Balseros cubanos cuentan su travesía al New York Times

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Rumbo a la Florida.(Captura de video-NYT)

“Coronamos”, dijeron en un video que publica este lunes el diario junto a un extenso reportaje sobre el viaje por mar de estos 12 migrantes, que arribaron a las costas de Florida el pasado 29 de abril.

Con la ayuda de la providencia y escoltados por delfines, 12 balseros cubanos llegaron a las costas de la Florida el pasado 29 de abril, tras un arriesgado viaje por mar que muchos no han logrado terminar con éxito.

“Coronamos”, dijeron en un video que publica este lunes el New York Times junto a un extenso reportaje sobre la travesía de estos migrantes que desde el principio sintieron que estaban “bendecidos”.

No son los primeros que documentan el arriesgado viaje hasta tocar tierra norteamericana en algunos de los cayos del Sur, o más arriba, en algún enclave del Golfo de México. Los balseros del reportaje del NYT no son muy diferentes a otros, pero ilustran al detalle el panorama de una crisis que parece no tener fin.

El bote utilizado por los 12 balseros fue construido de forma artesanal. (Captura de video/NYT)

Tras cinco días de viaje, magullados por el sol, hambrientos y temerosos de ser sorprendidos por los guardacostas, los 12 hombres desembarcaron en un muelle de Tavernier, en los Cayos de la Florida. Cuando se supieron al amparo de la ley, con los “pies secos” que garantizarían su permanencia en EEUU, marcaron el 911 en uno de los celulares que traían, y dieron notificación de su llegada a las autoridades.

La prensa miamense publica con frecuencia las notificaciones de la Guardia Costera informando de la llegada, intercepción en alta mar o repatriación a la isla de migrantes cubanos. En ocasiones las historias de balseros hacen titulares,y emergen los rostros de los protagonistas, como en este caso.

Desde el restablecimiento de relaciones entre EEUU y Cuba, en diciembre de 2014 los intentos de emigrar por esta vía se han intensificado, mientras una crisis de mayores dimensiones se desplaza de Norte a Sur, por Centroamérica.

Las autoridades estadounidenses hablan incluso de un éxodo superior al de la Crisis de los Balseros, en el verano de 1994, y lo atribuyen al miedo de que la Ley de Ajuste Cubano pueda ser derogada, y con ella los beneficios migratorios que favorecen a los cubanos.

Ciertamente los tiempos han cambiado. Aunque viajan en embarcaciones precarias, construidas de forma artesanal con los recursos que tienen a mano, los balseros de hoy día cuentan con sus teléfonos para comunicarse, tomar fotos y video, y orientarse con el GPS mientras sortean las traicioneras aguas del Estrecho de la Florida.

Si navegan literalmente con suerte, colgarán el video de la travesía en YouTube al día siguiente de arribar a Miami, pero mucho antes de eso necesitarán salir de Cuba, en medio del sigilo que una actividad ilegal, sancionada con multas y hasta la cárcel, implica.

El viaje, de principio a fin

El NYT relata que los 12 balseros mantuvieron ocultos sus planes de escape hasta de sus familiares. No querían que nada se filtrara más allá del estrecho círculo de los navegantes. Dos preguntas guiaron a los primeros en decidirse: quién quiere irse a Estados Unidos, y en quién podemos confiar.

El pintoresco grupo incluía a varios campesinos, un carpintero, un tatuador y hasta un DJ que tenía como segundo trabajo distribuir “El Paquete”. Uno de los balseros, Asael Verdoso, de 34 años de edad, había intentado irse de forma similar 3 años atrás, pero su balsa fue interceptada tras 8 horas de viaje.

El bote en el que viajaron hasta las costas de Florida.

​Yosvanys Chinea, el carpintero, y Edel Sánchez pasaron 20 días construyendo la embarcación en una casa de secado de tabaco. El bote, diseñado para transportar a seis personas, terminó cargando con 12. Todos ayudaron al propósito común: algunos tenían dinero para comprar vituallas, otros tenían músculos fuertes para remar, o conocimiento de navegación, para orientarse.

En medio de la noche, camuflado con hojas de palma, transportaron el bote con la ayuda de un viejo tractor hasta Punta de Judas, en Sancti Spíritus, de donde zarparon casi amaneciendo, el 17 de abril. Llevaban lo mínimo para sobrevivir varios días en altamar: 31 galones de agua, jugos, leche en polvo, galletas y latas de leche condensada. De tres ramas hicieron seis remos, y sus únicos “instrumentos de navegación” fueron tres teléfonos celulares. Rolando Quintero había conseguido una batería de computadora para cargar los teléfonos, la garantía de poder echar mano al GPS y marcar la ruta derechito a Florida.

Según el reportaje del NYT, los viajeros zarparon con el viento y la corriente en contra, y rezando por sus vidas a las 11 mil vírgenes.

Hice promesas a todo el mundo, a Dios, a la Virgen de la Caridad del Cobre”, dijo Quintero.

El viaje fue más largo de lo previsto, pero no se dieron por vencidos ni cuando comenzó a escasear el agua y la comida. Amontonados en el bote, dormían como podían, comían sus galletas y bromeaban todo el tiempo.

Nos reíamos de nuestra propia miseria, que es como se sobrevive en Cuba”, dijo uno de ellos.

Parada en Cayo Anguilla, Bahamas. Un solo pez, la cena para 12 hombres. (Captura de video/NYT)

Cuando dejaron atrás las costas cubanas hicieron una escala técnica en Cayo Anguilla, una isla desierta en Las Bahamas, para descansar, pescar algo y reponer fuerzas, pero pasaron una noche de pesadillas tratando de ahuyentar a las ratas. Al día siguiente izaron una bandera americana en el improvisado mástil de la embarcación y se hicieron nuevamente a la mar.

El viento no los ayudaba a avanzar, pero confiaban en que era una buena señal. Sin encuentros con los guardacostas, ni tormentas, ni dificultades con el bote, navegaban con suerte. A 18 millas de la Florida el GPS dio la señal que habían esperado durante 5 largos días. La tierra estaba cerca, la tierra que esperaban, y había que llegar a ella “con los pies secos”.

Comenzaron a remar en la oscuridad hasta que divisaron un muelle en la playa de Tavernier, y se dirigieron a él. Una vez en tierra, echaron mano al teléfono y dieron parte ellos mismos a las autoridades. Cuando la policía llegó, los balseros se tomaron fotos con los agentes, enarbolando su bandera americana.

Grupo de balseros cubanos que arribaron a Tavernier, Cayos de la Florida

Todo quedó documentado en el video, que narra el viaje de principio a fin.

No todos corren con igual suerte

Si se han hecho comunes las notas de llegadas de balseros, también abundan las de repatriaciones de cubanos que fueron interceptados cuando intentaban llegar a EEUU. Según la Guardia Costera, en lo que va de año fiscal, que comenzó el 1 de octubre, han sido interceptados más de 3.000 cubanos en el Estrecho de Florida. La medida inmediata aplicada en estos casos es la repatriación.

El caso más reciente, el de los 19 balseros que subieron al faro American Shoal Light, a 6.5 millas del Cayo Sugaloaf, para evadir a los guardacostas, todavía aguarda una solución.