El inolvidable Felo Ramírez

Rafael "Felo" Ramírez.

Al evocar el nombre de Rafel “Felo” Ramírez lo primero que nos viene a la mente es un timbre de voz barítono y descriptivo como ningún otro.

Esa voz fue la única constante en el equipo de los Marlins, antiguamente llamados Florida y en la actualidad, Miami.

Se retiraron peloteros, marcharon directores y cambiaron la gerencia, inclusive por su cabina desfilaron varios asistentes. Pero este gentil caballero, día tras día, noche tras noche, a través de 23 años, nos dio la bienvenida y nos deleitó con esa magia única a la hora de narrar un juego de pelota.

A través de sus bendecidas cuerdas vocales nos trajo el primer lanzamiento en la historia de esta franquicia en el año 1993, cinco partidos de cero carreras y cero hits, el batazo de Edgar Rentería impulsando la carrera que los hacía campeones mundiales en el 1997, el primer jonrón en Grandes Ligas del gigante Miguel Cabrera, y el roletazo de Jorge Posada a manos de Josh Beckett para el último out del partido, que los convertía en campeones mundiales nuevamente, en esta oportunidad, frente nada más y nada menos que a los famosos Yankees de Nueva York, en el místico antiguo Yankee Stadium.

Hay que añadir los jonrones que cantó con su inconfudible sello de “¡¡¡Y la bola seeeee llevó la cerca!!!”

Para cualquier persona, incluyendo quién subscribe, todos estos logros serían algo extraordinario, pero para Felo Ramírez constituyeron simplemente un aperitivo en lo que fue una carrera ESPECIAL.

Asociar su trayectoria exclusivamente a los Marlins sería una injusticia, por todo lo que esta leyenda alcanzó.

En nuestra tierra natal fue una de las grandes luminarias de la prensa radial, para muchos el más completo narrador de béisbol y boxeo de todas las épocas.

También escribió bajo el pseudónimo de “El del Micrófono”.

Participó en la primera reunión que celebró la Confederación de Béisbol del Caribe en la ciudad de Miami en al año 1949. Fue ahí donde surgió la idea de crear la Serie del Caribe. Un año más tarde también estuvo presente cuando se firmó el acuerdo en La Habana.

Años después, cuando existieron problemas financieros, su amigo Bobby Maduro le encargó las relaciones públicas de las transmiciones radiales para poder continuarlas.

Cuando se tuvo que marchar de Cuba por la llegada de los comunistas, inmediatamente recibió ofrecimientos de contratos de trabajo en diferentes países. Finalmente estableció su residencia en Puerto Rico.

Hombre admirado y reconocido por multitudes en Puerto Rico, Venezuela, República Dominicana, Panamá, Nicaragua, México, lugares donde su voz llevaba los juegos de la Liga Cubana, la Serie del Caribe, las Series Mundiales, los partidos de Los Sugar Kings, las peleas de boxeo y finalmente la inigualable Cabalgata Deportiva Gillete.

Inmortalizado en el Salón de La Fama del Béisbol de Grandes Ligas en Cooperstown, New york, en el 2001, su voz ya lo precedía. Años anteriores había narrado tres de los momentos más ilustres del deporte: el único juego perfecto lanzado en una serie mundial y materializado por Don Larsen, los 3,000 imparables de Roberto Clemente y el jonrón número 715 de Hank Aaron.

Miembro de 7 Salones de la Fama, irónicamente nunca pudo entrar en persona en el de su querida Cuba.

Lo único que supera todos estos triunfos a través de esta faena realizada es la humildad, la sencillez, la amabilidad de una persona que no gustó de reverencias y que se llenaba de alegría cuando se le llamaba simplemente por su sobrenombre, Felo Ramírez.

Su eterno amor, la querida Fela. Su pelotero favorito, Orestes Miñoso. Su “hijo”, José Fernández.

Felo Ramírez y José Fernández.