El padre espiritual del exilio cubano fallece en Miami víctima de un paro cardiaco a sus 83 años.
Fallece en la ciudad de Miami la tarde del miércoles 11 de abril Monseñor Agustín Román, Rector Emérito de la Ermita de la Caridad del Cobre y ex Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Miami.
Hasta el último instante el sacerdote cumplió con sus deberes eclesiásticos. Su cadáver fue hallado en el auto, pues se disponía a asistir a las clases de Catequismo en la Ermita de la Caridad.
"Yo no odio a nadie. Pero nunca quise salir de Cuba… Pienso que un sacerdote no abandona a su pueblo, pero fui expulsado por ser sacerdote. Mi pecado, entonces, es ser sacerdote, y no me arrepiento de serlo'', dijo el Monseñor Román en una entrevista con el Miami Herald publicada en el 5 de julio de 2009.
Román, es reconocido por ser una de las pocas figuras de Miami que define además de la trayectoria de la comunidad cubana, el legado de la hispana. Durante muchos años transmitió la misa dominical hacia Cuba por Radio Martí.
Durante la celebración por su medio siglo de entrega sacerdotal, monseñor Oscar Castañeda, ex rector de la Ermita de la Caridad, en Miami dijo, "su contribución ha sido extraordinaria… El es el sacerdote, el padre espiritual, el obispo y pastor del rebaño de Cristo que nos guía con su palabra y, de una manera muy especial, con su ejemplo de vida y fidelidad al Evangelio''.
En ese entonces Monseñor Román dio gracias por la fe, ‘‘que es ver con los espejuelos de Dios''. Se destacó por brindar apoyo espiritual para toda la comunidad y por ser el promotor principal en el sur de la Florida de la devoción a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.
La vida pastoral de Román, se desarrolló a la par de la historia de los cubanos. Habían pasado apenas seis meses del triunfo revolucionario de Fidel Castro, cuando se ordenó como sacerdote el 5 de julio de 1959 en la parroquia de San José de Colón, por el obispo Alberto Martín Villaverde, en Matanzas.
Román era un joven religioso recién llegado del seminario en Montreal, Canadá. Su compromiso pastoral y honestidad lo ubicaron rápidamente entre los no gratos de la naciente dictadura.
El 17 de septiembre de 1961, cuando cenaba en la casa parroquial, fue arrestado y embarcado con rumbo a España, junto con el obispo Eduardo Boza Masvidal y otros 130 religiosos. Ni siquiera le permitieron recoger su ropa ni despedirse de sus padres.
La partida del buque Covadonga, fue el preludio de una sistemática política de exclusión y represión contra los creyentes que se extendió hasta mediados de la década de 1990, además de ser un golpe duro para la Iglesia Católica en la isla.
Román se ofreció como voluntario en una parroquia de Temuco, al sur de Chile, "que tenía 14 tribus de la linda cultura mapuche'', comentó. Para el año 1966 ya estaba en Miami. Un año después fue nombrado párroco asistente de la Catedral de St. Mary, ubicada en noroeste de Miami.
El 8 de septiembre de 1967, día de la Caridad del Cobre, se celebró una misa para recibir la imagen de la virgen en una capilla provisional en los terrenos donde años después se contruyó la Ermita.
Se trataba de la imagen, que se encontraba en la parroquia de San Juan Bosco, en La Pequeña Habana, que había sido sacada clandestinamente de Cuba en 1961 para presidir la primera reunión multitudinaria del exilio.
"Fue la primera misa que se celebraba en español en esta Arquidiócesis'', recordó el monseñor, "se esperaba a unas mil, 2 mil personas y llegaron 30 mil… Ese acto abrió la hispanidad en Miami. El arzobispo Coleman F. Carroll quedó asombrado y pidió construir un santuario para la virgen''.
Ante la vocación de Román, Carroll le pidió que sirviera como director espiritual del santuario.
Líderes católicos del sur de la Florida ven en monseñor Román al líder más fiel del exilio.
“Cuando los sacerdotes fueron expulsados de Cuba, nadie pudo imaginar que ese acto tan terrible trajera consuelo para todos los exiliados… Román ha sido una luz para alimentar nuestro amor a la Patria, como también una guía firme para mantener los valores más puros de nuestra identidad'', dijo Rogelio Zelada, director de la Oficina de Ministerios Laicos de la Arquidiócesis de Miami, en entrevista hace unos años para El Nuevo Herald.
