Cuando los viajes a Cuba desde los Estados Unidos presuntamente experimentaban un momento de auge, el presidente Donald Trump anunció una nueva política hacia la isla que probablemente hará que disminuyan.
Aunque lo anunciado por Trump no es exactamente una cancelación de la política anterior, implementada por el expresidente Barack Obama, las medidas tienen a empresarios y analistas desubicados, asegura Forbes.
"Hay un millón de contradicciones", dice Julia Sweig, investigadora principal y experta cubana en la Escuela de Asuntos Públicos Lyndon B. Johnson, de la Universidad de Texas.
Forbes cita como ejemplo el hecho de que los operadores turísticos, los cruceros y las compañías aéreas de América seguirán siendo técnicamente capaces de operar en Cuba, y los ciudadanos estadounidenses todavía pueden comprar y traer a casa productos cubanos como el ron y los puros, fruto del relajamiento de las reglas que trajo el deshielo con Cuba iniciado por Obama en 2014.
Pero las nuevas políticas pusieron dos restricciones importantes: prohibir a estadounidenses patrocinar instalaciones relacionadas con el ejército cubano, y ejercer un control más estricto sobre los viajes de ciudadanos de EEUU a la isla.
"La organización estatal de turismo GAVIOTA es propiedad del ejército cubano y posee la mayor parte de la infraestructura turística de la isla", explicó a Forbes Marguerite Fitzgerald, socia de la oficina de Miami del Boston Consulting Group, y autora del Informe del BCG sobre turismo cubano.
"A los estadounidenses no se les permitirá hospedarse en hoteles cubanos, tomar autobuses cubanos o alquilar autos", puntializó Fitzgerald.
Forbes señala que el recorte en los viajes individuales de estadounidenses a la isla significará que la creciente red de hospedajes en Cuba tendrá un impacto negativo.
En un reporte reciente, Airbnb aseguró que 560.000 huéspedes pagaron unos 40 millones de dólares a los anfitriones privados en Cuba desde que la compañía entró en el mercado, en abril de 2015. Esto en un país donde, según Airbnb, el salario promedio mensual es de 30 dólares. Este año, Cuba ha sido el noveno mercado de Airbnb para los estadounidenses en el extranjero.
El anuncio de la Casa Blanca ordenó a los Departamentos de Comercio y Tesoro establecer reglamentos en el término de 30 días, pero Sweig espera que "cuando los reguladores traten de escribir las nuevas regulaciones, se atasquen".
Con ironía, dijo a Forbes: "Supongo que la gente de Trump publicará un mapa de Cuba con todos los lugares en que los estadounidenses no podrán ir a comprar una botella de agua, dormir, etcétera".
Mientras llegan las regulaciones, los operadores turísticos y de viajes están en el limbo.
"Queda por ver qué compañías de viajes, líneas de cruceros y proveedores de viajes podrán navegar con éxito las nuevas regulaciones y quiénes cesarán sus operaciones en Cuba", dijo a Forbes Jennine Cohen, directora general para las Américas en Geographic Expeditions, con sede en San Francisco, que ha operado viajes turísticos a Cuba durante 17 años.
(Redactado por Armando de Armas, con información de Forbes)