El expolítico Bo Xilai es condenado a cadena perpetua por corrupción.
Una corte china sentenció el domingo al expolítico chino caído en desgracia Bo Xilai a cadena perpetua tras hallarlo culpable de corrupción y abuso de poder, en una severa pena que lo deja con pocas posibilidades de volver a la política.
Bo era una estrella emergente en los círculos de liderazgo de China y cultivó seguidores leales a través de su carisma y sus políticas populistas casi maoístas, en especial entre aquellos olvidados por las políticas económicas chinas que perseguían el crecimiento a cualquier precio.
Pero su carrera se detuvo el año pasado por un escándalo de asesinato en el que su esposa, Gu Kailai, fue condenada por envenenar al empresario británico Neil Heywood, un examigo de la familia.
Aunque Bo tiene el derecho de apelar en un plazo de 10 días a partir del lunes, la sentencia pone fin a sus ambiciones políticas y al glamuroso estilo de vida que disfrutaba como miembro de la elite dominante de China.
El tribunal de la ciudad oriental de Jinan, donde Bo fue juzgado, ordenó que todos sus activos personales sean embargados, y lo privó de sus derechos políticos de por vida, de acuerdo a una transcripción publicada por el microblog oficial de la corte.
"Bo Xilai fue un servidor del Estado, abusó de su poder, ocasionando un enorme daño al país y su gente (...) las circunstancias fueron especialmente serias", según el fallo.
La prensa estatal dijo que probablemente apelaría al fallo, en cuyo caso el tribunal supremo en la provincia de Shandong, donde se ubica Jinan, tendría que examinar el caso en un plazo de dos meses.
Debido a que todas las cortes están controladas por los partidos, es improbable que revoquen el veredicto.
Aunque Bo pudo haber recibido la pena de muerte, muchos observadores consideraron que esto era improbable debido a que el partido no habría querido hacer de él un mártir.
La corte mostró una imagen de Bo esposado, con los puños apretados en una aparente muestra de resistencia, rodeado por dos altos policías que lo sostenían de los hombros y antebrazos. Otros dos policías también participaban en la escena.
La fuerte seguridad y barreras en torno al tribunal mantuvieron alejados a los transeúntes y no hubo señales de simpatizantes de Bo presentes en el lugar, a diferencia del inicio del juicio cuando un grupo se presentó en el juzgado para expresarle su apoyo.
Al final del juicio de Bo el mes pasado, los fiscales exigieron una dura sentencia para el ex político chino, al sostener que su postura "caprichosa" desafiante ante los cargos se oponía a las evidencias.
Bo era una estrella emergente en los círculos de liderazgo de China y cultivó seguidores leales a través de su carisma y sus políticas populistas casi maoístas, en especial entre aquellos olvidados por las políticas económicas chinas que perseguían el crecimiento a cualquier precio.
Pero su carrera se detuvo el año pasado por un escándalo de asesinato en el que su esposa, Gu Kailai, fue condenada por envenenar al empresario británico Neil Heywood, un examigo de la familia.
Aunque Bo tiene el derecho de apelar en un plazo de 10 días a partir del lunes, la sentencia pone fin a sus ambiciones políticas y al glamuroso estilo de vida que disfrutaba como miembro de la elite dominante de China.
El tribunal de la ciudad oriental de Jinan, donde Bo fue juzgado, ordenó que todos sus activos personales sean embargados, y lo privó de sus derechos políticos de por vida, de acuerdo a una transcripción publicada por el microblog oficial de la corte.
"Bo Xilai fue un servidor del Estado, abusó de su poder, ocasionando un enorme daño al país y su gente (...) las circunstancias fueron especialmente serias", según el fallo.
La prensa estatal dijo que probablemente apelaría al fallo, en cuyo caso el tribunal supremo en la provincia de Shandong, donde se ubica Jinan, tendría que examinar el caso en un plazo de dos meses.
Debido a que todas las cortes están controladas por los partidos, es improbable que revoquen el veredicto.
Aunque Bo pudo haber recibido la pena de muerte, muchos observadores consideraron que esto era improbable debido a que el partido no habría querido hacer de él un mártir.
La corte mostró una imagen de Bo esposado, con los puños apretados en una aparente muestra de resistencia, rodeado por dos altos policías que lo sostenían de los hombros y antebrazos. Otros dos policías también participaban en la escena.
La fuerte seguridad y barreras en torno al tribunal mantuvieron alejados a los transeúntes y no hubo señales de simpatizantes de Bo presentes en el lugar, a diferencia del inicio del juicio cuando un grupo se presentó en el juzgado para expresarle su apoyo.
Al final del juicio de Bo el mes pasado, los fiscales exigieron una dura sentencia para el ex político chino, al sostener que su postura "caprichosa" desafiante ante los cargos se oponía a las evidencias.