El embajador de Estados Unidos ante la Organización de los Estados Americanos, OEA, Francisco Mora, dijo que para su gobierno “la decisión del régimen de Daniel Ortega de no ser parte de la OEA es un intento de socavar los esfuerzos del organismo para asegurarse de que el gobierno rinda cuentas por los abusos a los derechos humanos, los ataques al periodismo, la iglesia Católica y los cierres de las organizaciones de la sociedad civil".
“A pesar de eso, Estados Unidos y la OEA no vamos a abandonar al pueblo, vamos a seguir llamando la atención a la situación en Nicaragua, la falta de democracia, de Estado de derecho”, declaró el embajador en una llamada con la prensa.
Recordó que la semana pasada el Consejo Permanente de la OEA aprobó una resolución sobre Nicaragua que menciona que las entidades de la OEA, mas allá del Consejo Permanente, como por ejemplo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “no dejarán a ese país de lado” sino que seguirán llamando la atención a la situación en la nación, incluyendo los abusos de los derechos humanos y los ataques a la libertad de expresión por parte del régimen.
La resolución también recuerda al régimen de Ortega que tiene obligaciones con respecto a instrumentos y tratados de los que todavía es miembro o signatario.
“Lo más importante es que, como dice la resolución de la semana pasada, puede que el régimen trate de olvidarse de la OEA, pero la OEA no va a abandoner al pueblo de Nicaragua, ni olvidar la situación en el país”, expresó Mora.
Añadió que el gobierno de Estados Unidos sigue evaluando más sanciones tanto políticas, económicas, como individuales, contra el régimen de Ortega.
Señaló que aunque la OEA no tiene herramientas para presionar económicamente a Nicaragua, la organización seguirá ejerciendo "presión política y diplomática" contra el gobierno.
El domingo, 19 de noviembre, Nicaragua dejó de ser parte de la OEA tras cumplirse dos años de su renuncia a la Carta Democrática. En noviembre de 2021, Ortega anunció el retiro del organismo regional, tras acusarlo de “injerencista” por no reconocer la elección general de ese año.
Es la primera vez que un país abandona formalmente la OEA.