El papa Francisco abre la puerta a los divorciados que se vuelven a casar para que puedan acceder, según el caso, a la comunión; acepta las uniones de hecho y rechaza con firmeza el matrimonio entre homosexuales en su exhortación apostólica Amoris Laetitia ("La alegría del amor"), difundida este viernes en el Vaticano.
"No es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación llamada 'irregular' viven en una situación de pecado mortal", sostiene Francisco en el documento de nueve capítulos, en 260 páginas, en el que fija las líneas de la Iglesia sobre la familia y el matrimonio e invita ante todo a "acompañar, discernir e integrar".
El documento es el fruto de dos ciclos de consultas y de dos tensos sínodos celebrados en octubre de 2014 y octubre de 2015 sobre la crisis que vive la familia.
Francisco, que cita a los grandes escritores latinoamericanos Jorge Luis Borges, Octavio Paz y Mario Benedetti, además del psicoanalista Erich Fromm, pide que se evite dar juicios que "no tengan en cuenta la complejidad" de las situaciones.
En la segunda exhortación de su breve pontificado, Francisco acepta las uniones prematrimoniales como un paso adelante "hacia el camino de la plenitud del matrimonio y de la familia" y reconoce las numerosas razones por las que las parejas, según el contexto social y cultural, deciden convivir.
Francisco reitera su visión de la Iglesia, que "no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas".
En el capítulo en el que aborda las relaciones homosexuales, el Papa reitera que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser "respetada en su dignidad" procurando evitar "toda discriminación injusta".
Sin embargo, considera "inaceptable" la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre un hombre y una mujer. Subraya que "no existe fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas", entre ambas realidades.