El huracán Otis causó estragos en el célebre destino turístico mexicano Acapulco, cobrándose 27 vidas, según el Gobierno, y dejando a su paso daños por valor de miles de millones de dólares.
Es una de las tormentas más fuertes que ha sufrido el país. El huracán de categoría 5 azotó México el miércoles, provocando una brutal embestida con vientos que alcanzaron un máximo de 260 km/h y rachas que llegaron hasta los 315 km/h.
El ciclón causó una devastación generalizada en Acapulco, inundando vías públicas, arrancando tejados de residencias y hoteles, sumergiendo vehículos y cortando las conexiones de comunicaciones, carreteras y aéreas.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó el viernes de que había restablecido el 50% del servicio eléctrico en Guerrero, "a pesar de los obstáculos de acceso y comunicación encontrados por el personal de la empresa estatal".
Para evacuar a los turistas, el viernes se habilitará un puente aéreo entre Acapulco y la capital, informó la Secretaría de Transportes, tras anunciar que la torre de control del Aeropuerto Internacional de Acapulco volvió a funcionar.
Los residentes locales acudieron en masa a las gasolineras con la esperanza de encontrar algo de combustible para seguir trabajando o abandonar la ciudad después de que Otis se intensificara de forma inesperadamente rápida frente a la costa del Pacífico.
El huracán desprendió secciones de edificios en el centro de Acapulco. Algunos medios de comunicación mexicanos publicaron videos de saqueos en la ciudad. Reuters no pudo confirmar de inmediato el contenido de las imágenes.
Dos buques se dirigen al centro turístico transportando dos plantas purificadoras de agua, una cocina móvil, cuatro plantas eléctricas y dos motobombas, informó también la Secretaría de Marina (Semar).
Según las autoridades, Otis ha sido la tormenta más potente que ha azotado la costa mexicana del Pacífico, aunque el huracán Patricia, que azotó el balneario de Puerto Vallarta ocho años antes, provocó vientos aún más fuertes en alta mar.