Cuba: la policía al acecho de los ciudadanos

Carro policial. Vigilancia a disidentes en Holguín, Robier Cruz/ Reporta Cuba.

“He ido cuatro veces a la policía y siempre me dicen que sí que la van a devolver”, afirmó Deykel Arias, a quien la policía le ocupó una computadora en Holguín.

La policía confisca artículos a los ciudadanos y los mismos quedan en la total indefensión. Pero los argumentos son tan débiles que tienden a causar risa, a no ser por las consecuencias trágicas de tales actos.

A Deykel Arias Peña, residente en Buenaventura, Holguín, le ocuparon una computadora, la policía se presentó en su casa "sin ningún documento de ocupación", relató al programa Contacto Cuba, de Radio Martí.

“Se tiraron para dentro de la casa donde yo estaba, registraron sin una orden y sin nada. Lo que encontraron fue la computadora del hijo mío de ocho años, así, a la fuerza porque ellos quisieron llevársela”, indicó Arias.

Deykel Arias Peña es cristiano de la Iglesia Bautista en esa localidad holguinera y asegura que los intentos por recuperar el equipo han sido frustrantes. “He ido cuatro veces a la policía y siempre me dicen que sí que la van a devolver”, indicó.

Arias afirmó que no se ha decidido a realizar ninguna denuncia pertinente en los tribunales ni alguna otra institución. Su resolución está vinculada con la desesperanza “yo me he dado cuenta de una cosa, que los cubanos no valemos nada para la policía, simplemente te tratan como un perro”, concluyó.

José Manuel Álvarez y Nélida Nápoles son reporteros del proyecto independiente Palenque Visión, aseguran que les han detenido unas cinco veces, confiscado varias cámaras fotográficas y de video, memorias flash y dinero en efectivo.

“He sido detenido en reiteradas ocasiones por estar haciendo entrevistas en las calles, preguntándoles a las personas sobre diferentes temas. Fui detenido el 29 de julio e La Habana, me trasladaron hacia la unidad policial de Zapata y C, y fui deportado hacia Guantánamo, me ocuparon 35 CUC y una memoria de datos”, señaló.

Como en otras ocasiones los agentes del orden se sienten con la potestad de siquiera identificarse, tal como confirmó Álvarez: “...ellos ni se identifican, te arrebatan la cámara de la mano y luego se identifican como oficiales de seguridad del estado”, señaló.

Reportar lo que sucede a diario en la isla se ha convertido en un oficio peligroso. Además de las detenciones y amenazas de las autoridades policiales, aparecen otras consecuencias funestas para la vida de estas personas. Nélida Nápoles ha perdido la oportunidad de continuar sus estudios de Medicina en Guantánamo.

“Es problema del gobierno porque no entiendo que si dicen que hay libertad de expresión y prensa, no sé por qué tienen que ocurrir todas estas cosas, tenemos que trabajar con miedo en la calle”, señala Nápoles, que como trabaja en pareja con Álvarez, y ha sido detenida y amenaza en casi las mismas ocasiones.

Luego de compilar varios testimonios para su labor en Palenque Visión, llegó la reprimenda institucional, indica la joven Nélida Nápoles: “Yo estudiaba Medicina, me encontraba en tercer año y cuando fui a matricular a finales de agosto, me pusieron mil trabas, que tenía que esperar la rectora de la universidad, y que tenían que conversar conmigo porque yo me estaba uniendo a personas antisociales”, refirió.

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Confiscaciones a los ciudadanos en Cuba

La joven realizadora, Nélida Nápoles, asegura que ha hecho todas las gestiones para volver al recinto universitario y ha indagado por la decisión legal que justifique tal medida, pero solo ha encontrado referencias a la tristemente célebre frase de que “la Universidad es para los revolucionarios”.

Es activista de derechos humanos y ahora tiene un poco de entrenamiento sobre cómo hacer entrevistas para medios digitales. Yoandri Montoya Avilés también ha sido detenido y le han arrebatado dos veces cámaras fotográficas. La última vez, el 8 de septiembre pasado, estaba en el barrio “Rosa la bayamesa” de la oriental ciudad de Bayamo indagando sobre hechos de sangre ocurridos allí.

“En ese barrio han ocurrido más de ocho asesinatos en lo que va de año, y estaba allí haciendo entrevistas a estos jóvenes de por qué ocurre esto. Fui conducido a Instrucción Penal, conocido como operaciones, me ocuparon la cámara de video con dos tarjetas”, y agregó que fue objeto de amenazas por el jefe de la policía política en la provincia, para luego ser retenido por cerca de doce horas en el centro policial.

“Me vigilan, me acosan”, concluye Montoya Avilés.