Cuba registró al final de 2016 un déficit de más de 883.000 viviendas en todo el país, donde existen poco más de 3,8 millones de hogares, un fondo habitacional por lo general deteriorado y con problemas “críticos” en grandes urbes como La Habana y Santiago de Cuba, se informó en comisiones de la Asamblea Nacional de Cuba, que se reúne esta semana en su primer período ordinario de sesiones del año.
El presidente de la Comisión de Industria, Construcción y Energía, Santiago Lajes Choy, dijo que “el Estado ha construido 316.595 viviendas, desde 1990 hasta 2014. Un esfuerzo que ha beneficiado a 908. 627 ciudadanos pero que resulta insuficiente”.
Entre las principales causas de este problema está la “pérdida de la capacidad habitacional debido al deterioro de las edificaciones”, que en su mayoría tienen más de 30 años, explicó la directora general de Vivienda del Ministerio de la Construcción, Vivian Rodríguez, citada por medios oficiales.
Rodríguez señaló “problemas críticos” en algunas zonas con mayor densidad poblacional.
Una Estrategia de Desarrollo Económico concebida hace casi 40 años, para el período 1980-2000, ya calculaba que solo para reponer las viviendas que se irían volviendo inhabitables se necesitaría construir 60.000 al año. Sin embargo, el promedio para el período fue de 48.000. El economista Carmelo Mesa-Lago ha calculado que el déficit debió sobrepasar el millón en 2003.
El ritmo de la construcción se redujo aún más en años posteriores, cayendo progresivamente de 44.775 en 2008 a 22.106 en 2016 según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, ONEI.
Durante los debates en las comisiones se conoció que en todos los territorios del país se acrecienta la pérdida de la capacidad habitacional, fundamentalmente por el deterioro del estado constructivo de los domicilios.
Según datos oficiales la capital cubana tiene un déficit de 206.000 viviendas, la provincia de Camagüey registra una falta de 71.000 hogares, mientras que las orientales Holguín y Santiago de Cuba son las más afectadas después de La Habana, con 147.000 y 103.000, respectivamente.
Rodríguez explicó que el programa de terminación de viviendas para 2017 “presenta atrasos, pues de un plan de 9.700 casas han sido concluidas 5.722”.
"Una de nuestras prioridades es la rehabilitación de viviendas, porque es lo que nos permite frenar aceleradamente el deterioro", indicó la funcionaria. Y más adelante informó que, al cierre de 2016, los programas constructivos de rehabilitación no se cumplieron en su totalidad y que el más afectado fue el dirigido a remodelar las cuarterías (ciudadelas), con una ejecución de un 40 por ciento: "solo se rehabilitaron 99 de las 246 planificadas", ejemplificó.
De hace tres años a la fecha el déficit general ha aumentado en unas 200.000 viviendas; a pesar de que el Gobierno abrió en 2010 la concesión de licencias de construcción y liberó la venta de materiales, además de impulsar un plan de créditos y subsidios.
El Estado ha destinado algo más de 3.000 millones de pesos cubanos (unos 120 millones de dólares) desde que comenzó el programa de subsidios, del que se ha ejecutado hasta 2016 poco más del 70 % del total.
Pero visitas de los diputados a más de un centenar de municipios demostraron que “prevalecen retrasos en el cumplimiento de los cronogramas de ejecución, mala preparación de las obras, demoras en la entrega de urbanizaciones y un deficiente control de la calidad durante el proceso constructivo”.
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Además, otro informe presentado ante la comisión reflejó “el insuficiente control en las tiendas de materiales de la construcción y la morosidad en las respuestas a los trámites de la población”.
En noviembre de 2011 se dio luz verde a la compraventa de viviendas entre particulares, una posibilidad prohibida durante décadas y que ha sido una de las medidas más populares del plan de reformas emprendido por Raúl Castro para “actualizar” el modelo económico socialista de la isla.
En febrero pasado el Gobierno anunció nuevas regulaciones para ese meercado, que en la actualidad ha adquirido precios prohibitivos para el cubano promedio. Se autorizó la adquisición de casas sin terminar y la legalización de viviendas construidas sin la documentación establecida.
Pero ninguna de las medidas adoptadas hasta ahora parece capaz de detener el empeoramiento del que, según expertos, es el problema social más grave de Cuba.
Al dividir la población de Cuba al cierre de 2016 (11.393.000 habitantes) entre las 3 811.002 viviendas confirmadas en el país por la Directora de la Vivienda del MICONS, se obtiene un promedio nacional de personas por unidad de alojamiento de 2,98.
La deficiencia reportada el miércoles de más de 883.000 viviendas afectaría por tanto a alrededor de 2,630.000 cubanos. Y las estadísticas reveladas no prometen que la situación vaya a mejorar a corto o mediano plazo.
(Redactado por Rolando Cartaya con información de EFE, Vanguardia, la ONEI y Revista de la CEPAL)