Debaten en Tampa sobre relaciones EEUU-Cuba

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Debate sobre las relaciones EEUU-Cuba, en Ybor City, Tampa.

Los activistas políticos Ralph Fernández y Al Fox defendieron sus encontradas posiciones sobre las relaciones entre los dos países, en un debate auspiciado por el Bay Club Tigre.

Los activistas políticos Al Fox y Ralph Fernández, residentes en Tampa, sostuvieron un colorido debate sobre las relaciones EEUU-Cuba el lunes por la noche, en el Centro Asturiano de Ybor City, organizado por el Bay Club Tigre.

Durante el evento, que fue promocionado como "El gran debate", los activistas polemizaron durante 90 minutos sobre si Estados Unidos debería poner fin al embargo económico contra el régimen de Castro. Una nutrida concurrencia acogió el encuentro con beneplácito, a juzgar por las risas que provocó el enfrentamiento entre estos dos apasionados activistas del tema cubano, señaló Mithc Perry en el SaintPetersBlog.

Fernández, de 63 años, nació en Cuba pero se mudó a Tampa en 1961 a la edad de 8 años, donde ha sido durante mucho tiempo la fuente de referencia para medios locales o nacionales que buscan escuchar un punto de vista crítico sobre el régimen castrista. Como abogado, Fernández ha defendido a varios opositores cubanos ante las cortes de Estados Unidos.

Fox, por su parte, era hasta hace poco una voz solitaria en Tampa, en la defensa de los líderes empresariales y políticos que favorecen el restablecimiento de las relaciones con el Gobierno cubano.

A pesar de los diferencias, ambos activistas coincidieron durante el debate en temas controversiales como eliminar la ley de Ajuste Cubano, que según Fernández "crea un atractivo para que mucha gente venga a este país, y se dediquen luego a negocios ilícitos como la droga, el desfalco a los programas de salud y a violar el sistema en su conjunto".

Razones de seguridad nacional sirvieron de consenso para que ambos activistas defendieran la misma posición con respecto a la Base Naval de Guantánamo, cuyo cierre y devolución reclama el gobernante cubano Raúl Castro como condición indispensable para normalizar las relaciones con Estados Unidos.

"Raúl Castro puede poner eso sobre la mesa todo lo que quiera", dijo Fox. "Nosotros no vamos a renunciar a ella, ciertamente no en el corto plazo".

Las coincidencias fueron opacadas por momentos de mayor tensión como cuando Fox recordó que en el 2006, durante su candidatura al Congreso por el Condado de Hillsborough, Fernández imprimió un volante que decía: "Dé a Fidel Castro una voz en el Congreso de Estados Unidos: vote por Al Fox".

"Eso fue un golpe bajo", dijo Fox, quien agregó que en la noche de este lunes Fernández parecía menos estridente. "Creo que él entiende, como muchos, que lo que estamos tratando de hacer es analizar la situación cubana, y ver cómo podemos evitar los errores que este país cometió en el pasado, para no repetirlos en el futuro", respondió Fernández.

Fox, de 41 años, quien vivió y trabajó en Washington, dijo que las diferencias políticas en Tampa son simples, comparadas con el ambiente de la capital: "Somos aficionados aquí,", dijo, provocando grandes carcajadas entre los asistentes.

En sus observaciones finales, Fernández abordó el tema del Consulado cubano en Tampa, que no había sido mencionado por el panel de periodistas. "No creo que es una buena idea", dijo Fernández. "Traería conflictos a esta área", afirmó.

Aunque la mayoría del liderazgo político y empresarial de Tampa apoya los esfuerzos de Fox para renovar las relaciones con Cuba, el alcalde de esa ciudad, Bob Buckhorn, ha dicho que es neutral en la discusión sobre el Consulado, porque desea respetar los sentimientos de la comunidad cubana exiliada en Tampa. "El Alcalde está equivocado, carece de liderazgo", subrayó Fox.