Cuentapropistas entregan su licencia ante la ley gubernamental que prohíbe la venta de ropa importada a partir de este primero de enero.
La indignación entre los cubanos crece cada día por la reciente decisión gubernamental que prohíbe la venta de ropas y otros productos importados, afirmó a Martí Noticias Armando González residente de la ciudad de La Habana, Cuba.
Armando asegura que la mayoría de los cuentapropistas que vendían ropa importada están devolviendo sus licencias desde que entró en vigor la nueva ley.
“La calle está vacía, no hay ningún tipo de venta ni de ropa, ni zapato, ni de artículos religiosos” dijo en entrevista al periodista José Luis Ramos.
EL trabajo por cuenta propia es una de las principales reformas acometidas por Raúl Castro, muchas personas llegaron al negocio de la venta de ropa al quedar desempleados luego de la reducción de plantilla estatal.
Según se ha informado la mayor parte de esas prendas llegan a Cuba en abultados equipajes de particulares, mucho de ellos cubanos que la compran en países como Panamá, Ecuador, Perú o Italia.
El problema es que los comerciantes que vendían esa mercancía lo hacían al amparo de la licencia de modistos o sastre que en rigor no contempla la comercialización de ropa comprada en el exterior.
“La multa que quieren imponer es de 400 dólares y pesos cubanos por primera vez, por segunda vez te llevan a los tribunales y te sancionan por contrabando” comentó Armando.
No sólo con la prohibición de venta de ropa importada está disgustada la población, a esto se suma los altos precios a la venta de vehículos nuevos y usados. Los más afectados fundamentalmente son los que cumplieron misiones bajo contrato, los cuales tuvieron que entregar el dinero con el compromiso de que podrían compran un auto y ahora, se sienten engañados, según nos dice González.
Armando asegura que la mayoría de los cuentapropistas que vendían ropa importada están devolviendo sus licencias desde que entró en vigor la nueva ley.
“La calle está vacía, no hay ningún tipo de venta ni de ropa, ni zapato, ni de artículos religiosos” dijo en entrevista al periodista José Luis Ramos.
EL trabajo por cuenta propia es una de las principales reformas acometidas por Raúl Castro, muchas personas llegaron al negocio de la venta de ropa al quedar desempleados luego de la reducción de plantilla estatal.
Según se ha informado la mayor parte de esas prendas llegan a Cuba en abultados equipajes de particulares, mucho de ellos cubanos que la compran en países como Panamá, Ecuador, Perú o Italia.
El problema es que los comerciantes que vendían esa mercancía lo hacían al amparo de la licencia de modistos o sastre que en rigor no contempla la comercialización de ropa comprada en el exterior.
“La multa que quieren imponer es de 400 dólares y pesos cubanos por primera vez, por segunda vez te llevan a los tribunales y te sancionan por contrabando” comentó Armando.
No sólo con la prohibición de venta de ropa importada está disgustada la población, a esto se suma los altos precios a la venta de vehículos nuevos y usados. Los más afectados fundamentalmente son los que cumplieron misiones bajo contrato, los cuales tuvieron que entregar el dinero con el compromiso de que podrían compran un auto y ahora, se sienten engañados, según nos dice González.
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