Cómo el régimen cubano se escuda en el COVID-19 para reprimir las voces disidentes

Un policía organiza una cola para comprar alimentos en La Habana. REUTERS/Alexandre Meneghini

Cuba reportó los primeros casos de coronavirus hace un año, un 11 de marzo de 2020. En todo este tiempo, el gobierno ha recrudecido la represión usando como pretexto la pandemia.

Ha habido arrestos, elevadas multas, hostigamiento, y actos de repudio contra opositores y activistas de derechos humanos, promovidos por las autoridades cubanas, las mismas que decretaban medidas para el distanciamiento social.

Lee también A un año del destape de la pandemia cubanos exponen las principales fallas en la gestión del Estado (FOTOS)

El activista Adrián Rubio vivió de cerca una de estas acciones, el pasado 22 de febrero. “Los mismos del acto de repudio tomando agua -a ellos sí no les ponen multa-, fumando y con el nasobuco de collar o en la mano”.

En un arresto reciente, Rubio fue llevado al centro de detención El Vivac, en La Habana, donde se encuentran las personas arrestadas por el uso incorrecto de la máscara o nasobuco, acusados de "propagación de epidemias".

Cuba, a un año del destape de la pandemia


Ochenta por celda”, relata Adrián Rubio. “Los presos se tienen que bañar cuando entra el agua, con agua fría; muchos de los oficiales que están allí se pasan los dos días que tienen de trabajo sin bañarse, porque no hay agua allí”.

Your browser doesn’t support HTML5

Opiniones sobre primer año de COVID-19 en Cuba

Amnistía Internacional también denunció la represión desatada en Cuba en el marco de la pandemia.

“Es vergonzoso cómo la censura de periodistas independientes en Cuba, que hemos documentado por décadas, pareciera agravarse en las últimas semanas, con denuncias de periodistas independientes multadas por informar sobre la pandemia de COVID-19 y su impacto en el país", dijo en mayo pasado Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

Lee también Amnistía Internacional, CPJ y Artículo 19 exhortan a Díaz-Canel a respetar la libertad de prensa

El mal manejo por parte de las autoridades cubanas de la pandemia llega hasta las prisiones del país, donde familiares de los reos denuncian lo que está sucediendo, según cuenta el médico y activista Ramón Zamora.

“De donde primero me llegó toda la información fue de la prisión de Guantánamo, una de las madres de los reclusos de allí […] justamente el hijo está con el COVID-19 y, según manifiestan ellos, no tienen medicamentos ni para tratar ni los dolores de cabeza”, denunció el Dr. Zamora.

Lee también "Durán jamás ha dicho que hay un caso en prisión": periodistas denuncian COVID-19 en al menos 7 cárceles


¿Oportunidad para el marketing político?

Los cubanos también critican las campañas para hacer creer a la ciudadanía que el medicamento Interferón constituye una protección efectiva.

El doctor holguinero Alexander Pupo Casas advierte que “el Interferón tiene una reacción adversa muy rara, que produce muerte súbita, es por eso por lo que en mi sala yo hice un ‘protocolo adyacente’ que limitaba el Interferón a los pacientes que realmente lo necesitaban, no a todos”.

Lee también Madres no confían en Soberana, la vacuna cubana contra el COVID-19

Los países latinoamericanos recibirán, entre marzo y mayo de 2021, más de 26 millones de vacunas de la iniciativa COVAX, promovida por la Organización Mundial de la Salud, a la que Cuba ha decidido no unirse, según declaraciones de Seth Berkley, director ejecutivo de la Alianza de Vacunas Gavi.

“Yo creo que esto responde”, explicó a Radio Martí el biólogo y activista Oscar Casanella, “a una operación de marketing político, como decir: nosotros no lo necesitamos, somos autosuficientes, porque nosotros mismos podemos fabricar nuestras vacunas y comenzar a vacunar".

“Eso, lo que está trayendo como resultado es que la población cubana va ser una de las que se va a vacunar más tardíamente en el mundo, y en la región de las Américas”, concluyó Casanella.

(A partir de un reporte de Ivette Pacheco para Radio Martí)