Es una plaga peligrosa en Cuba, un científico sugiere comérselo "bien cocinado"

Un ejemplar de Caracol Gigante Africano, detectado en Florida, Estados Unidos, septiembre de 2011. Archivo. (REUTERS).

Su nombre científico es Lissachatina fulica, oriundo de África, pero ya se ha extendido a Perú, Colombia, Venezuela y varias islas del Caribe incluida Cuba, donde se ha convertido en una peligrosa plaga que las autoridades sanitarias buscan controlar.

Por su alta peligrosidad, el caracol gigante africano ha sido incluido en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo que elabora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

El molusco es invasivo, causa daños a la agricultura, a las estructuras de algunas edificaciones y trasmite un parásito que causa una enfermedad que puede ser mortal.

Cuando se desató la alarma por su proliferación en Cuba, especialistas en salud y sanidad vegetal advirtieron en declaraciones a la prensa estatal que el caracol africano "no es comestible", ni debe ser usado “como ofrenda a deidades afrocubanas”, pero un experto contradijo esta semana esas recomendaciones al afirmar que el molusco puede comerse "si se cocina bien".

En medio de una crisis que imposibilita cada vez más a los cubanos de a pie la adquisición de alimentos proteicos, la sugerencia del doctor Antonio Vázquez, especialista del laboratorio de Malacología del Departamento de Control de Vectores del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” podría ser tomada en serio.

Los cubanos ya se han lanzado a la aventura culinaria con otros especímenes "exóticos" e invasivos como la claria, ahora le tocaría al caracol africano, pero con todas las enfermedades que trasmite, ¿comerlo no sería ponerse en riesgo mortal?

En entrevista con la revista Juventud Técnica, el doctor Vázquez explicó que "comerlo crudo, en cebiche" sí es una práctica peligrosa, porque puede trasmitir la meningitis eosinofílica al consumir heces de ratas infectadas con el nemátodo Angiostrongylus cantonensis, pero descartó que provoque bronquitis, o que sea venenoso.

En febrero de 2018, un experto del mismo instituto dijo al diario oficial Granma que "estudios parasitológicos" realizados por su laboratorio permitieron detectar que los ejemplares de caracol africano establecidos en la mayoría de las localidades cubanas "se encuentran infectados con el nematodo parásito Angiostrongylus cantonensis, agente causal de meningoencefalitis eosinofílica en los humanos".

El experto recomendó entonces "tomar las medidas higiénico-sanitarias que eviten una infección parasitaria accidental (lavado de las manos y no ingestión de moluscos crudos o vegetales sin lavar)".

En un informe sobre el control de esta plaga en el estado de Florida, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) advierte que "las personas pueden enfermarse al ingerir carne de caracol mal cocida o al tocarse los ojos, la nariz y la boca después de manipular los caracoles vivos".

Paul E. Skelley, entomólogo del Departamento de Agricultura y Servicios al Consumidor de Florida, opina que comer caracoles silvestres solo debe hacerse en una situación de supervivencia de "comer caracol o morir".

En un reporte del sitio digital Eat the Weeds, el científico señala que aunque el manejo durante la elaboración de un plato con este molusco sea cuidadoso, "aún pueden albergar parásitos, por lo que deben cocinarse bien".

"La mayoría de las infecciones y muertes por enfermedades transmitidas por caracoles aparentemente provienen de comer caracoles crudos o poco cocidos o de ingerir residuos de su jugo que quedan en frutas y verduras frescas", explicó.

El USDA advierte que "debido al posible daño que pueden causar, estos caracoles son ilegales en los Estados Unidos".