El santuario, la Ermita de la Caridad se construyó en 1973, en terrenos donados por Carroll. Las obras concluyeron en el 2000. Más de medio millón de personas la visitan cada año y es hoy un centro de la cultura y la religiosidad cubana.
"Desde el principio comenzaron a peregrinar grupos de los 126 municipios de Cuba. Carecían de todo pero les sobraba la fe y la devoción a la Virgen de la Caridad'', resaltó. "Venían con saquitos de centavos, que es lo que tenían, con la ilusión de que un día la virgen tuviera su casa en este exilio. Y construyeron la casa de la virgen antes que sus propias casas'' recordó el monseñor sobre el papel que jugó la comunidad cubana en el exilio para la construcción del santuario.
En 1979 fue nombrado obispo auxiliar de Miami. Se destacó por su amor y solidaridad para los desposeídos y necesitados.
Su labor como siervo de Dios y cubano fue incansable. Durante los motines de los presos del Mariel contribuyó decisivamente a evitar un baño de sangre. En el 1987, miles de refugiados llegados por el puente marítimo Mariel-Cayo Hueso en 1980, guardaban prisión en cárceles de Atlanta, Georgia y Louisiana. Muchos habían cumplido sus sentencias.
La revuelta puso en jaque al sistema carcelario estadounidense, así como a las autoridades de inmigración y el Departamento de Justicia. Temía por la vida de los rehenes tomados por los amotinados y ya estaban listas las fuerzas para un ataque coordinado de las autoridades., bajo las garantías de Román y otros líderes del exilio, a última hora, los presos aceptaron una negociación.
"Fue el instrumento que logró el fin del motín carcelario más grande en la historia de Estados Unidos'', declaró a El nuevo Herald Rafael Peñalver, presidente del Instituto San Carlos sobre el monseñor. "Logró que los presos depusieran las armas y soltaran a los rehenes porque Román ya había alzado su voz pidiendo el derecho de libertad para ellos.
Como resultado de su gestión se logró establecer un proceso legal para examinar caso por caso y más de 7,000 detenidos obtuvieron su libertad' señaló. Román se retiró a los 73 años de edad, pero continuó oficiando misas y derramando su amorosa prédica en la Ermita de la Caridad.
Para el monseñor lo más importante en vida, más que homenajes a su persona, era el regalo de ver que cada familia se reúne una noche de cada semana en torno a la mesa. "Por dos horas, para rezar el rosario, para cenar y divertirse'', quería, "Sin teléfonos, ni televisión, ni radio''.
El monseñor Agustín Román nació en mayo 5 de 1928 en San Antonio de los Baños. Hijo de Rosendo Román y Juana M. Rodríguez.
Estudió Filosofía en el Seminario San Alberto Magno en Matanzas y Teología en el Seminario de Padres de Misiones Exteriores. Hizo una Maestría en Recursos Humanos en la Universidad de Saint Thomas y otra en el Seminario Regional St. Vincent de Paul.
Se ordenó como cura el 5 de Julio de 1959 y fue asignado a la diócesis de Matanzas. Fue entonces asignado a la parroquia Coliseo-Lagunillas y Pedro Betancourt y director espiritual de la Juventud Católica.
Ante su pérdida Juan Rumin Domínguez, rector de La Ermita, escribió “Mis hermanos y hermanas, mil gracias por las oraciones y su cercanía espiritual en este momento tan especial en que se confunden la tristeza por la partida de nuestro guía y maestro en la fe, y también el gozo de saber que ha llegado un Santo a la Casa del Padre Celestial”.
“Demos gracias a Dios por su vida. Demos gracias a Dios por su muerte santa, mientras se disponía a celebrar la Santa Misa para los jóvenes de la Catequesis de La Ermita; esa Catequesis que el fundo en esta misma Casa que también le construyó a nuestra Madre del Cielo”.
“Descansa en paz, incansable Pastor, y ruega por nosotros para que siguiendo tu ejemplo en esta vida un día podamos seguir disfrutando de tu buen humor, cariño y mansedumbre en la presencia del Padre Celestial. Amen!”
“Dale Señor a nuestro querido Obispo el descanso eterno y que brille para el la luz perpetua”.
El arzobispo Thomas Wenski también envió sus condolencias. "La Arquidiócesis de Miami ha perdido a un gran evangelizador, que predicó incansablemente el Evangelio a todos. Y la nación cubana ha perdido a un gran patriota. El obispo Román era el Félix Varela de nuestro tiempo”.
