Denuncian uso de antiterrorismo como falso pretexto para reprimir libertad religiosa

El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, en el discurso de inauguración de la cumbre ministerial sobre libertad religiosa.

Los participantes en la Conferencia Ministerial para Promover la Libertad Religiosa que se desarrolló en Washington entre los días 25 y 26 de julio, denunciaron en una declaración el uso del antiterrorismo como un falso pretexto para la represión de la libertad religiosa, y los casos de regímenes como China e Irán.

Representantes de la comunidad internacional procedentes de unos 80 países condenaron en el texto “la justificación de las violaciones de la libertad religiosa, la persecución de grupos religiosos y la represión de la disidencia política pacífica por parte de actores de la sociedad civil, incluidos miembros de comunidades religiosas, bajo la apariencia de antiterrorismo u otros imperativos de seguridad".

Los firmantes de la declaración subrayaron la necesidad de políticas antiterroristas efectivas y respetuosas de los derechos religiosos, y deploraron "el uso indebido y el abuso de las leyes y prácticas para imponer el poder del Estado a expensas del respeto por la libertad religiosa y otros derechos civiles y políticos".

La declaración señaló la violación de los derechos humanos, los procedimientos utilizados para alistar y radicalizar a las personas para cometer crímenes amparados en la religión como amenazas cada vez más habituales a la libertad de religión en el mundo.

Ante estas amenazas, los participantes en la conferencia ministerial se comprometieron a "seguir apoyando a las personas y comunidades que han sido objeto de violencia terrorista, y responsabilizar a los perpetradores del terrorismo mediante el uso de políticas, prácticas y leyes que cumplan con las leyes internacionales de derechos humanos y humanitarias".

Preocupante situación en China

Sobre China, los representantes dijeron estar muy preocupados por las restricciones significativas a la libertad religiosa en ese país, e instaron “al Gobierno chino a respetar los derechos humanos de todas las personas".

"Numerosos miembros de minorías religiosas en China, incluidos musulmanes uigures, hui y kazajos; budistas tibetanos; católicos; protestantes y Falun Gong, son blanco de grave represión y discriminación debido a sus creencias. Estas comunidades informan periódicamente sobre incidentes en los cuales se cometen presuntas torturas, abusos físicos, arrestos arbitrarios, detenciones, imposición de penas de prisión u hostigamiento por parte de autoridades contra fieles que pertenecen a grupos religiosos que están o no registrados, debido a actividades vinculadas con sus creencias religiosas y prácticas pacíficas", indica el texto.

Tibetanos gritan consignas durante una manifestación.


La declaración subraya que el régimen comunista chino "restringe la oportunidad de elegir el tipo de educación religiosa y el seguimiento o veneración a los líderes de los diferentes grupos de fe". También omite, agrega el texto, “la identidad religiosa, lingüística y cultural de los musulmanes uigures y los budistas tibetanos”.

Por esa razón, los representantes exhortaron “enérgicamente al Gobierno de China a proteger la libertad religiosa de todas las personas, y respetar los derechos humanos de todos los miembros de organizaciones religiosas, de conformidad con los compromisos internacionales asumidos por China de respetar la libertad de religión.

El caso de Irán

El texto también condenó las "violaciones sistemáticas, constantes y atroces de la libertad religiosa que tienen lugar en Irán", y pidió a las autoridades de ese país que garanticen la libertad religiosa para todos.

"Muchos miembros de las minorías religiosas iraníes, incluyendo bahá’ís, cristianos, judíos, zoroastrianos y musulmanes sufíes y sunitas enfrentan discriminación, acoso y encarcelamiento injusto debido a sus creencias. Cientos de personas permanecen injustamente detenidas, y se han producido varias muertes a manos de las brutales fuerzas de seguridad iraníes", denuncia la declaración.

Iranies protestan en una calle cerca del Gran Bazar de Teherán.


Los representantes de la comunidad internacional reunidos en la conferencia en Washington señalaron que "bajo el amparo del poder, el gobierno de Irán asesina a disidentes, reformadores políticos y manifestantes pacíficos por cargos presentados debido a sus creencias o actividades religiosas pacíficas".

”La blasfemia, la apostasía en el Islam y los esfuerzos para hacer proselitismo a los musulmanes son punibles con la muerte, en contra de las obligaciones internacionales de derechos humanos de Irán”, subrayó.

Los rubricantes de la declaración concluyeron que "los países que respetan y garantizan la libertad religiosa y otros derechos humanos son más seguros, más estables y más pacíficos que aquellos que no lo hacen, por lo que instaron al Gobierno de Irán a que "cese sus violaciones de la libertad religiosa y garantice que todas las personas, independientemente de sus creencias, reciban el mismo trato y puedan vivir sus vidas y ejercer su fe en paz y seguridad”.

(A partir de informes de la Conferencia Ministerial para Promover la Libertad Religiosa y el Departamento de Estado)