El robo de pelo en La Habana

Algunas cubanas venden su cabello. Otras podrían perderlo sin compensación (Orlando Luis Pardo).

¡Atención mujeres con pelo largo y suelto! ¡Caminen las calles con cuidado! ¡Hay tijeras ladronas al acecho!
La moda entre las mujeres de colocarse extensiones de cabello incita a un nuevo delito en La Habana: cortarles el pelo en plena calle a blancas y mestizas con cabellera larga. ¡Sí, para asustarse! Las mujeres que exhiben una hermosa cabellera natural no pueden andar a sus anchas sin riesgo de que malhechores les corten el pelo.

Dayana de León Lugo, de 29 años, residente en Los Pocitos, barrio del capitalino municipio Marianao, asegura:


–Las mujeres que acostumbran a usar el pelo en trenza o moño, por deseos de lucir, o por tanto calor, están en mayor desventaja de ser desmochadas. El pelo recogido facilita el “trabajo” de los ladrones que inmovilizan a la víctima por la fuerza y es más fácil y rápido cortarlo y darse a la fuga. Si se rebela puede ser atacada con las tijeras, quedar malherida y quién sabe si peor. Un tijeretazo y ¡adiós pelo! Muchas mujeres al transitar por lugares frecuentados por delincuentes llevan el pelo envuelto en pañuelo para evitar atraer la atención de asaltantes. El cabello robado lo venden a las peluquerías. Es un negocio redondo.

En Cuba las peluqueras no siempre hacen las extensiones de cabello con pelo bien habido.


Dayana, de tez mestiza, usa cabellos implantados (extensiones), pero aclara:

–No siempre los implantes provienen de robos. Hay mujeres que por necesidad de dinero venden su cabellera, conformándose con la esperanza de que le volverá a crecer. “Venderlo ayuda en urgencias económicas del hogar, hay muchas necesidades, todo lo que se gana se va en comida, tan caro todo”. Hay casos de madres e hijas que negocian sus cabelleras.

Otra aclaración:

–No hablamos de cabellos injertados por cirugía. Llamamos implante al pelo que perteneció a otra persona y que, entretejido, lo llevamos agarrado al nuestro.

El implantarlo es paciente y cuidadosa labor, explica la joven farmacéutica:

–Hay que ensartar cada hebra del cabello postizo a un hilo de poliéster resistente hasta formar la costura, con que se crea la cortina, o extensión que después se agarra y anuda al pelo propio con hilos, grapas especiales o silicona. Es un trabajo esmerado que realizan peluqueras especializadas en implantes. Todo ya es un negocio para subsistir y ninguna mujer, aunque hombres también se hacen implantes, pregunta el origen del pelo que será parte del suyo– apunta Dayana.

¿No es mejor –pregunto– más fácil y económico, usar peluca?

Responde Yenisel Hernández Bertot, de 19 años, manicure y peluquera, vecina de Los Pocitos:


–¡No!, la peluca, si es de material sintético se deteriora rápido, pierde firmeza y color por el sol o cuando se lava. No ocurre con el pelo natural teñido e impuesto. Se puede lavar con cuidado sin perder textura. También se puede teñir de nuevo cuando sea necesario.

¿Cuánto cuesta un implante?

–El precio depende del largo y calidad de la cabellera, siempre no menos de quince dólares (CUC) y hasta alrededor de 45 CUC. Si es por grapas, cada una cuesta 0.50 centavos de CUC. Esa cantidad es mayor que el salario mensual de un profesional universitario. De ahí que los ladrones afilen sus tijeras.

(Publicado originalmente en Cubanet el 05/20/2014)