El presidente Nicolás Maduro afirmó este lunes frente a sus aliados del Alba que desde Washington se está bloqueando el diálogo con la oposición que protesta airadamente en las calles de Caracas, para "reventar" e "intervenir" en Venezuela.
Durante un acto de solidaridad con su gobierno en La Habana, encabezado por Raúl Castro y cancilleres o representantes del bloque de izquierda, Maduro alertó igualmente que su país "está en la mira".
"La verdad verdadera es que se ha dado la orden desde Washington de cero diálogo en Venezuela y reventar a nuestro país para una intervención extranjera", señaló el mandatario.
Aunque consideró "absolutamente inviable" esa supuesta conspiración, insistió en que su gobierno está enfrentando y venciendo un "golpe de Estado", en medio de las protestas que han derivaron en duros choques con la policía en los últimos días.
Al mismo tiempo Maduro, que gobierna con el apoyo de los militares y del núcleo duro del chavismo, encara fuertes críticas internacionales por fallos contra el Parlamento de mayoría opositora, y más recientemente por la sanción que inhabilitó electoralmente a Henrique Capriles, enconado adversario del gobierno.
En ese contexto, el líder venezolano arremetió otra vez contra la OEA y su secretario general, Luis Almagro, a quién llamó "basura de basuras", "escoria" y "traidor de traidores", y rechazó las denuncias que a su vez le endilgan un "golpe de Estado".
"Golpe de Estado estamos enfrentando en este momento y lo estamos derrotando en Venezuela, pero lo está dando la derecha oligárquica subordinada a los intereses de Estados Unidos", agregó.
A la tensión en las calles se suma la severa escasez de alimentos y medicinas con la que deben lidiar a diario los venezolanos, a raíz del desplome de los precios del petróleo.
Desde el 1 de abril, la oposición se está movilizando en rechazo a dos sentencias con las que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se adjudicó temporalmente los poderes del Legislativo y retiró la inmunidad a los diputados, alegando desacato a sus fallos.
Los manifestantes exigen elecciones generales, respeto a la autonomía del Legislativo y la liberación de opositores presos.
El TSJ -al que la oposición acusa de servir a Maduro- anuló parcialmente los dictámenes en medio de una fuerte presión internacional, que denunció un quiebre democrático en el país con las mayores reservas petroleras mundiales.
En las manifestaciones ha muerto un joven y decenas de personas han resultado heridas y detenidas. Igualmente hubo destrozos el sábado en una sede del poder judicial.
Según Maduro, "la arremetida" de la oposición y de "gobiernos de derecha neoliberales y muy fracasados" responde a "las nuevas corrientes extremistas que dirigen el gobierno y toman decisiones en los Estados Unidos".
El presidente pronunció un largo discurso al término de la reunión de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), convocada en apoyo a su gobierno.
Los aliados de Caracas, a la cabeza Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, rechazaron en una declaración "las agresiones y manipulaciones concertadas" contra el gobierno venezolano, que "amenazan tanto su soberanía, independencia y estabilidad, como las de toda la región".
"Condenamos la injerencista, ilegal y proimperialista conducta del Secretario General de la OEA" y "exigimos" a esa organización "explicar su selectividad política, para amparar los golpes de Estado y la subversión contra gobiernos progresistas (...), así como su silencio respecto a las desapariciones forzadas y a los asesinatos de periodistas y líderes políticos y sociales", anotaron.
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