Según la historiografía oficial, Cuba solo fue soberana a partir de enero de 1959. Por tanto, el 20 de mayo es una fecha de escarnio nacional. Durante cinco décadas, el discurso de la autocracia verde olivo machaca la peregrina teoría que patria es sinónimo de revolución.
Melisa, 17 años, sentada en la escalinata que bordea un instituto preuniversitario en la barriada de la Víbora, se lo piensa antes de responder una pregunta que se antoja simple: ¿Cuándo nació la República de Cuba? Abre los ojos, gesticula con las manos y contesta: “El primero de enero”. Qué pena. Otra persona más equivocada. Indagué entre varios jóvenes y obtuve silencio o respuestas erradas.
Desconocían que una mañana soleada del 20 de mayo de 1902, Tomás Estrada Palma, primer presidente cubano, junto al general independentista Máximo Gómez, izó la bandera de la estrella solitaria frente a la Capitanía General, a tiro de piedra del puerto de La Habana.
Pero si la mayoría de niños y jóvenes te responden con sonrisas nerviosas que demuestran desconocimiento, adultos entre 30 y 45 años tampoco logran identificar el Día de la Independencia Cubana.
Y no son tontos ni analfabetos. Lidia, ingeniera, 35 años, sabe que el 4 de julio es el día de la independencia de Estados Unidos. Que el 9 de mayo de 1945 la antigua URSS derrotó al fascismo alemán y que en 1969 dos astronautas estadounidenses pisaron por vez primera la luna.
“Pero la verdad, tengo mis dudas si en Cuba existe un día de la independencia. Las fechas importantes de nuestra historia que estudié en la universidad fueron el 10 de octubre de 1868 y el 1 de enero de 1959, triunfo de la revolución. Creo que el 20 de mayo, el día que nació la república mediatizada no cuenta”, acota Lidia.
Bingo. La ingeniera habanera fue la única entre doce mujeres y hombres mayores de 30 años que reconoció que, para bien o para mal, algo había pasado en Cuba el 20 de mayo.
El poder autoritario instaurado por Fidel Castro hace 55 años no solo se puede medir por la eficacia de sus servicios especiales, control casi absoluto de los medios y una estructura vertical de gobierno basado en el ordeno y mando.
Los amanuenses castristas han sido muy hábiles a la hora de reescribir la historia. Fidel Castro invisibilizó la fecha. La borró de la memoria colectiva. Hasta 1958, el 20 de mayo era un día de orgullo nacional.
“Mis padres, mis hermanos y yo nos estrenábamos una muda nueva de ropa, colocábamos flores en un busto de Martí y salíamos a pasear por el Malecón. Estudié en una escuela pública y los 7 de diciembre, aniversario de la muerte de Antonio Maceo, visitábamos a viejos mambises en un hogar de ancianos. Ellos nos contaban contaban anécdotas de la Guerra de Independencia. Muchos vecinos colocaban banderas en las puertas o balcones de sus casas. Era una auténtica fiesta de cubanía”, evoca Antonio, jubilado de 79 años.
Ahora, el régimen controla toda la información. En novelas, documentales y programas humorísticos, se ha ridiculizado la etapa republicana. Se nos vende como un 'hato de ladrones y corruptos de cuello blanco' que desplumaban al erario estatal.
Según la historiografía oficial, Cuba solo fue soberana a partir de enero de 1959. Por tanto, el 20 de mayo es una fecha de escarnio nacional. Durante cinco décadas, el discurso de la autocracia verde olivo machaca la peregrina teoría que patria es sinónimo de revolución.
Con brocha gorda nos pintan un cuadro patético de los años republicanos. Todo funcionaba mal. O no funcionaba. Había hambre y pululaba la miseria. Los políticos, dicen, iban a trabajar con una pata de cabra camuflada en sus guayaberas blancas.
Han intentado suprimir los logros jurídicos, económicos y sociales durante la república. Se obvia que ya para 1958, en la isla había más empresarios cubanos que extranjeros. Exportábamos zapatos, azúcar, café y carne de res, entre otros alimentos. Sí, había políticos corruptos, instituciones frágiles y gorilas golpistas.
