El amplio despliegue de solidaridad que realiza el gobierno de los Estados Unidos de América lo coloca al frente del combate que se está librando en el mundo contra la pandemia de COVID-19.
En un recuento a modo de “instantánea”, compuesto por fotos, tuits y comentarios de apoyo a las imágenes, ShareAmérica, publicación de Departamento de Estado, nos muestra la intensa actividad de la nación norteamericana, encabezada por el gobierno y con la estrecha colaboración del sector privado, desde el pasado mes de febrero 6 hasta el presente 3 de abril
Las mayores y más productivas empresas del país no han dudado en ponerse al servicio del momento crucial por el que se está atravesando y han arrimado el hombro, colaborando con dinero, conocimientos y suministros, tanto para beneficio nacional como para apoyar a los países extranjeros.
Las pequeñas empresas tampoco se han quedado atrás en esta lucha por liberar al planeta del embate de este despiadado enemigo que ha logrado, en apenas tres meses, paralizar a más de la mitad de sus habitantes con el consabido impacto que esto representa para la economía mundial.
Estas empresas han cambiado su línea producción habitual para dedicarse a fabricar máscaras, protectores faciales y desinfectante para las manos, elementos vitales en este empeño de frenar el avance del contagio.
Incluso la Marina de los Estados Unidos se ha volcado, desplegando dos de sus buques hospital en las zonas portuarias de Nueva York y Los Ángeles, como parte de lo que se conoce como Estrategia Integral de Estados Unidos en la batalla contra el coronavirus.
La rápida y eficaz respuesta de EEUU refuerza las acciones del resto de los países afectados por el nuevo coronavirus. Entre los rubros de apoyo, se encuentra la facilidad de acceso a las “supercomputadoras” más avanzadas del mundo para todos los científicos que, en el planeta, están dedicados a investigar para hallar la solución al problema.
Científicos de otros países cuentan con el apoyo de los hombres de ciencia norteamericanos, dedicándose, entre otras esferas de la investigación, a buscar, en los medicamentos conocidos, cuáles pueden combatir al virus para detener su propagación.
La comunidad científica norteamericana se encuentra a la vanguardia en los esfuerzos por crear vacunas y tratamientos para el COVID-9 y las imprescindibles pruebas de diagnóstico y, para lograrlo, se aprobó una nueva ley en Estados Unidos que incluye fondos por más de 8.000 millones de dólares.
Los Centros de Estados Unidos para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) envían cientos de paquetes para las pruebas de coronavirus a países afectados por el virus y aseguran que continuará haciéndolo mientras sea necesario. Esto se complementa con los 100 millones de dólares que el gobierno ha comprometido para ayudar a combatir la pandemia en todo el mundo.