La dictadura y sus miedos

Antonio Rodiles proyecto Estado de Sats

El país se ha quedado sin opciones. Los ancianos lo saben, y los tanques en las calles es la idea. Prefieren el estado de sitio al estado de SATS.
Hace un tiempo, cuando Antonio Rodiles inició su proyecto Estado de SATS, unos pensaron que no duraría mucho; otros, que bien podía ser el origen de una oposición "light" tolerada por el régimen, a lo sumo, un ensayo más dentro de los muchos que el pueblo cubano ha tenido que ingeniar para abrir espacio a las opiniones diferentes.

Pero otra vez la dictadura cubana se supera a sí misma y arremete contra el benjamín de los proyectos democráticos autóctonos. La ingenuidad nos come cuando pensamos que los vitalicios gobernantes y sus secuaces son capaces de tolerar voces alternativas, ahí está vigente la Ley 88 (Ley Mordaza) para demostrar lo contrario.

El verbo dialogar está excluido del vocabulario totalitario. Raúl Castro es tan sordo como lo fue su hermano y es que tiene los mismos miedos: cualquier voz que no sea la suya, lo hace temblar. La palabra cambio, dicha por el hoy jubilado comandante en jefe, no significa lo mismo cuando un ciudadano cualquiera la lleva en su muñeca o la manifiesta a viva voz; entonces se convierte en desacato, alteración del orden y actividad mercenaria.

Otro opositor pacífico preso no va a detener el flujo de la corriente de pensamiento democrático en Cuba; de todos modos, en algún momento, el pueblo tomará conciencia de que es más importante que la disidencia organizada, de que tiene más fuerza que la Seguridad del Estado y su jauría, y que la desobediencia civil es el arma que más temen las dictaduras.

Las carestías cotidianas, la escasez de alimentos, el estado calamitoso de los sistemas de enseñanza y de salud, el incumplimiento crónico de los lineamientos del VI Congreso del Partido, la burla a la inteligencia que constituyen las elecciones del Poder Popular que no es poder ni es popular, ni son elecciones, el encarcelamiento de personas honestas por causas que nadie entiende, son razones suficientes para que de la frustración y desidia, el pueblo pase, de manera natural y espontánea, a la desobediencia.

El país se ha quedado sin opciones. Los ancianos lo saben, y los tanques en las calles es la idea. Prefieren el estado de sitio al estado de SATS.

Publicado en Primavera Digital el 3 de Diciembre del 2012.