Economistas cubanos entrevistados por Radio Televisión Martí consideran que el desmantelamiento de la industria azucarera ha sido una de las peores decisiones económicas de la historia de Cuba.
Cuando en el mercado mundial se dispara el precio de la tonelada de azúcar y los expertos pronostican una gran demanda de este producto que ya se cotiza en 773 euros la tonelada, la cosecha cubana transita casi en 100.000 toneladas por debajo del plan previsto: moler 6.574.000 toneladas de caña para producir 455.198 toneladas de azúcar.
El Grupo Empresarial Azucarero (Azcuba) reconoció el mes pasado que la actual zafra se ve impactada por la falta de combustible y otros insumos necesarios y que hasta ese mes habían fabricado el 58 por ciento del azúcar previsto en el plan técnico económico.
En la zafra 2021-2022, en la que se produjeron 480.000 toneladas de azúcar, quedó registrada como la producción más baja en un siglo.
La última vez que la isla produjo menos de 400.000 toneladas fue en el año 1900.
“Nuestro país que era uno de los principales productores de azúcar en el mundo en los años 50. Por las decisiones de Fidel Castro, a comienzos de este siglo, cuando ordenó el cierre de los ingenios y el abandono de los campos de caña de azúcar al marabú, pues perdió esa cuota mundial", analizó el economista cubano Elías Amor Bravo.
En sus comentarios a Radio Martí el experto consideró el creciente valor de este producto y las ganancias que representaría para el país de no haberse abandonado esta industria.
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Amor Bravo valoró que, si en este momento Cuba produjera las 8 millones de toneladas que se llegaron a producir "en pleno arrebato revolucionario comunista", las ganancias "serían del orden de 7 mil a 8 mil millones de dólares".
En 1959, Cuba contaba con 156 ingenios azucareros y ese año la producción alcanzó las 5,6 millones de toneladas de azúcar, y posteriormente se elevó hasta 8 millones en 1970, cuando el gobierno revolucionario realizó una campaña masiva nacional con el propósito de lograr los 10 millones, algo que no se alcanzó.
La industria azucarera cubana, la otrora locomotora de la economía nacional, sufrió una drástica caída a partir de la década de los 1990, tras del desplome de la Unión Soviética, lo que ocasionó que en el año 2000 el gobierno cubano ordenara el desmantelamiento de unos 100 centrales y toda la estructura.
En la presente campaña azucarera en la isla solo muelen 23 centrales de los 56 ingenios que sobreviven.
La presente zafra cubana 2022-2023 comenzó a mediados del mes de noviembre, y en su momento funcionarios de AZCUBA, explicaron que el objetivo de la campaña era disminuir el número de centrales para buscar más eficiencia.
El también economista Ángel Marcelo Rodríguez Pita, señaló que la producción actual de Cuba solo alcanza para pagar los compromisos con China, lo que obliga al gobierno a importar azúcar para abastecer el mercado nacional.
“Tenemos algunos centrales funcionando, pero realmente no tenemos una industria consolidada como anteriormente la tuvimos, y hoy tenemos una obsolescencia tecnológica en lo que queda, en los rezagos de esa industria”, comentó el especialista.
En los últimos años la producción azucarera ha enfrentado problemas con sus equipos, falta de mantenimiento, además de deficiencias estructurales, averías y escasez de insumos, desde combustible y repuestos hasta fertilizantes, neumáticos y baterías.
La economista Martha Beatriz Roque Cabello aseguró a Radio Martí que apostar por el turismo envés del azúcar, fue una de las peores decisiones que tomó el gobierno de Fidel Castro.
“Desmantelaron una industria que por toda la vida fue lo que mantuvo a Cuba, y ellos decidieron eliminarla, por consiguiente eliminaron el ingreso principal que había en el país", señaló la opositora.
"En estos momentos estamos pagando las consecuencias de ser un país agrícola que no tiene productos agrícolas, un país rodeado de mar que no tiene pescado”, apuntó.