Mientras los cubanos vuelven a sufrir apagones imprevistos y problemas con el transporte que les recuerdan la peor crisis económica de la historia de Cuba, en los años 90 del siglo XX, el economista cubano Pavel Vidal pronosticó a Inter Press Service (IPS) que “por ahora no vendrá un nuevo período especial, pero sí es muy probable que la economía entre en una recesión, es decir, que decrezca el producto interno bruto (PIB) y obviamente ello tendrá un impacto negativo en el consumo y el nivel de vida de los cubanos”.
Vidal, uno de los más prominentes críticos de las reformas económicas de Raúl Castro desde el oficialismo, junto con el actualmente sancionado Omar Everleny Pérez, había analizado en 2014 el posible impacto de una reducción gradual de lo que otro prestigioso economista, el cubanoamericano Carmelo Mesa-Lago, ha descrito como el subsidio venezolano a la isla.
Según este profesor de la Universidad de Pittsburgh el comercio bilateral representa el 35% de todo el de la isla, y Venezuela no sólo ha estado aportando a la economía cubana hasta 105.000 barriles diarios de petróleo barato y con facilidades de pago, sino también $1500 millones anuales en inversión directa, y más de $5.000 millones cada año en pagos por cooperantes médicos y otros servicios profesionales.
Se veía venir
En su entrevista con IPS Vidal recordó que “’se sabía’ que la crisis de Venezuela tendría un efecto negativo sobre la economía cubana, pero aun así se mantuvo alta la dependencia comercial y financiera con ese país, en tanto la renegociación con acreedores y la apertura de nuevos espacios de integración internacional no se han traducido en mayores flujos comerciales y de inversiones”.
En el ensayo de 2014 titulado “Proyecciones macroeconómicas de una Cuba sin Venezuela” Vidal simuló un desmantelamiento gradual de los vínculos con el aliado bolivariano.
IPS recuerda que “durante la grave recesión que siguió a la extinción de la Unión Soviética y desaparición del campo socialista, a inicios de la década de los 90, Cuba perdió el suministro petrolero proveniente de Moscú y sus principales mercados, y el país registró una caída de 34,8 por ciento de su PIB”.
Las proyecciones realizadas en 2014 por el actual catedrático de la Universidad Javeriana en Cali, Colombia, sugerían un período especial “light”, ya que la pérdida de la ayuda venezolana podría ocasionar "una contracción de entre 4% y 7.7% en el PIB cubano durante cuatro años consecutivos".
Tendría lugar, además, "un agudo shock en la macroeconomía cubana, la cual se vería afectada por una drástica caída de las inversiones y de los términos de intercambio".
Y "se acrecentarían las restricciones de divisas, lo cual llevaría a un inevitable ajuste de importaciones y de los gastos fiscales".
Aunque según dijo Raúl Castro en las reciente sesiones de la Asamblea Nacional la “determinada contracción en los suministros de combustible pactados con Venezuela” ha ocurrido “a pesar de la firme voluntad del presidente Nicolás Maduro y su gobierno por cumplirlos”, aún sin un corte total de la cuota el pronóstico de Vidal se parece a las medidas anunciadas a principios de mes en una Comisión de la Asamblea Nacional por el ahora “liberado” ministro de Economía Marino Murillo
Murillo reveló que “el país enfrenta una situación tensa de liquidez que conlleva la ejecución de medidas económicas que permitan la reducción de los gastos en la economía que el primer semestre creció un uno por ciento, la mitad de lo planificado”.
Lo atribuyó a la caída de los precios del níquel y el petróleo (un factor este último que a quien afecta es a Venezuela) y los incumplimientos de la producción azucarera (19 % menos que en la zafra anterior) y de los ingresos previstos.
El hasta entonces titular de Economía indicó que habría que “disminuir los gastos líquidos al máximo de las posibilidades y explotar las numerosas reservas existentes en los inventarios. “Con la divisa que tenemos se respaldará la actividad principal de la economía”, dijo.
En sus declaraciones a IPS Vidal señala que, “la primera fase por la que transitaremos es una fuerte contracción de la disponibilidad de divisas, que pondrá en riesgo la acertada política de estos años de renegociar y poner al día las finanzas internacionales” de Cuba.
En el citado discurso ante la legislatura, Castro reconoció que ya “se han presentado algunos atrasos en los pagos corrientes a los proveedores”.
Mientras, los problemas presentados con la disponibilidad de portadores energéticos”, han resultado en “un estricto ahorro y un uso eficiente de la energía” que comprenden reducción de jornadas laborales, del uso de aires acondicionados, del alumbrado público, más los temidos apagones en el sector residencial que se explican alegando “mantenimientos” y “podas de árboles”.
El reportaje de IPS señala que el corte abrupto del generoso suministro de petróleo venezolano “generaría a este país insular caribeño un gasto de 1.300 millones de dólares anuales, según expertos internacionales”. Y mientras, la espiral descendente venezolana no parece tener fin.