Después de haber lanzado una alerta el pasado 13 de diciembre acerca de las nuevas metodologías represivas del gobierno cubano, La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) regresa sobre el tema, preocupada por el visible uso que el régimen hace del COVID-19, instrumentando la epidemia como pretexto para restringir, aún más, los ya mermados derechos ciudadanos.
Existe, según la FHRC, un peligro real, ya que, “en sociedades cerradas con regímenes totalitarios, las pandemias también presentan oportunidades a las elites de poder para intensificar sus controles represivos justificándolos con la profilaxis sanitaria”.
El estado cubano no ha dudado en sacar ventaja del COVID-19 en el aspecto político y económico. En lo político, fortalece el control policíaco sobre la sociedad en momentos en que se estaba “resquebrajando cada vez más con numerosas protestas”
En lo económico, “intensifica sus esfuerzos por exportar servicios médicos y fármacos, además de haber dado acogida, hasta el final a turistas incluso a aquellos varados en cruceros que eran rechazados en los demás puertos”.
El informe hace énfasis en el empeño del régimen en “vender una imagen de solidario, humanista y desinteresado”, utilizando el personal médico como mano de obra esclava.
Tras enumerar las señales de que el gobierno cubano está “transitando del estado policíaco al que nos tiene habituados hacia una circunstancia de aún mayor control social, censura informativa y violaciones de derechos humanos, de expresión y movimiento”.
Todo esto, unido a la rentabilización de la crisis, culpando ahora a la pandemia del coronavirus de todas las carencias, desde alimentos, transporte, suministros médicos y también, como justificación para las restricciones de viajes internos y al exterior y de movimiento en general a opositores y miembros de la prensa independiente.
Otro riesgo que señala es el de utilizar el virus para paralizar la actividad de los opositores a corto y mediano plazo, siendo el régimen el único organismo autorizado para realizar las pruebas de COVID-19, esto podría prestarse a la manipulación de resultados.
La FHRC teme que, en estos momentos, el gobierno cubano esté aprovechando la crisis para “abrir la puerta hacia una transición “constitucional”, que conduzca “hacia una abierta militarización del estado”.
En su informe, la FHRC hace constar que, al menos hasta ahora, esa militarización ha sido encubierta bajo la apariencia de instituciones y funcionarios “civiles”, pero existe la posibilidad real de que, amparados por la constitución, sometan a todas las instituciones a la hegemonía del Consejo Nacional de Defensa.
El Título X, Capítulo II, Artículo 28 es la herramienta de dicho Consejo Nacional de Defensa:
“El Consejo de Defensa nacional es el órgano superior del Estado, que tiene como misión fundamental organizar, dirigir y preparar al país, desde tiempo de paz para su defensa, y velar por el cumplimiento de las normativas vigentes relativas a la defensa y seguridad de la nación. Durante las situaciones excepcionales y de desastre dirige al país y asume las atribuciones que le corresponden a los órganos del Estado, con excepción de la facultad constituyente”
Citado por la Fundación para los Derechos Humanos, este Artículo 28 puede dar pie a que “En las actuales circunstancias de Cuba, la profilaxis sanitaria puede servir para ocultar el transitar hacia una profilaxis política en un Estado de sitio”.
El FHRC cierra su informe con un “llamado de alerta a las fuerzas democráticas dentro y fuera de Cuba a prestar atención, denunciar y resistir las nuevas tendencias represivas que ahora pueden enmascararse con el pretexto de la pandemia”