Pero en los 56 años de República (1902-1958), se instauró un poder judicial independiente, prensa libre y una avanzada Constitución, aprobada en 1940. Cuba, es cierto, debía transformar el estado de cosas. Pero hacia una democracia mejor.Cada primero de enero es un mensaje de ida y vuelta para futuros políticos, de lo que jamás se debió haber hecho: negar el pasado.
Desconocían que una mañana soleada del 20 de mayo de 1902, Tomás Estrada Palma, primer presidente cubano, junto al general independentista Máximo Gómez, izó la bandera de la estrella solitaria frente a la Capitanía General, a tiro de piedra del puerto de La Habana.
Pero si la mayoría de niños y jóvenes te responden con sonrisas nerviosas que demuestran desconocimiento, adultos entre 30 y 45 años tampoco logran identificar el Día de la Independencia Cubana.
Y no son tontos ni analfabetos. Lidia, ingeniera, 35 años, sabe que el 4 de julio es el día de la independencia de Estados Unidos. Que el 9 de mayo de 1945 la antigua URSS derrotó al fascismo alemán y que en 1969 dos astronautas estadounidenses pisaron por vez primera la luna.
“Pero la verdad, tengo mis dudas si en Cuba existe un día de la independencia. Las fechas importantes de nuestra historia que estudié en la universidad fueron el 10 de octubre de 1868 y el 1 de enero de 1959, triunfo de la revolución. Creo que el 20 de mayo, el día que nació la república mediatizada no cuenta”, acota Lidia.
Bingo. La ingeniera habanera fue la única entre doce mujeres y hombres mayores de 30 años que reconoció que, para bien o para mal, algo había pasado en Cuba el 20 de mayo.
El poder autoritario instaurado por Fidel Castro hace 55 años no solo se puede medir por la eficacia de sus servicios especiales, control casi absoluto de los medios y una estructura vertical de gobierno basado en el ordeno y mando.
Los amanuenses castristas han sido muy hábiles a la hora de reescribir la historia. Fidel Castro invisibilizó la fecha. La borró de la memoria colectiva. Hasta 1958, el 20 de mayo era un día de orgullo nacional.
“Mis padres, mis hermanos y yo nos estrenábamos una muda nueva de ropa, colocábamos flores en un busto de Martí y salíamos a pasear por el Malecón. Estudié en una escuela pública y los 7 de diciembre, aniversario de la muerte de Antonio Maceo, visitábamos a viejos mambises en un hogar de ancianos. Ellos nos contaban contaban anécdotas de la Guerra de Independencia. Muchos vecinos colocaban banderas en las puertas o balcones de sus casas. Era una auténtica fiesta de cubanía”, evoca Antonio, jubilado de 79 años.
Ahora, el régimen controla toda la información. En novelas, documentales y programas humorísticos, se ha ridiculizado la etapa republicana. Se nos vende como un 'hato de ladrones y corruptos de cuello blanco' que desplumaban al erario estatal.
Según la historiografía oficial, Cuba solo fue soberana a partir de enero de 1959. Por tanto, el 20 de mayo es una fecha de escarnio nacional. Durante cinco décadas, el discurso de la autocracia verde olivo machaca la peregrina teoría que patria es sinónimo de revolución.
Con brocha gorda nos pintan un cuadro patético de los años republicanos. Todo funcionaba mal. O no funcionaba. Había hambre y pululaba la miseria. Los políticos, dicen, iban a trabajar con una pata de cabra camuflada en sus guayaberas blancas.
Han intentado suprimir los logros jurídicos, económicos y sociales durante la república. Se obvia que ya para 1958, en la isla había más empresarios cubanos que extranjeros. Exportábamos zapatos, azúcar, café y carne de res, entre otros alimentos. Sí, había políticos corruptos, instituciones frágiles y gorilas golpistas.
Pero en los 56 años de República (1902-1958), se instauró un poder judicial independiente, prensa libre y una avanzada Constitución, aprobada en 1940. Cuba, es cierto, debía transformar el estado de cosas. Pero hacia una democracia mejor.Cada primero de enero es un mensaje de ida y vuelta para futuros políticos, de lo que jamás se debió haber hecho: negar el pasado.