El izquierdista Yamandú Orsi y el oficialista Álvaro Delgado se encaminaban a una segunda vuelta electoral en Uruguay el próximo 24 de noviembre, con más del 57% del conteo preliminar, tras las votaciones del domingo. Los uruguayos deberán decidir en el balotaje si devuelven el poder a la izquierda tras cinco años de ausencia o si mantienen al oficialismo en el gobierno.
Ambos aspirantes reconocieron por la noche ante sus simpatizantes que se enfrentarán en la segunda vuelta, cuatro horas después del cierre de los centros de votación.
Aún con resultados preliminares, Orsi apareció ante miles de seguidores: "Gracias, gracias, gracias". El candidato izquierdista opositor aseguró que el "Frente Amplio es nuevamente el partido más votado de Uruguay".
Y pidió a sus votantes un último esfuerzo, en alusión a la segunda vuelta. "Vamos en estos 27 días por ese último esfuerzo, con más ganas que nunca".
También el candidato oficialista apuntó al balotaje ante sus simpatizantes cuando el conteo preliminar llegaba a casi el 50%: "Después del resultado de esta noche, donde la gente nos depositó su confianza de ser la mayoría del Uruguay, mañana nos vamos a estar juntando para planificar la campaña rumbo al balotaje". Además, Delgado envió "un saludo especial a Yamandú Orsi y a los militantes del Frente Amplio".
La coalición de izquierdas Frente Amplio, favorita en las encuestas y encabezada por Yamandú Orsi, buscaba en estos comicios recuperar en las urnas la hegemonía que la mantuvo al mando del país entre 2005 y 2020. El Partido Nacional, representado por Álvaro Delgado, confiaba en mantener la continuidad de su legado alentado por el carisma del presidente saliente, Luis Lacalle Pou.
Según cifras difundidas por la Corte Electoral, a la hora del cierre de las urnas habían votado un 89% de los 2.727.120 electores habilitados.
Andrés Ojeda, el tercer candidato en la disputa presidencial que se presentó como la cara de la "nueva política" por el Partido Colorado, salió al escenario junto a Delgado en una muestra de apoyo a su coalición.
"Hoy no sólo somos un socio importante de varios, sino también estamos en el cogobierno que se viene", resaltó. "No se gana el gobierno sin nosotros", insistió, sobre su apoyo a los oficialistas para encarar al Frente Amplio.
Al inicio del conteo, encuestas de salida de cuatro firmas privadas apuntaban hacia esa segunda vuelta entre los candidatos del Frente Amplio —que aparecía con ventaja— y del Partido Nacional. Las aproximaciones de Usina de Percepción Ciudadana, de Cifra, de Opción y de la Consultora Equipos oscilaban en atribuir entre un 42 y un 44% del respaldo popular a la coalición izquierdista, frente a un 27 y 28% de la candidatura oficialista.
En unas elecciones caracterizadas por una inusual apatía del electorado, la jornada de votación transcurrió con tranquilidad y sin incidentes destacados.
El expresidente José "Pepe" Mujica votó temprano y apeló a defender la democracia. "Si los jóvenes no se prenden estamos fritos, si no se prenden es porque no los enamoramos, es porque damos asco".
Fue uno de los primeros en sufragar. El exmandatario, uno de los líderes históricos del tradicional bloque izquierdista Frente Amplio, llegó a una escuela del vecindario Cerro de la capital uruguaya en silla de ruedas y ayudado por algunos colaboradores.
"Tenemos que apuntalar a la democracia, no porque sea perfecta, pero porque hasta ahora los humanos no hemos inventado nada mejor", afirmó.
Muchos votantes aprovecharon el día soleado para darse un paseo por las orillas del Río de la Plata y después acudir a sus respectivos centros. Las filas empezaron a alargarse en las horas de la tarde, sin que se registraran incidentes destacados durante la jornada.
"Después de cinco crisis y cómo salimos de esta crisis, no hay modo de no votar por Delgado. Además fue jefe de Gabinete y es la continuidad de Luis" Lacalle Pou, señaló la estudiante de Medicina, Catalina Lima.
"Ellos (el oficialismo) tuvieron su chance y no resultó. Ahora es la hora de volver y volver más fuertes", afirmó el profesor Federico Morales.
Expertos atribuyeron esa baja adhesión y movilización popular a que la ciudadanía no considera que éste será un ciclo electoral con "cambios fundamentales", ya que los proyectos de los dos principales contendientes guardan similitudes y coinciden en tener sus ejes centrales en mejorar la competitividad del país, acortar las brechas económicas y reducir la tasa de la pobreza infantil.
"Ha sido una campaña alejada de la gente, que no logró los niveles de movilizaciones que tiene Uruguay históricamente, donde la adhesión a los partidos es de las más altas de Latinoamérica", afirmó a The Associated Press el analista político Julián Kanarek.
Los dos principales contendientes votaron entrada la mañana. Orsi depositó su voto en una escuela técnica de Canelones, su fortín político y situado a unos 50 kilómetros de Montevideo, y pidió a los ciudadanos celebrar esta jornada electoral "como una fiesta, no como una guerra".
Delgado, por su parte, se desplazó con su familia al Club Banco República, situado en el barrio Pocitos de la capital uruguaya, para sufragar y afirmó sentirse "emocionado y confiado" de que la gente "votará por la continuidad", mientras agradeció la militancia, "sobre todo de los jóvenes".
Igualmente por la mañana votó el saliente mandatario Lacalle Pou, quien afirmó que "hoy los protagonistas son otros" y "hoy empieza a cambiar el gobierno".
Mientras, el candidato del Partido Colorado entregó su voto en las primeras horas de la tarde, acompañado de su sobrino, en el barrio de Punta Gorda. Ojeda, tercero en las encuestas, señaló que las proyecciones de estos comicios han dado una "lección al sistema" y que "la nueva política llegó para quedarse".
En la misma jornada se celebraban también dos plebiscitos, en los que el voto —a diferencia de la elección presidencial— no es obligatorio. Uno se refería a la creciente preocupación en seguridad y la posibilidad de permitir allanamientos nocturnos en los domicilios, mientras que la segunda consulta popular indagaba sobre una reforma al sistema de pensiones.
Los uruguayos deberán decidir en segunda vuelta si devuelven el poder a la izquierda tras cinco años de ausencia o mantienen al oficialismo en el gobierno.