Una reportera estadounidense pone de relieve que a diferencia de la aplastante mayoría de la población de la isla los artistas son una excepción porque ganan un dinero inusitado en el país.
En la mayor parte del mundo los artistas luchan por poder sobrevivir, pero en Cuba por el contrario son parte de la minoría más acomodada, según un artículo que publica el periódico digital estadounidense The Daily Beast.
El artículo, escrito por una reportera de CNBC, pone de relieve que los artistas de la isla se benefician de una excepción del embargo impuesto por Washington a La Habana que autoriza a los estadounidenses a gastar dinero en arte cubano, y también de un “accidente histórico” que les permite quedarse con el dinero que ganan.
Dicho “accidente” se remonta a los duros tiempos del llamado periodo especial cuando se hizo una excepción especial con los artistas permitiéndoles viajar libremente al extranjero y regresar al país, y lo más importante, señala: “ser independientes como artistas y preservar el dinero que hiciesen”.
La publicación pone como ejemplo del éxito financiero de los artistas cubanos a Dionel Delgado, un pintor de 29 años cuya nueva galería es un apartamento que acaba de comprar en un excelente lugar de la Habana Vieja por el que transitan montones de turistas.
Al ser visitado en su estudio por la periodista, Delgado pintaba un paisaje de antemano vendido a una galería mexicana por $10 mil dólares, y según él como promedio vende alguna de sus obras cada dos meses.
El Beast recuerda que en virtud de las licencias concedidas por EE.UU. para promover los contactos “pueblo-pueblo” a los turistas estadounidenses se les prohíbe comprar todo tipo de souvenir, excepto libros, música y obras de arte.
“La mayoría de las pinturas –señala—se venden a los turistas por $100 dólares o menos. Vendiendo solo una al mes, un pintor gana más de doble que el cubano promedio, que en un trabajo del gobierno solamente percibe $19”.
El periódico también cita a Abel Barroso Arencibia, de 46 años, quien hace tallas en madera y en este momento está envuelto en una gran remodelación de su apartamento.
“Dos museos de Nueva York, el Whitney Museum of American Art, y el Museo de Arte Moderno –dice– tienen piezas suyas en sus colecciones. (Y Barroso) ha viajado por todo el mundo, desde EE.UU. hasta Japón” mucho antes que otros cubanos pudiesen hacerlo.
La nota también dice que una de pinturas de Delgado usada como portada de una revista muestra a personas que se aprestan a lanzarse al mar en cámaras de ruedas desde el malecón habanero, “una escena que repiten miles de cubanos que, desesperados por huir, se lanzan al océano”.
Cuando se le preguntó si la pintura tenía como intención criticar al gobierno—apunta—Delgado dijo que no, que la obra solo “habla de los problemas de Cuba”.
El artículo, escrito por una reportera de CNBC, pone de relieve que los artistas de la isla se benefician de una excepción del embargo impuesto por Washington a La Habana que autoriza a los estadounidenses a gastar dinero en arte cubano, y también de un “accidente histórico” que les permite quedarse con el dinero que ganan.
Dicho “accidente” se remonta a los duros tiempos del llamado periodo especial cuando se hizo una excepción especial con los artistas permitiéndoles viajar libremente al extranjero y regresar al país, y lo más importante, señala: “ser independientes como artistas y preservar el dinero que hiciesen”.
La publicación pone como ejemplo del éxito financiero de los artistas cubanos a Dionel Delgado, un pintor de 29 años cuya nueva galería es un apartamento que acaba de comprar en un excelente lugar de la Habana Vieja por el que transitan montones de turistas.
Al ser visitado en su estudio por la periodista, Delgado pintaba un paisaje de antemano vendido a una galería mexicana por $10 mil dólares, y según él como promedio vende alguna de sus obras cada dos meses.
El Beast recuerda que en virtud de las licencias concedidas por EE.UU. para promover los contactos “pueblo-pueblo” a los turistas estadounidenses se les prohíbe comprar todo tipo de souvenir, excepto libros, música y obras de arte.
“La mayoría de las pinturas –señala—se venden a los turistas por $100 dólares o menos. Vendiendo solo una al mes, un pintor gana más de doble que el cubano promedio, que en un trabajo del gobierno solamente percibe $19”.
El periódico también cita a Abel Barroso Arencibia, de 46 años, quien hace tallas en madera y en este momento está envuelto en una gran remodelación de su apartamento.
“Dos museos de Nueva York, el Whitney Museum of American Art, y el Museo de Arte Moderno –dice– tienen piezas suyas en sus colecciones. (Y Barroso) ha viajado por todo el mundo, desde EE.UU. hasta Japón” mucho antes que otros cubanos pudiesen hacerlo.
La nota también dice que una de pinturas de Delgado usada como portada de una revista muestra a personas que se aprestan a lanzarse al mar en cámaras de ruedas desde el malecón habanero, “una escena que repiten miles de cubanos que, desesperados por huir, se lanzan al océano”.
Cuando se le preguntó si la pintura tenía como intención criticar al gobierno—apunta—Delgado dijo que no, que la obra solo “habla de los problemas de Cuba”.