El caracol gigante africano: la peligrosa plaga que avanza sobre Cuba

Un ejemplar de caracol gigante africano, detectado en Florida, Estados Unidos, septiembre de 2011. Archivo. (REUTERS).

Además de la ineficiencia estatal, la baja producción y la falta de mano de obra, a la agricultura en Cuba (y a los cubanos mismos) les amenaza un enemigo tal vez peor: el caracol gigante africano (CGA), extendido a casi toda la isla.

Su nombre científico es Achatina fulica, es oriundo de África, pero ya está extendido al continente americano, donde fue detectado en Perú, Colombia, Venezuela y la isla caribeña. en Cuba, solamente desde las provincias Guantánamo, Cienfuegos y Pinar del Río no han reportado su presencia.

El CGA puede medir unos 6 cm de ancho por 12 de longitud (aunque algunos han alcanzado los 20 cm de largo) y entre las enfermedades que provoca en los seres humanos están la meningitis, bronquitis, trastornos intestinales y encefalitis.

La plaga, que avanza a paso vertiginoso por territorio cubano, ha sido ampliamente cubierta por la prensa oficial con entrevistas a especialistas y miembros de los institutos, grupos operativos y departamentos de Salud y Sanidad Vegetal.

El Máster en Ciencias Michel Matamoros, advirtió a los cubanos por medio de la Agencia Cubana de Noticias (ACN) que el caracol africano no debe de ser arrojado a los ríos y tampoco es comestible, ni deben ser usados “como ofrenda a deidades afrocubanas”.

Otra de las precisiones es que el CGA es capaz de consumir unas 250 plantas, muchas de las cuales son cultivadas con fines económicos.

En la oriental Santiago de Cuba fue detectado a mediados del mes de abril, en las cercanías de la localidad de Veguita de Galo, refiere el diario oficial Sierra Maestra, órgano del Partido Comunista en la provincia.

El CGA, indican los especialistas, tiene una esperanza de vida de 9 años y es capaz de poner entre 50 y 300 huevos “al menos seis veces al año”.

El primer avistamiento del CGA en la isla data de 2014 en el municipio Arroyo Naranjo, La Habana, y luego en las provincias centrales.

En el mes de mayo la provincia Holguín detectó la presencia del molusco en la región nororiental. El especialista en Sanidad Vegetal, Nelson Turruella, dijo al semanario Ahora que habían detectado al caracol africano en la comunidad de Certenejas, a 15 km de la capital provincial.

En Holguín, aseguró Turruella, se habían recogido y eliminado -hasta el 6 de junio- “un total de 1.724 ejemplares”.

Las medidas para el exterminio de esta especie, según medios oficiales, conllevan bastante esmero, a saber: colecta de los caracoles, uso de guantes para su manipulación; enterrarlos en la tierra sobre una capa de cal viva, y volverlos a cubrir de cal y tierra nuevamente.

Desde otras provincias recomiendan quemarlos y enterrar los restos, sin precisar cuál de los métodos sería el más eficaz.

Este mismo mes de junio reportó Camagüey la presencia del caracol africano en su territorio. El hallazgo de los 300 ejemplares ocurrió en el reparto Torre Blanca, de la capital provincial.

Según el periódico Adelante, en la ciudad camagüeyana el seguimiento y las acciones ocurre a cargo de “un equipo multidisciplinario”, bajo las órdenes de la Defensa Civil.

Granma e Isla de la Juventud también dieron parte de la presencia del dañino animal en sus territorios. En esta última provincia, su avistamiento data de diciembre de 2018.

Aunque las autoridades no reportan aún ningún daño a los cultivos agrícolas, el CGA puede afectar los sembrados cítricos, coco, arroz, plátano y hortalizas.

La Achatina fulica ha sido usada como mascota, pero es ilegal en algunos países, entre ellos España (desde 2011), donde ya fue agregada al Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (EEI).