Washington le tendría menos temor al programa nuclear iraní si aprendiera de su conflicto de medio siglo con La Habana, de acuerdo con una columna de opinión aparecida en el periódico
Las experiencias de su política de medio siglo con Cuba deberían servir a Estados Unidos para tenerle mucho menos miedo del que le tiene a Irán, según un comentario publicado por el diario Chicago Tribune.
El periódico alude a una encuesta este mes de la firma Gallup de acuerdo con la cual el 99 por ciento de los estadounidenses están convencidos de que el programa nuclear iraní amenazará “los intereses vitales de EE.UU. en los próximos diez años”.
La razón es, dice, porque creen que dentro de 10 años Irán hará llover misiles nucleares sobre las ciudades estadounidenses de costa a costa o porque sacrificará su propia supervivencia llevando a cabo un ataque suicida contra Israel.
“Este temor a Irán en EE.UU.—dice—es ahora aparentemente mayor que el nivel de miedo que se sintió frente a la Unión Soviética, que realmente pudo haber devastado a EE.UU con un ataque nuclear”.
Según el Tribune, la transformación del programa atómico civil iraní a uno militar “sería un proceso largo, internacionalmente visible, e incluso en el mejor de los casos proveería a Irán sólo de poder de represalia, disuasivo, insuficiente para llevar a cabo una agresión”.
Con todo, señala que Irán “será nuestra próxima guerra si los estadounidenses neoconservadores, ciertos asesores del gobierno de Obama" y lo que parece ser el Congreso en pleno se salen con la suya en los próximos meses.
El diario cita como referencia la “casi-guerra” de medio siglo que EE.UU. ha sostenido con Cuba y que “ya acabó, o pronto acabará”, dice, y con la isla como “ganadora en puntos, resultado de seguir allí tomando lo peor que EE.UU pudo darle en décadas de embargos y sanciones”.
Haciendo un paralelo con el caso de Irán, apunta que la crisis de los misiles con Cuba en 1962 fue resultado de que Moscú la consideró un esfuerzo para proteger a la isla de una invasión, y de Washington por proteger a EE.UU. de un ataque nuclear soviético. “Ambas partes mal interpretaron las intenciones del otro”, dice.
El comentario concluye afirmando que EE.UU. pagó su parte y los cubanos, la peor, “sin objetivo”. Y ahora, añade, “los estadounidenses parecen listos a hacer que los iraníes paguen el precio de nuestra obsesiones. Nosotros pagaremos también, como siempre lo hemos hecho. ¿Se disculpará alguien un día por ello?”
El periódico alude a una encuesta este mes de la firma Gallup de acuerdo con la cual el 99 por ciento de los estadounidenses están convencidos de que el programa nuclear iraní amenazará “los intereses vitales de EE.UU. en los próximos diez años”.
La razón es, dice, porque creen que dentro de 10 años Irán hará llover misiles nucleares sobre las ciudades estadounidenses de costa a costa o porque sacrificará su propia supervivencia llevando a cabo un ataque suicida contra Israel.
“Este temor a Irán en EE.UU.—dice—es ahora aparentemente mayor que el nivel de miedo que se sintió frente a la Unión Soviética, que realmente pudo haber devastado a EE.UU con un ataque nuclear”.
Según el Tribune, la transformación del programa atómico civil iraní a uno militar “sería un proceso largo, internacionalmente visible, e incluso en el mejor de los casos proveería a Irán sólo de poder de represalia, disuasivo, insuficiente para llevar a cabo una agresión”.
Con todo, señala que Irán “será nuestra próxima guerra si los estadounidenses neoconservadores, ciertos asesores del gobierno de Obama" y lo que parece ser el Congreso en pleno se salen con la suya en los próximos meses.
El diario cita como referencia la “casi-guerra” de medio siglo que EE.UU. ha sostenido con Cuba y que “ya acabó, o pronto acabará”, dice, y con la isla como “ganadora en puntos, resultado de seguir allí tomando lo peor que EE.UU pudo darle en décadas de embargos y sanciones”.
Haciendo un paralelo con el caso de Irán, apunta que la crisis de los misiles con Cuba en 1962 fue resultado de que Moscú la consideró un esfuerzo para proteger a la isla de una invasión, y de Washington por proteger a EE.UU. de un ataque nuclear soviético. “Ambas partes mal interpretaron las intenciones del otro”, dice.
El comentario concluye afirmando que EE.UU. pagó su parte y los cubanos, la peor, “sin objetivo”. Y ahora, añade, “los estadounidenses parecen listos a hacer que los iraníes paguen el precio de nuestra obsesiones. Nosotros pagaremos también, como siempre lo hemos hecho. ¿Se disculpará alguien un día por ello?”