importantes de la población.

MAE NO REBAJAN PRECIOS

Los administradores y empleados de los MAE para llenarse los bolsillo a costa de las necesidades del pueblo, a los productos que por días no tienen salida, a pesar de su deterioro y pérdida de calidad, no le bajan el 50% de su precio, que es lo que está establecido.

Resulta frustrante ir a un MAE en busca de los alimentos y chocar con la amarga realidad de que no hay nada. No queda otra salida que comprar en los establecimientos privados, donde hay de todo, con calidad, pero a cuyos dueños lo único que les interesa es enriquecerse a como dé lugar, sin importarles la necesidades de la población.

La compra de alimentos en las provincias Mayabeque, La Habana y Artemisa se ha tornado más difícil. Los MAE pasaron a ser cooperativas. Antes, en estos establecimientos, por poner un ejemplo, una libra de malanga costaba 12 centavos de dólar (3 CUP); ahora hay que pagarla a 16 centavos de dólar (4 CUP). Es cierto que la calidad y cantidad de productos ha mejorado, pero los precios subieron.

Los venderos privados de los puntos de venta, carretilleros y de las nuevas cooperativas ganan el triple y a veces más que los campesinos, cooperativistas y usufructuarios que dedicaron meses de esforzado trabajo para poder recoger sus cosechas.

Parece que las empresas agrícolas estatales no acaban de entender que en las tierras bien atendidas es donde se logran las buenas cosechas, de ahí sus reiterados incumplimientos productivos y el crítico estado financiero de muchas de ellas que por las grandes pérdidas que reportan están prácticamente en quiebra.

COSECHAS PARA LOS PUERCOS


Los campesinos, usufructuarios y cooperativistas pese a las dificultades y trabas que confrontan para poner a producir sus tierras, se encuentran que luego de meses de duro trabajo, en el momento de la recogida de la cosecha, faltan envases, lo que les dificulta la comercialización de sus producciones.

No son pocas las veces que estos productores se ven impotentes, porque pasan los días y las empresas comercializadoras del Ministerio de Comercio Interior no recogen sus cosechas. Gran parte de ellas se echan a perder y terminan como para alimento para los cerdos.

Recientemente en Güira de Melena, en la provincia Artemisa, 40 toneladas de boniatos que aguardaban en el Centro de Acopio de la localidad por más de 7 días, terminaron en la Empresa Porcina porque la Empresa Comercializadora del MINCIN no las recogió.

Cuando se indagó con los directivos de la Empresa de Acopio por qué permitieron que esto ocurriera, expresaron que por las órdenes recibidas: su empresa es mayorista y no pueden hacer función de minorista, aunque los productos se echen a perder.

Por esas trabas burocráticas, se perdió un alimento que no fue consumido por la población.

Inadmisibles negligencias como estas, muestran que la campaña oficial por la seguridad alimentaria es pura palabrería.

Como es típico de los burócratas que la culpa nunca caiga en suelo, los de arriba se sacuden, la tiran y la reciben los de abajo, que son los que tienen que pagar por la falta cometida.

Muestra de ese proceder que es típico de los dirigentes gubernamentales cubanos, una alta funcionaria del Ministerio de Comercio Interior, refiriéndose al boniato que se perdió en Güira de Melena expresó a periodistas de la TV que no existe justificación para que esto haya ocurrido. Señaló que existen 77 cooperativas que eran MAE y sus direcciones conocen que tienen autonomía para comprar y vender sin limitantes, sin empresas ni intermediarios.

La moraleja burocrática resultó que las empresas comercializadoras del MINCIN no fueron las responsables de lo ocurrido con las 40 toneladas de boniato. Aunque resulte sorprendente, la culpa recayó en los directivos de las nuevas cooperativas.

(Publicado originalmente en Primavera Digital, el 10/13/2013)