Darío Pérez Rodríguez, de 48 años de edad y residente en la ciudad de Holguín, fue sancionado a un año de cárcel por usar una broma y negarse además a ver el 2 diciembre los funerales del dictador Fidel Castro por televisión.
El hecho ocurrió en su centro de trabajo, la base de transporte donde fungía como técnico de baterías. Pasó un mes detenido en calabozos policiales y una cárcel de su localidad.
El pasado miércoles 4 de enero lo llevaron de la prisión provincial al tribunal municipal, donde lo juzgaron por “difamar los mártires de la Patria”, delito comprendido en al Artículo 204 del Código Penal, que prevé una sanción de privación de libertad de tres meses a un año o multa de 100 a 300 cuotas”.
Una vez dictada la sentencia, fue devuelto al establecimiento penitenciario, y quedó en espera del traslado a otro centro penitenciario, donde cumpliría el resto de la condena.
En horas de la tarde de este jueves, de manera inesperada, lo liberaron y le ordenaron que el próximo día 11 se presente nuevamente al tribunal para que le indiquen dónde debe cumplir el resto de la condena, un prodecimiento atípico en estos casos.
Darío quiso comenzar la conversación con Martí Noticias recalcando su inocencia: "Soy víctima del régimen que estoy viviendo, por tener ideas y pensamientos diferentes a los demás".
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Supimos de tu juicio hace un par de días y queremos que nos cuentes, ¿por qué tomaste esa actitud?
Tanto en ese trabajo, como en todos los demás, yo siempre he sido muy expresivo, siempre he tenido opiniones diferentes, siempre digo lo que pienso. He sido una persona muy transparente.
¿Qué sucedió contigo el 2 de diciembre?
Yo ese día no trabajaba. Fui al trabajo a un asunto particular mío y, como yo realizo muchos trabajos a parte del mío, un chofer me dijo: "Me hace falta que me hagas un trabajito". Le dije: "No puedo porque ahorita pasa la caravana (con los restos de Castro), y si me tardo ya no podré ir para la casa". Pero lo que pasó es que a él no le gustó. Cuando bajo había tres personas, el chofer, yo y el que me denunció. Y el compañero me llamó y me dijo esa expresión que tú usaste, no me gustó. Yo pensé que era una broma.
Ahí estaban poniendo la televisión, eso era para el que quería ver. Yo no veo eso; a mí no me gusta. En esa ocasión, con este mismo, que fue el 26 o 27, y como estaba solo le dije: "A mí no me gusta ver la basura esa", se lo dije porque estaba solo. Pero el día 2 usé otra palabra que fue la que te expliqué. Como eran cenizas dije: "¡Me voy antes que me coja la leche en polvo!" Lo dije como una broma. Y me dijo: "Eso es un delito muy grave". Me sorprendió, tuve unas palabras pero me fui. Y un amigo me llamó al teléfono y me dice: "Dale para el trabajo que esto aquí está revuelto".
Cuando llegué, a los 10 minutos vino la patrulla y me llevó para la estación de policía, allí uno preguntó, y le dicen: "No, ese ofendió al comandante". Me habló en tono amenazador, que me iba a arrastrar por todo aquello, que era una escoria, un gusano. No le respondí porque estaba en un lugar donde ellos tienen el poder. Dijo: "Llévenselo de aquí antes que le reviente la cabeza".
¿Habías estado preso alguna vez?
No, jamás. Llevo casi 30 años trabajando con esta gente.
¿Esperabas esto de tu administración, sindicato y tus compañeros de trabajo?
No, es la minoría la que está en contra mía. La otra parte no. Ellos empezaron porque antes del día 2 en mi trabajo se liberó para que fueran a firmar el libro de condolencias y yo no participé, porque lo mío es trabajar, lo mío no es el tema político. A raíz de eso me cazaron el momento que yo usara una expresión en contra de ellos y ahí fue donde aprovecharon y me detuvieron. Tuve un solo testigo y en el día del juicio se parecieron seis gentes votando en contra mía.
¿Cuál fue el ambiente en la prisión y las unidades de policía en que estuviste todo este mes, a raíz de la muerte de FC?
Bueno, eso pasó antes de yo entrar, que a uno por pensar igual que yo, por pensar diferente… se llama Cardet, el médico Cardet, que vive en Velasco. Buscaron a un preso que tiene una condena grande, y por un estímulo de una visita adelantada o un pabellón (conyugal) para que le diera una golpiza en una celda cerrada.
Y a raíz de la muerte de FC, ¿qué hablaban, qué decían?
Ellos más bien me apoyaban. Yo pensé que me iba a sentir aislado y ellos me apoyaban por el motivo mío.
Nos hablaste del juicio. ¿Tienes posibilidad de hacer una apelación?
No, con esa cosa no tienes beneficio, no tienes derecho a nada. Si hago la apelación es por gusto. Si hubiera matado a alguien o hubiera robado, a lo mejor quizás aceptan eso, pero por las ideas mías es difícil que mejore. Si hago la apelación es para empeorar.
¿Qué esperas que pase a partir de ahora con tu situación?
Ya yo di un paso adelante, a cambio de nada. Mi preocupación es que cuando vaya a cumplir el tiempo que me queda que vean a un preso y le den un estímulo y me den una golpiza. Si salgo a la vida ciudadana, mi preocupación es que ya no puedo hacer un trabajo normal, no puedo hacer otra cosa porque ya estoy condenado y mi familia está condenada ya.
¿Qué pasará con tu familia?
Están muy preocupados. Tengo un niño con problemas de salud mental, que es lo que me tiene desequilibrado. Ahora cumple 18 años. Cuando yo trabajaba ayudaba a mi esposa, mi suegro, que es una persona de 86 años, mi niño y mi hermano, por la situación en que está. Ahora en esta situación, ya me veo en cero. Ya mi vida cambió, me veo condenado a la suerte.
¿Algo más que decir?
Agradecerles a ustedes, por el apoyo que me han dado, el único apoyo que tengo, pero estoy muy agradecido.