Delincuentes cubanos se regalan en redes sociales posteando selfies con la misma ropa

Captado en cámara: El cubano José Quiñones en el video de vigilancia de una gasolinera Tops en Hamburg, West New York.

La captura de seis cubanos que robaban números de tarjetas de crédito en el oeste del estado de Nueva York revela como los investigadores cotejan en las redes sociales pistas como la misma ropa o, gafas, o una ubicación distante de la residencia de los cacos.

Seis personas de origen cubano residentes en la Florida ─cuatro hombres y dos mujeres─ fueron condenados o están esperando sentencia por haber cometido un masivo fraude relacionado con el robo de números de tarjetas de crédito estimado en un millón de dólares, tan lejos como en el oeste del estado de Nueva York.

Los métodos no eran nuevos: copiar la información de la cinta magnética de las tarjetas mediante un dispositivo colocado en el lector de tarjetas de las bombas de gasolina; o comprar los números en los sitios web de hackers.

Lo que sí es más novedoso es cómo los agentes federales y estatales llegaron a ellos.

Había marihuana, pero iban por otra cosa

El sitio web de noticias locales The Batavian reporta que cuando en enero de 2015 agentes estatales y federales allanaron una vivienda en Batavia, capital del condado de Genessee, cerca de la frontera canadiense, los vecinos creyeron que andaban en busca de cultivos de marihuana en hidropónicos. En realidad andaban tras el fraude con tarjetas y de los cubanos, quienes se habían establecido en Batavia y la cercana Lockport.

Aunque la red parece haber involucrado hasta 25 personas, los investigadores concentraron sus esfuerzos en los individuos contra quienes consiguieron las pruebas más sólidas.

Seis meses tardaron Ron Wilson y John DiPasquale, investigadores de la Policía Estatal en Batavia y Lockport, respectivamente, en construir el caso junto con los federales Sean Needham, del Departamento de Seguridad Interna, y John Ferris, del Servicio Secreto

Skimmer (d) que se inserta en el lector de tarjetas de crédito (i) para robar la información.

Todo comenzó con una denuncia presentada a un patrullero estatal por un ciudadano que tenía su tarjeta en su poder, pero esta había sido usada para hacer una compra lejos de su casa. El asunto le fue comisionado a Wilson, quien descubrió en los videos de vigilancia a dos individuos que operaban coordinadamente.

Las fotos fijas circuladas no arrojaron resultados hasta que fueron publicadas en el sitio CrimeStoppers, donde Needham las vio y llamó a Wilson para decirle que creía que tenía a uno de ellos.

El cubano Misael Toledo Rios fue citado para interrogatorios. Wilson se dio cuenta de que Toledo no era de los que buscaba, pero tenía antecedentes penales relacionados con las tarjetas de crédito y admitió algunas cosas que pusieron en alerta a los detectives.

Mientras las denuncias de fraudes se sucedían, Welch llamó a Wilson para decirle que llevaba un caso similar y que los sujetos del video captado en Hamburg eran los mismos de un video relacionado con otro fraude en East Aurora.

DiPasquale también llamó al detective de Batavia y le dijo que el banco Cornerstone les había entregado información sobre 200 clientes perjudicados por la clonación de tarjetas. Los agentes supieron entonces que tenían el mismo tipo de pesquisa en sus manos, aunque no tenían seguridad de que los delincuentes fueran los mismos. Por lo pronto, decidieron compartir sus esfuerzos.

Pistas en las redes sociales

Los sospechosos, particularmente el hombre del video de Hamburg, ofrecían un torrente de pistas al mostrarse con frecuencia ante las cámaras de las tiendas, y si sus caras se pudieron asociar con los nombres fue gracias a sus posts en las redes sociales, donde aparecían con la misma ropa, gafas de sol o anillos, que eran claramente visibles en los videos.

A partir de la correspondencia entre las transacciones fraudulentas y la información conseguida en las redes sociales los investigadores pasaron a conectar ubicaciones, compras, fechas y horas.

Combinación fotográfica de Santurio.

Por ejemplo, una de las mujeres, Yaily Santurio, generalmente posteaba desde Tampa, donde residía con sus dos hijos, pero en el mismo día de una de las compras fraudulentas colgó una foto geolocalizada en Oakfield, New York. En otra selfie se podía identificar claramente en el fondo la tienda Walmart de Batavia.

A fin de obtener una orden de allanamiento de las viviendas se necesitaba evidencia sólida y Wilson empezó a mandar a examinar la basura de la casa en Batavia, por lo que pudo establecer que también había un cultivo de marihuana en su interior.

Preocupados por que fueran a terminar su operación en West New York y regresar a la Florida, los detectives aprovecharon una denuncia de fraude en De Witt, condado de Onondaga, y el detalle de que los sospechosos aún estaban en la tienda.

Dos sujetos que fueron arrestados e interrogados confirmaron que había más involucrados. Se determinó dónde se hospedaban y qué vehículos conducían. Seis en total fueron arrestados y acusados en De Witt..

Mientras tanto el Fiscal de Distrito consiguió las órdenes de allanamiento de las viviendas en Batavia y Lockport. En su interior se encontraron cientos de tarjetas en blanco, aparatos y programas para falsificarlas y evidencias de anteriores compras. Con las tarjetas clonadas los miembros de la red compraban gafas de sol, ropa, y joyas caras, así como gasolina que luego revendían.

A continuación, datos sobre los cubanos detenidos:

En el sentido de las manecillas del reloj, Yayly Santurio; Claudia Díaz; Misael Toledo; Eduardo Hernández; José Quiñones; Yasser Carrillo.

Jose Luis Valdivia Quiñones, de 41 años, de origen cubano y residente en Tampa. Declarado culpable de fraude bancario, fue sentenciado a 10 meses de prisión y a restituir $1,642.51. Fue uno de los dos hombres captados en el video de vigilancia de Hamburg.

Eduardo Hernandez Quiñones, de 46 años, de origen cubano y ex residente de Miami. Declarado culpable de conspiración para cometer fraude bancario, fue sentenciado a 31 meses de prisión y a restituir $13,785.29.

Misael Toledo Rios, de 46 años, de origen cubano y ex residente de Miami, Declarado culpable de conspiración para cometer fraude bancario, fue sentenciado a 31 meses de prisión y a restituir $13,785.29.

Yasser Carrillo Chartrand, de 24 años y de origen cubano, se declaró culpable de conspiración para cometer fraude en giros. Será sentenciado en septiembre.

Claudia Diaz Diaz, de 22 años, de origen cubano, declarada culpable de conspiración para cometer fraude bancario, fue sentenciada al tiempo cumplido en prisión y tres años en probatoria. Diaz usó 79 cuentas diferentes de tarjetas de crédito, pero no fue vinculada a la operación para obtener los números y fabricar los clones..

Yaily Santurio Milian de 22 años, de origen cubano. Declarada culpable de conspiración para cometer fraude bancario debió haber sido sentenciada en mayo, pero no hay información disponible sobre su sentencia.