El exilio "para ponerse a salvo y fuera del alcance de la dictadura cubana" trae consigo, para algunos, una travesía casi interminable y peligrosa hasta llegar a un país de libertad, como le sucedió al reconocido activista Oscar Antonio Casanella Saint-Blancard.
El destacado opositor llegó a Miami el 19 de enero, con su esposa embarazada de siete meses y su hijo de cuatro años, después de cuatro semanas de estar en un limbo legal y con el terrible miedo de ser devuelto a Cuba.
El bioquímico, expulsado en 2016 del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), donde trabajaba desde 2004, también fue profesor de la Facultad de Biología de la Universidad de la Habana. Fue apartado de la vida profesional en ambas instituciones tras cuestionamientos de la Seguridad del Estado por su vínculo con opositores como Ciro Javier Díaz Penedo, Eliécer Ávila y su participación en actividades de Estado de SATS en casa de Antonio Rodiles.
Lee también El Oncológico expulsa a un investigador por presiones de la Seguridad del EstadoEn noviembre de 2020, el científico fue uno de los acuartelados del Movimiento San Isidro que protagonizaron una huelga de hambre para exigir la liberación del rapero y activista Denis Solís.
Lee también Oscar Casanella anuncia salida al exilio "con el dolor de un patriota obsesionado con la libertad"El viernes Casanella pudo contar a sus seguidores en redes sociales cómo fue la travesía de esta familia desde su salida de Cuba:
"Amigos, mi esposa con 6 meses de embarazo, mi hijo de 4 años y yo logramos salir de Cuba el 10 de diciembre de 2021. El régimen de Nicaragua rechazó la entrada de mi familia informándome de esta decisión cuando me encontraba haciendo una escala de aeropuerto con la excusa de que nuestra prueba de PCR de COVID-19 no era un PCR sino un test rápido de antígeno de SARS CoV-2. En el aeropuerto de Ciudad México fuimos detenidos, nos retiraron los teléfonos, el equipaje y nos separaron a mi esposa y a mi dejando a mi hijo con ella. En el aeropuerto de Bogotá, Colombia estuvimos una semana de limbo migratorio, bajo riesgo de ser devueltos a Cuba, sin bañarnos, durmiendo en el piso hasta que gracias a varios amigos Migración Colombia nos entregó un salvoconducto y pudimos salir del aeropuerto. Intentamos nuevamente viajar a Nicaragua y volvimos a hacernos pruebas de PCR para COVID-19. Fuimos rechazados por segunda vez por el régimen de Nicaragua quedando varados en el aeropuerto de Costa Rica en otro limbo migratorio. Logramos salir con salvoconducto del aeropuerto Juan Santamaría y continuamos viaje irregular hacia la frontera sur de EUA.
Esta travesía fue extremadamente difícil pues la hicimos totalmente ilegal evitando ser detectados por los agentes de migración de los países centroamericanos, temiéndole principalmente a Migración Nicaragua y a Migración México. Mi esposa ya con 7 meses de embarazo, mi hijo de 4 años y yo tuvimos que montar caballos de madrugada, cruzar ríos, barrancos, hacer caminatas e ir escondidos y en formas muy incómodas dentro de diferentes medios de transporte. El día 16 de enero llegamos a “El Paso” Texas y nos entregamos a las autoridades migratorias de EUA, fuimos liberados el día 18 de enero y llegamos el día 19 al aeropuerto de Miami".
La salida de Casanella es la más reciente en una ola de exilios de activistas y periodistas que salen del país ahogados por la represión y el hostigamiento de la Seguridad del Estado.
Más de 20 miembros de la sociedad civil independiente se han visto obligados a salir de Cuba en los últimos meses, entre ellos el artista plástico Hamlet Lavastida; su pareja, la escritora Katherine Bisquet, el rapero Eliécer Márquez "El Funky"; el fundador de la plataforma Archipiélago, Yunior García Aguilera, y la curadora de arte Claudia Genlui, entre otros.