Se retira de Cuba importante cadena hotelera española

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Vista del Hotel Occidental Montehabana.

Un contrato de renovación por un plazo demasiado corto sería la causa de la salida de la isla de Occidental Hotels & Resorts, que tiene cuatro instalaciones en Cuba.

La cadena hotelera Occidental Hotels & Resorts, una de las diez primeras con base en España, no renovará los contratos de gestión de sus cuatro establecimientos en Cuba, que vencían a fin de año, lo que supone la salida de la isla de la cadena controlada por BBVA y la sociedad patrimonialista Partler 2006, según confirmaron fuentes del sector a la publicación española de negocios Cinco Días.

La decisión se habría adoptado considerando que los contratos que vencían a finales de año tendrían, en caso de renovarse, una duración de otros cinco años, lo que podría impedir a la cadena operaciones futuras.

El Occidental Miramar, uno de los dos hoteles urbanos en Cuba de la firma española Occidental Hotels & Resorts.

Occidental tiene en Cuba los hoteles urbanos Occidental Miramar y Occidental Montehabana, situados en el exclusivo reparto habanero de Miramar; y los complejos turísticos Allegro Varadero y Allegro Club Cayo Guillermo, este último incorporado a principios de 2014, según la agencia EFE.

Fuentes del sector han asegurado, además, que la salida de Cuba tendría un impacto escaso en la cuenta de resultados del grupo, dado que apenas suponen un 1% del flujo operativo de efectivo de la compañía.

Occidental Hotels & Resorts tiene unos 10.000 empleados y más de 80 hoteles en 58 destinos de 15 países de Europa, África y América, y es una de las cadenas líderes del panorama mundial en el sistema todo incluido. En el hemisferio occidental mantiene complejos turísticos en Aruba, Colombia, Costa Rica, República Dominicana y México.

Los actuales propietarios de la cadena hotelera, el grupo BBVA y Amancio Ortega (Partler 2006), mantienen sus planes de salir de Occidental Hoteles, en la que entraron en 2007 por unos 700 millones de euros.

Cinco Días apunta que la decisión de salir de Cuba podría facilitar el interés de grupos inversores de Estados Unidos en comprar su parte, dado que la legislación estadounidense les prohíbe tener intereses en la isla.