Video de la Arquidiócesis de Miami
http://www.youtube.com/embed/dB1unSlLbPA
Hasta el último instante el sacerdote cumplió con sus deberes eclesiásticos. Su cadáver fue hallado en el auto, pues se disponía a asistir a las clases de Catequismo en la Ermita de la Caridad.
"Yo no odio a nadie. Pero nunca quise salir de Cuba… Pienso que un sacerdote no abandona a su pueblo, pero fui expulsado por ser sacerdote. Mi pecado, entonces, es ser sacerdote, y no me arrepiento de serlo'', dijo el Monseñor Román en una entrevista con el Miami Herald publicada en el 5 de julio de 2009.
Román, es reconocido por ser una de las pocas figuras de Miami que define además de la trayectoria de la comunidad cubana, el legado de la hispana. Durante muchos años transmitió la misa dominical hacia Cuba por Radio Martí.
Durante la celebración por su medio siglo de entrega sacerdotal, monseñor Oscar Castañeda, ex rector de la Ermita de la Caridad, en Miami dijo, "su contribución ha sido extraordinaria… El es el sacerdote, el padre espiritual, el obispo y pastor del rebaño de Cristo que nos guía con su palabra y, de una manera muy especial, con su ejemplo de vida y fidelidad al Evangelio''.
En ese entonces Monseñor Román dio gracias por la fe, ‘‘que es ver con los espejuelos de Dios''. Se destacó por brindar apoyo espiritual para toda la comunidad y por ser el promotor principal en el sur de la Florida de la devoción a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.
La vida pastoral de Román, se desarrolló a la par de la historia de los cubanos. Habían pasado apenas seis meses del triunfo revolucionario de Fidel Castro, cuando se ordenó como sacerdote el 5 de julio de 1959 en la parroquia de San José de Colón, por el obispo Alberto Martín Villaverde, en Matanzas.
Román era un joven religioso recién llegado del seminario en Montreal, Canadá. Su compromiso pastoral y honestidad lo ubicaron rápidamente entre los no gratos de la naciente dictadura.
El 17 de septiembre de 1961, cuando cenaba en la casa parroquial, fue arrestado y embarcado con rumbo a España, junto con el obispo Eduardo Boza Masvidal y otros 130 religiosos. Ni siquiera le permitieron recoger su ropa ni despedirse de sus padres.
La partida del buque Covadonga, fue el preludio de una sistemática política de exclusión y represión contra los creyentes que se extendió hasta mediados de la década de 1990, además de ser un golpe duro para la Iglesia Católica en la isla.
Román se ofreció como voluntario en una parroquia de Temuco, al sur de Chile, "que tenía 14 tribus de la linda cultura mapuche'', comentó. Para el año 1966 ya estaba en Miami. Un año después fue nombrado párroco asistente de la Catedral de St. Mary, ubicada en noroeste de Miami.
El 8 de septiembre de 1967, día de la Caridad del Cobre, se celebró una misa para recibir la imagen de la virgen en una capilla provisional en los terrenos donde años después se contruyó la Ermita.
Se trataba de la imagen, que se encontraba en la parroquia de San Juan Bosco, en La Pequeña Habana, que había sido sacada clandestinamente de Cuba en 1961 para presidir la primera reunión multitudinaria del exilio.
"Fue la primera misa que se celebraba en español en esta Arquidiócesis'', recordó el monseñor, "se esperaba a unas mil, 2 mil personas y llegaron 30 mil… Ese acto abrió la hispanidad en Miami. El arzobispo Coleman F. Carroll quedó asombrado y pidió construir un santuario para la virgen''.
Ante la vocación de Román, Carroll le pidió que sirviera como director espiritual del santuario.
Líderes católicos del sur de la Florida ven en monseñor Román al líder más fiel del exilio.
“Cuando los sacerdotes fueron expulsados de Cuba, nadie pudo imaginar que ese acto tan terrible trajera consuelo para todos los exiliados… Román ha sido una luz para alimentar nuestro amor a la Patria, como también una guía firme para mantener los valores más puros de nuestra identidad'', dijo Rogelio Zelada, director de la Oficina de Ministerios Laicos de la Arquidiócesis de Miami, en entrevista hace unos años para El Nuevo Herald.
El santuario, la Ermita de la Caridad se construyó en 1973, en terrenos donados por Carroll. Las obras concluyeron en el 2000. Más de medio millón de personas la visitan cada año y es hoy un centro de la cultura y la religiosidad cubana.
