Un inusual llamado a una huelga general en Israel en protesta ante el fracaso por traer de regreso a los rehenes cautivos en la Franja de Gaza provocó cierres y otras afectaciones en distintos puntos del país el lunes, incluido el cierre de su principal aeropuerto internacional. Sin embargo, la convocatoria fue ignorada en otras zonas, en un reflejo de las profundas divisiones políticas en el país.
Cientos de miles de israelíes salieron a las calles la noche del domingo en medio del dolor y la indignación después de que seis rehenes fueron encontrados sin vida en la Franja de Gaza. Los familiares y buena parte de la población culparon al primer ministro Benjamin Netanyahu, asegurando que los rehenes pudieron haber vuelto con vida como parte de un acuerdo con Hamás para ponerle fin a un conflicto que se ha prolongado durante casi 11 meses.
Pero otros apoyan la estrategia de Netanyahu de mantener una incesante presión militar sobre Hamás, cuyo ataque del 7 de octubre en Israel detonó la guerra. Aseguran que eventualmente obligarán a los milicianos a ceder a las demandas israelíes, posiblemente conduzca a más rescates exitosos y concluya con la aniquilación de la organización.
El sindicato más grande de Israel, Histadrut, convocó la huelga general del lunes, la primera desde el inicio del conflicto. El llamado tenía como objetivo el cierre o afectación de grandes sectores de la economía, como la banca, los servicios de salud y el principal aeropuerto del país.
Las aerolíneas que operan en el aeropuerto Ben-Gurion suspendieron sus vuelos de salida entre las 8 y las 10 de la mañana. Esos vuelos partieron antes o sufrieron leves demoras, y los viajantes hacían largas filas en los mostradores a pesar de la afectación. Los vuelos de llegada continuaron como de costumbre en ese lapso, de acuerdo con la Autoridad Aeroportuaria de Israel.
Bancos, algunos centros comerciales y oficinas de gobierno cerraron a causa de la huelga y la circulación fue limitada. Los municipios en la zona más poblada del centro de Israel, incluido Tel Aviv, participaron en la huelga, lo que tuvo como resultado un horario reducido de clases y la cancelación de operaciones en guarderías públicas.
Sin embargo, muchos municipios, incluido el de Jerusalén, no participaron en la huelga. La prensa local señaló que el Estado presentó una apelación ante un tribunal laboral para cancelar la huelga, asegurando que fue por motivos políticos.
Las manifestaciones del domingo parecieron las más grandes desde el inicio de la guerra. Los organizadores calculan que hasta 500.000 personas se sumaron a eventos en todo el país, así como a la protesta principal en Tel Aviv. La prensa israelí estimó que entre 200.000 y 400.000 personas participaron en la marcha.
Exigen que Netanyahu llegue a un acuerdo para la liberación de los cerca de 100 rehenes cautivos en Gaza, una tercera parte de los cuales se cree que están muertos, incluso si eso significa permitir que Hamás continúe operando y retirarse del territorio. Muchos israelíes están a favor de esta postura, pero otros dan prioridad a la destrucción del grupo miliciano por encima de la libertad de los rehenes.
Netanyahu ha prometido una “victoria total” sobre Hamás y culpa al grupo por el fracaso en las negociaciones, las cuales se han prolongado durante buena parte del año.
Israel dijo que Hamás mató a los seis rehenes poco antes de que las fuerzas israelíes llegaran al túnel en el que estaban retenidos. Tres de ellos, incluido uno con doble nacionalidad israelí y estadounidense, estaban programados a ser liberados en la primera fase de un acuerdo de cese del fuego discutido en julio pasado, según informes. El ministerio de Salud israelí dijo que las necropsias habían determinado que los rehenes recibieron disparos a quemarropa y fallecieron entre jueves y viernes.
Netanyahu culpó a Hamás, asegurando que “quien asesina rehenes no quiere un acuerdo”.
Hamás culpó a Israel y a Estados Unidos, acusándolos de prolongar las negociaciones con nuevas demandas, incluido el control prolongado de Israel sobre dos corredores estratégicos dentro del territorio. Hamás ha ofrecido dejar en libertad a los rehenes a cambio del fin de la guerra, el retiro absoluto de las fuerzas israelíes y la liberación de un gran número de prisioneros palestinos, incluidos milicianos de alto rango.