Hombres de éxito en Cuba, pero bajo la Dirección de Gallos

Ahora los galleros pueden ser exitosos y socialmente aceptados en Cuba.

Miles de hombres fueron encarcelados o perseguidos en toda la isla no ya por oponerse al paraíso de los proletarios, sino por participar en peleas de gallos.

Como el ser gay, el ser papista, tener dólares o portar una bandera norteamericana, el pelear gallos finos ha pasado en Cuba de lo prohibido a lo promocionado, acorde con los nuevos vientos de supuestos cambios que soplan desde las charreteras del general Raúl Castro en una isla que, en 1959, iniciaba a palo y paredón la construcción de una sociedad bajo el sino de la más prístina pureza patriótica y revolucionaria.

Miles de hombres fueron encarcelados o perseguidos en toda la isla no ya por oponerse al paraíso de los proletarios, sino por participar en peleas de gallos finos, hombres como Tomás de Armas en Santa Clara, Elio Vega en Cienfuegos o Roberto Rivas en Quemado de Güines. Miles más quedaron en la miseria pues su modo de vida giraba en torno a la cría, entrenamiento y la pelea de gallos que se daba en relación con miles de vallas a lo largo de toda la isla que movían miles de pesos al año.

Valla se nombraba a una suerte de arena, ruedo, redondel, palenque o coliseo, por norma bajo techo, donde se daban las lidias y que venían a contar además con acondicionamientos para ventas de bebidas y alimentos.

En Cuba llegó a desarrollarse y especializarse tanto la actividad gallera que había expertos cuyo modo de vida era calzar los gallos de pelea con espuelas naturales postizas. La obtención de estas espuelas naturales presuponía la crianza paralela de gallos con este único fin, cuyas espuelas son sometidas a un tratamiento muy cuidadoso y prolongado hasta que alcanzan las dimensiones requeridas para su extracción y procesamiento.

Todo ese arte de la lidia de los gallos fue condenado por las autoridades comunistas de la isla, pero ahora vuelve a ser de buen ver y los camaradas corren al rescate de esas mismas tradiciones que ellos se empeñaron en extirpar de lo nacional sin que pudieran triunfar a pesar de la cárcel y la persecución a que sometieron a los galleros.

Así, la prensa oficialista ahora anuncia que Osmani Domínguez Aguilera es realmente un hombre de éxito, pero que de seguro, nada tiene que ver con Javier Argüelles, el protagonista de la película de Humberto Solas, pues sus logros son el mundo de las peleas de gallo.

Cuanta el cronista que en la valla Los Caballeros, finca La Vega, que pertenece a la Empresa Provincial de Atención a la Flora y la Fauna, se le puede ver sin falta cada domingo en plena temporada, pero lo que "pone el extra es cada vez que sale fuera de Holguín a un torneo nacional". Y ahora la provincia está "en la vanguardia a nivel nacional".

Dice el cronista, que en el pasado probablemente narrara con el mismo entusiasmo hazañas militares o de la zafra azucarera, que no sabe realmente cuál es el secreto pero que todo gallo que tocan sus manos se convierte en “oro, o mejor en precioso premio forjado con fino plumaje, gallardía y espuelas, pues ciertamente, existe una relación mágica entre este gallero y sus extraordinarios ejemplares, que trasciende las fronteras de su terruño.”

El gran triunfo de Osmani, según el cronista oficioso de la gallería oriental,llegó en el año 2011 con el primer lugar nacional en la feria celebrada en La Habana, en la finca Alcona, y ese mismo año se impone además en el Clásico Oriental, efectuado en su provincia.

Luego subiría tres veces a lo más alto en los torneos territoriales de Granma (2012), Santiago de Cuba (2013) y Las Tunas (2014). El pasado mes de marzo, se alzó con el segundo escaño nacional en la feria de La Habana.

“Es importante mantener un control exacto con el pesaje cada vez que se va a trabajar, es decir a entrenar, porque si se sube entonces se torna lento, y si se baja tampoco es buen síntoma, lo que indica que no está apto para pelear, tal como si fuera un atleta”, concluyó el gallero ante el cronista.

La actividad de gallos de lidia en Holguín está muy bien organizada por Abelardo Lozano, un habanero que desde hace muchos años se aplatanó allí.

“Existe una estructura de 29 zonas que agrupan a casi 800 integrantes, de estos 340 son criadores y 180 galleros, aunque todo sujeto a cambios, pues por bajo rendimiento entre 2011 y 2014, se hará una depuración este año para mantener solo a los más estables”, puntualizó.

En el último período, las zonas más destacadas son Gibara, Bocas, Cacocum, Urbano Noris, Potrerillo y Holguín-8, donde sobresalen los criadores Carlos Morales, Guillermo Graña, Jorge Pérez, Elier Pozo, Juan Ortega y Mario Moreno, entre otros de excelentes resultados en la cría y preparación del gallo de lidia.

Y como en la isla comunista al final nada escapa al enrevesado burocratismo socialista, además de la Dirección de Gallos perteneciente a la Empresa de Atención a la Flora y la Fauna, se ha creado una Comisión Provincial con el objetivo de perfeccionar más esta actividad recreativa de tanta tradición y arraigo en el cubano que antes, ay, era una actividad cuasi subversiva.