Se trata de la adaptación teatral de la novela "Memoria del silencio”, de Uva de Aragón, una metáfora de las dos Cubas, la de la diáspora y la de la isla
La novela “Memoria del silencio” de la escritora cubana Uva de Aragón ha sido llevada al teatro en Venezuela, y según su autora, “pasará a la historia de la literatura cubana como la primera obra de la reconciliación. Yo creo que el mensaje principal es que todos perdimos mucho en el camino, y lo que no se puede perder y hay que recobrar, es la memoria común tanto individual como colectiva, y el cariño de familia".
Según publica el periódico El Universal, “la autora está en Venezuela donde ha quedado conmovida con la versión que ha logrado AGO Teatro, con las actuaciones de Soraya Siverio (Lauri), Lucrecia Badasarre (Menchu), Carlos Domínguez (Lázaro) y Unai Amenábar (Robertico)”.
Uva de Aragón emigró de Cuba a los Estados Unidos a los 15 años y regresó más de cuarenta años después, de manera que la pieza tiene mucho de autobiográfico. "Yo había pensado en nosotros los exiliados sin Cuba; no había pensado en Cuba sin nosotros. Todo el que se fue dejó un vacío. Yo no me había dado cuenta de cómo los 'adioses' y las ausencias habían afectado a los que se quedaron, quizás hasta más que a nosotros, porque nosotros superpusimos otras imágenes, otras casas, otros lugares; pero ellos se quedaron viendo las mismas casas donde jugaban con los primos, con los compañeritos que se fueron".
En declaraciones formuladas a la prensa venezolana, la autora dice que “el exiliado se fue pensando que dejaba atrás al paraíso de su infancia y que aquellos que se quedaron eran quizás malos, traidores, colaboracionistas”.
"Algunos se quedaron porque sus padres decidieron quedarse, o porque no tuvieron oportunidades, o porque tuvieron miedo. Y sí, a lo mejor trabajaron para el Gobierno y 'colaboraron', pero es que todo el mundo tenía que trabajar para el Gobierno, fue lo que a cada uno le tocó. Pero lo más triste es que en esta historia nadie ganó, todos perdimos".
Uva de Aragón piensa que la reconciliación debe ser con el país, no con individualidades. "El país es mucho más que el Gobierno de turno, aunque ese turno sea largo... Para mí, Cuba es mucho más que Raúl y Fidel Castro, más que la revolución, más que las heridas que yo pueda tener, Cuba es una nación que está donde quiera que haya un cubano que la ame".
La autora prefiere no opinar políticamente sobre Venezuela, sólo aconseja: "No importa la ideología que uno tenga, hay que mantener a la familia unida".
Ante la interrogante de "¿y cómo se mantiene unida la familia cuando hay miembros que han tenido que irse de su país?", responde: "Gracias a Dios hoy no es tan trágico como antes, hay Internet, Skype, email, los teléfonos son más económicos; antes era una carta que duraba mes y medio en llegar, llamadas telefónicas que eran muy costosas. Sé que es difícil. Pero no solo hay que mantener unida a la familia por la comunicación, sino en el afecto".
Uva de Aragón sostiene que “Memoria del silencio” es una metáfora de las dos Cubas, la de la diáspora y la de la isla, y cómo es posible llegar a respetar la vida que a cada uno le tocó.
Uva de Aragón emigró de Cuba a los Estados Unidos a los 15 años y regresó más de cuarenta años después, de manera que la pieza tiene mucho de autobiográfico. "Yo había pensado en nosotros los exiliados sin Cuba; no había pensado en Cuba sin nosotros. Todo el que se fue dejó un vacío. Yo no me había dado cuenta de cómo los 'adioses' y las ausencias habían afectado a los que se quedaron, quizás hasta más que a nosotros, porque nosotros superpusimos otras imágenes, otras casas, otros lugares; pero ellos se quedaron viendo las mismas casas donde jugaban con los primos, con los compañeritos que se fueron".
"Algunos se quedaron porque sus padres decidieron quedarse, o porque no tuvieron oportunidades, o porque tuvieron miedo. Y sí, a lo mejor trabajaron para el Gobierno y 'colaboraron', pero es que todo el mundo tenía que trabajar para el Gobierno, fue lo que a cada uno le tocó. Pero lo más triste es que en esta historia nadie ganó, todos perdimos".
Uva de Aragón piensa que la reconciliación debe ser con el país, no con individualidades. "El país es mucho más que el Gobierno de turno, aunque ese turno sea largo... Para mí, Cuba es mucho más que Raúl y Fidel Castro, más que la revolución, más que las heridas que yo pueda tener, Cuba es una nación que está donde quiera que haya un cubano que la ame".
La autora prefiere no opinar políticamente sobre Venezuela, sólo aconseja: "No importa la ideología que uno tenga, hay que mantener a la familia unida".
Uva de Aragón sostiene que “Memoria del silencio” es una metáfora de las dos Cubas, la de la diáspora y la de la isla, y cómo es posible llegar a respetar la vida que a cada uno le tocó.