"Desde el principio comenzaron a peregrinar grupos de los 126 municipios de Cuba. Carecían de todo pero les sobraba la fe y la devoción a la Virgen de la Caridad'', resaltó. "Venían con saquitos de centavos, que es lo que tenían, con la ilusión de que un día la virgen tuviera su casa en este exilio. Y construyeron la casa de la virgen antes que sus propias casas'' recordó el monseñor sobre el papel que jugó la comunidad cubana en el exilio para la construcción del santuario.
En 1979 fue nombrado obispo auxiliar de Miami. Se destacó por su amor y solidaridad para los desposeídos y necesitados.
Su labor como siervo de Dios y cubano fue incansable. Durante los motines de los presos del Mariel contribuyó decisivamente a evitar un baño de sangre. En el 1987, miles de refugiados llegados por el puente marítimo Mariel-Cayo Hueso en 1980, guardaban prisión en cárceles de Atlanta, Georgia y Louisiana. Muchos habían cumplido sus sentencias.
La revuelta puso en jaque al sistema carcelario estadounidense, así como a las autoridades de inmigración y el Departamento de Justicia. Temía por la vida de los rehenes tomados por los amotinados y ya estaban listas las fuerzas para un ataque coordinado de las autoridades., bajo las garantías de Román y otros líderes del exilio, a última hora, los presos aceptaron una negociación.
"Fue el instrumento que logró el fin del motín carcelario más grande en la historia de Estados Unidos'', declaró a El nuevo Herald Rafael Peñalver, presidente del Instituto San Carlos sobre el monseñor. "Logró que los presos depusieran las armas y soltaran a los rehenes porque Román ya había alzado su voz pidiendo el derecho de libertad para ellos.
Como resultado de su gestión se logró establecer un proceso legal para examinar caso por caso y más de 7,000 detenidos obtuvieron su libertad' señaló. Román se retiró a los 73 años de edad, pero continuó oficiando misas y derramando su amorosa prédica en la Ermita de la Caridad.
Para el monseñor lo más importante en vida, más que homenajes a su persona, era el regalo de ver que cada familia se reúne una noche de cada semana en torno a la mesa. "Por dos horas, para rezar el rosario, para cenar y divertirse'', quería, "Sin teléfonos, ni televisión, ni radio''.
El monseñor Agustín Román nació en mayo 5 de 1928 en San Antonio de los Baños. Hijo de Rosendo Román y Juana M. Rodríguez.
Estudió Filosofía en el Seminario San Alberto Magno en Matanzas y Teología en el Seminario de Padres de Misiones Exteriores. Hizo una Maestría en Recursos Humanos en la Universidad de Saint Thomas y otra en el Seminario Regional St. Vincent de Paul.
Se ordenó como cura el 5 de Julio de 1959 y fue asignado a la diócesis de Matanzas. Fue entonces asignado a la parroquia Coliseo-Lagunillas y Pedro Betancourt y director espiritual de la Juventud Católica.
Ante su pérdida Juan Rumin Domínguez, rector de La Ermita, escribió “Mis hermanos y hermanas, mil gracias por las oraciones y su cercanía espiritual en este momento tan especial en que se confunden la tristeza por la partida de nuestro guía y maestro en la fe, y también el gozo de saber que ha llegado un Santo a la Casa del Padre Celestial”.
“Demos gracias a Dios por su vida. Demos gracias a Dios por su muerte santa, mientras se disponía a celebrar la Santa Misa para los jóvenes de la Catequesis de La Ermita; esa Catequesis que el fundo en esta misma Casa que también le construyó a nuestra Madre del Cielo”.
“Descansa en paz, incansable Pastor, y ruega por nosotros para que siguiendo tu ejemplo en esta vida un día podamos seguir disfrutando de tu buen humor, cariño y mansedumbre en la presencia del Padre Celestial. Amen!”
“Dale Señor a nuestro querido Obispo el descanso eterno y que brille para el la luz perpetua”.
El arzobispo Thomas Wenski también envió sus condolencias. "La Arquidiócesis de Miami ha perdido a un gran evangelizador, que predicó incansablemente el Evangelio a todos. Y la nación cubana ha perdido a un gran patriota. El obispo Román era el Félix Varela de nuestro tiempo”.
Video de la Arquidiócesis de Miami
http://www.youtube.com/embed/dB1unSlLbPA