Hoy queremos recordar a un cubano que puso a una ciudad de los Estados Unidos a imitar su peinado y forma de usar la gorra. El "Afro" de José Cardenal fue una moda que miles de fanáticos de los Cachorros de Chicago, usaron en los años setentas en la hermosa “Ciudad de los vientos”, mientras usaban sus gorras del equipo con el mismo estilo que lo hacía “Cheito”.
José Cardenal nació en Matanzas, la “Ciudad de los Puentes”, un 7 de octubre de 1943. No se imaginó que el impacto que dejó en su andar por las Grandes Ligas lo llevaría a ganar anillos de Series Mundiales, y a ser para siempre un inmortal en el Salón de la Fama de los Chicago Cubs.
El cazatalentos Lázaro Ruiz se fijó en Cardenal cuando tenía 14 años y jugaba en la secundaria José Martí, de la ciudad de Matanzas, como parte del equipo de pelota de la escuela. Ruiz era propietario de un equipo juvenil donde también jugada su primo segundo, Bert Campaneris, con quien “Cheito” se había criado desde pequeño, ya que vivían a pocas calles de distancia. Por cierto, muchos años después, en la temporada de 1965, el 8 de septiembre, Campaneris dominaría a su primo con un elevado al jardín izquierdo en aquel histórico partido donde Dagoberto “Bert” jugó todas las posiciones.
Una vez fue abolido el béisbol profesional en Cuba, a Cardenal le tocó ser parte de ese grupo de peloteros que tuvo la difícil decisión de dejar a su familia detrás si quería seguir jugando el deporte que amaba de manera profesional. El 23 de marzo de 1960, salía de Cuba y no sería hasta 22 años después que Cardenal podría regresar a su patria, en el año 1982, cuando volvió a ver a su natal Matanzas.
Por 200 dólares lo firmaron los Gigantes de San Francisco, con apenas 16 años, dinero que solo le alcanzó para comprarse un saco, dos pares de zapatos, un guante y un par de spikes.
Debutó en Las Mayores en 1963, pero en noviembre del 64 lo cambiaron a los Ángeles de California por el cátcher y primera base Jack Hiatt.
Con los Angelinos empezó a mostrar varias de las cualidades de su juego. Se robó 37 bases en el 1965 y en el 66 dejó buenos numeritos con un .276 de promedio, conectando 16 jonrones y remolcando 48. En Los Ángeles estuvo hasta el 67, cuando lo traspasaron a los Indios de Cleveland por el jardinero Chuck Hinton.
Como jugador de Cleveland por dos temporadas robó 40 almohadillas en el 1968, y 36 en el 69, y dio más de 140 hits en ambas contiendas, pero fue cambiado a los Cardenales de San Luis por el jardinero Vada Pinson, el 21 de noviembre.
Pasaría la temporada de 1970 en San Luis y luego a los Cerveceros de Milwaukee en el 71, para finalmente llegar a los Cachorros en el 72, donde pareció encontrar su verdadero hogar.
Por seis temporadas en Chicago, sus números fueron mucho mejor. Su bateo con los Cubs fue de .296 con .363 de OBP, conectando 864 hits, 159 dobles, 16 triples y 61 vuelacercas. Con los Cachorritos tuvo su mejor temporada de jonrones en MLB, con 17 en 1972 y en OPS con .821 en el 75.
Luego de culminada la temporada de 1977, los Cubs lo enviaron a los Phillies. Con ellos jugó hasta el 79, cuando lo pasaron a los Mets y luego, en 1980, terminó su carrera con los Reales de Kansas City, jugando en el Clásico de Otoño en esa misma campaña, final que perdieron los Royals frente a su ex equipo los Phillies.
Cardenal culminó su carrera en Grandes Ligas con 18 contiendas en su palmarés, 1913 hits, 138 bambinazos, 775 remolcadas y un bateo de por vida de .275.
En su desempeño como entrenador, “Cheito” tuvo muchísimo éxito, ganando las Series Mundiales del 96, 98 y 99 con los Yankees. En las dos últimas, fungió como mentor para el lanzador cubano Orlando Hernández, a quien también le sirvió de traductor en algunas ocasiones. Además de los Yankees, Cardenal estuvo de entrenador en los Rojos de Cincinnati, Cardenales de San Luis y Rays de Tampa.
Durante la temporada del 2005, “Cheito” fue contratado como Senior Advisor de los Nacionales de Washington, equipo con quien ocupó ese rol hasta el 2009.
Como todo inmigrante, Cardenal tuvo que enfrentar muchas barreras, no solo las del color de su piel sino las del idioma y cultura. De hecho, en 1966, mientras jugaba en California, él y otros dos peloteros denunciaron que no lograban encontrar rentas debido a su raza. Fue en varias ocasiones malentendido, y su temperamento era conocido alrededor de la liga.” Cheito” fue expulsado de los juegos ocho veces como jugador y entrenador.
Sin embargo, Cardenal fue un pelotero muy querido por los fanáticos. Muchos recuerdan el suceso del intento que tuvieron dos personas de quemar la bandera norteamericana en el medio de un partido en el Dodgers Stadium, y aunque siempre mencionan a Rick Monday como el hombre que salvó la enseña nacional, poco se habla de que “Cheito” fue quien frenó a los dos individuos que intentaron perseguir a Monday cuando corría con la bandera, para que no fuera quemada. Además, en el 2005, Cardenal dijo que pondría uno de sus anillos de Serie Mundial con los Yankees en subasta para ayudar a las víctimas del Huracán Katrina.
Para suerte nuestra, “Cheito” sigue con nosotros, ya retirado y sin su afro, ese que fue imitado por muchos y que lo tendrá para siempre en el recuerdo de todos los fanáticos del béisbol, tanto en las Grandes Ligas como en Cuba.
FUENTES consultadas:
Baseball Reference, Jose Cardenal: https://www.baseball-reference.com/players/c/cardejo02.shtml
Jose Cardenal, by Ray Birch, publicado en Society for American Baseball Research: https://sabr.org/bioproj/person/jose-cardenal/