El arte sobrevivirá, no los que trataron de destruirlo, aseguran cineastas cubanos

Vista del cine 23 y 12 donde se reúnen los cineastas

La Asamblea de Cineastas de Cuba (ACC) reiteró este martes el derecho de los creadores cubanos a hacer un cine sin prohibiciones y a ser respetados, independientemente de sus posturas religiosas, ideológicas o de su cosmovisión.

“Tenemos derecho a que nuestro cine sea libre y exhibido sin restricciones, que nuestros artistas sean reconocidos respetando sus posiciones políticas, sus creencias y sus maneras de comprender y representar nuestro entorno”, afirmaron en una declaración publicada en su perfil oficial en Facebook.

En relación con la nueva declaración de la ACC, tres creadores cubanos dieron sus criterios a Martí Noticias.

“La Asamblea de Cineastas suele tener un tono moderado a la hora de pronunciarse, cosa que es entendible porque está compuesta por personas muy diversas que tienen distintas perspectivas sobre los asuntos relativos a la política cultural cubana y a la cultura en Cuba, pero coinciden en que es importante colisionarse y expresarse como comunidad de creativos ante las autoridades de cultura”, indicó desde España, el artista visual Julio Llópiz Casal.

El comunicado reconoce a colegas de la talla de Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás, y Nicolás Landrián, entre otros, “que demostraron el enorme poder que tienen las imágenes para describir lo que fuimos, somos o quisiéramos ser”.

“Ellos hicieron sus obras, nosotros hoy, hacemos las nuestras. No tienen que ser iguales, no tienen que ser mejores, solo tienen que ser honestas”.

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Sin embargo, “para ciertos funcionarios culturales, con una mentalidad vieja, la honestidad es una plaga, que debe ser exterminada”, lamenta la nota.

“Me hace perder credibilidad en qué se está defendiendo. No se puede pasar página cuando lo principal esté irresuelto y lo principal es la autonomía”, consideró la actriz, escritora y productora Lynn Cruz, desde la capital cubana.

“Es llamar a las cosas por su nombre. Es denunciar que el Decreto Ley 373 dejó al cine en un campo de batalla entre cineastas y burócratas, pues es absolutamente ambiguo cuando dice que los contenidos tienen que estar ‘dentro de las libertades que permite la revolución cubana’, en un país donde institución y revolución son la misma cosa”, añadió la actriz.

La declaración de los cineastas critica al Grupo Temporal de Trabajo (GTT), establecido por el Gobierno: “Hay una clara reticencia a reconocer a la Asamblea como interlocutora, en cambio se citan selectivamente a cineastas para dar la impresión de que existen diálogos y acuerdos, repitiendo el viejo método de "divide y vencerás"’.

Al respecto, Llópiz Casal señaló que le pareció positivo en la declaración “que hagan referencia al hecho de que las autoridades se niegan a dar legitimidad a la Asamblea y la ignoran, pero, por otra parte, se dedican a citar de manera individual a miembros cuidadosamente elegidos de la Asamblea para dar una idea de que están interesados en dialogar con los artistas”.

Asimismo, aplaudió que la Asamblea aluda a “los artistas que se mantienen en silencio y que evaden la posibilidad de expresarse de manera frontal, independientemente de las consecuencias, están contribuyendo al menoscabo del entramado cultural que, desde hace muchos años, por demás, lleva sufriendo esta censura y que ha tenido que denunciar una y otra vez porque no suceden cosas que beneficien la libertad de expresión”.

En ese sentido, Cruz apuntó que “no son solo las instituciones las que han dado la espalda a la Asamblea, sino los propios miembros que han participado y que han continuado dialogando con dichas instituciones, de espaldas a la Asamblea y que además han creado divisiones”.

Los integrantes de la Asamblea expresaron, otra vez, su rechazo a la censura y la exclusión en cualquier tipo de manifestación del arte o la literatura.

“De nada vale “rehabilitar” o “perdonar” con el tiempo a las víctimas, si las ideas que legitimaron un procedimiento siguen vigentes y caen sobre nuevos cuerpos y obras”, dijeron los cineastas en referencia a la vieja práctica de las autoridades de condenar al ostracismo a escritores y artistas y luego volver a admitirlos en las instituciones:

“Hay artistas injuriados, perseguidos, maltratados. Sobre ellos pesan la sospecha y la incertidumbre”, subrayaron.

“Hemos denunciado durante décadas esos atropellos y los que tienen que tomar las decisiones para acabar con ellos de raíz, se muestran impávidos y condescendientes. Eso se llama irresponsabilidad política”, calificó la comunicación de la Asamblea.

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“El arte sobrevivirá, a los que un día hablando en su nombre, hicieron todo lo posible por destruirlo. Será su vergüenza, pero no la nuestra”, concluye.

“Me parece muy loable que hayan usado la palabra vergüenza, que es una palabra tan precisa y que no se presta a malentendidos para referirse a que la vergüenza caerá sobre quienes censuran, no sobre los artistas que hacen su obra con honestidad”, elogió Julio Llópiz Casal.

La escritora y periodista, Yania Suárez, consideró que la Asamblea de Cineastas es un esfuerzo combinado contra la censura que “hay que tener en cuenta” y “entender su complejidad”.

“A veces puede desilusionarnos, por ejemplo, yo no estoy de acuerdo con que no hayan dejado entrar a prensa independiente a sus predios; a veces a uno puede parecerle un poco tibia alguna declaración, como esta última que parece pecar de ingenuidad, parece escrita por personas que no han vivido en Cuba durante 60 años, que se enteran ahora de que la censura existe, que existe un aparato represivo”, precisó la narradora, residente en La Habana.

“Pero hay que pensar que son muchos artistas de dentro y de fuera de Cuba, tratando de ponerse de acuerdo y que, como cada esfuerzo colectivo que ocurre en este país contra la censura, está muy minado por la Seguridad del Estado”, agregó.

Pero han obtenido resultados significativos: “El fondo para el desarrollo del cine cubano manejado por artistas”, la inclusión de artistas de fuera de Cuba y artistas censurados en la Isla.

“Creo que hay personas inteligentes pensando cómo hacer las cosas. Les quedan muchas estrategias de resistencia por explotar. Ahora quisieron ir al cementerio, ingenuamente, a hacerle un homenaje a Landrián; no los dejaron, pero ya es algo que está avisando al poder, diciéndole ‘mira, podemos salir a la calle también”’, destacó Suárez.