Jacobo Machover recuerda a Ricardo Bofill

Amnistía Internacional publicó la noticia de la liberación de Ricardo Bofill en 1985.

El autor cubano radicado en París, Jacobo Machover, elogió la vida y obra Ricardo Bofill Pagés, uno de los fundadores del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, CCPDH.

"Siento una inmensa tristeza por el fallecimiento de Ricardo, un gran demócrata", dijo Machover en un texto publicado el domingo en Facebook. "Ricardo fue mi amigo".

"Un hombre valiente y apasionado, que dedicó su tiempo en libertad en dar a conocer a través del mundo la realidad de la tiranía castrista", fue como Machover lo describió.

También dijo que su amigo ya estará junto con sus queridos Gustavo Arcos Bergnes y Martha Frayde, fundadores e integrantes del CCPDH.

Para explicar en más detalle quién fue Ricardo Bofill, Machover reprodujo en Facebook algunas de sus palabras, recogidas entre 1989 y 2006 y publicadas en el "Libro negro del castrismo", el cual fue escrito por el propio Machover y publicado en 2009 por Ediciones Universal, de Miami:

UN LUCHADOR PRO - DERECHOS HUMANOS

"Tribunales independientes y vigencia de las garantías individuales. Libertad de expresión y elecciones libres. Serían los primeros pasos para la reconstrucción del Estado de derecho en Cuba". Ricardo Bofill Pagés.

Después de haber pasado cerca de trece años en las cárceles castristas en distintas épocas, y haber creado desde el interior mismo de la prisión el primer Comité pro-derechos humanos, junto con algunos de sus compañeros de infortunio, Ricardo Bofill se dedica a recorrer, desde el exilio, todos los foros dedicados al tema de los derechos humanos, donde intenta explicar, con una pasión y una exaltación indignadas, la situación reservada a los presos políticos cubanos, así como la necesidad de restablecer un Estado de derecho.

Era un hombre de izquierda, cercano a los comunistas, mucho antes de la toma del poder por Fidel Castro. Sin embargo, fue encarcelado a raíz del proceso llamado "micro-fracción", montado en 1968 contra varios militantes pro-soviéticos.

"El libro negro del Castrismo", Ed. Universal, Miami. Jacobo Machover.

He aquí uno de los más hondos misterios de la revolución cubana. Mientras Fidel Castro apoyaba abiertamente la entrada de las tropas soviéticas en Checoslovaquia, al mismo tiempo procedía a la detención de los antiguos dirigentes comunistas, que adoptaban esa misma línea.

En realidad, tenía que limitar la influencia de éstos por miedo a encontrarse frente a una tendencia capaz de influir sobre su poder personal, definido antes que nada por los sobresaltos de su propio pensamiento.

Bofill fue una de las víctimas expiatorias de Castro y, también, uno de sus principales opositores, primero en la isla, luego en el exilio. Es uno de los principales protagonistas de la lucha pacífica por la instauración de la democracia, junto con Martha Frayde y Gustavo Arcos Bergnes, fallecido en Cuba en 2006.

El proceso contra la "micro-fracción"

Ricardo Bofill Pagés: "Yo fui expulsado de la Universidad en 1966 por diversionismo ideológico. No exactamente por eso, sino por nuestra posición contestataria, de crítica hacia las políticas y las ideologías oficiales.

En 1967, ya soy arrestado. Se me ocupa un libro en mi poder que se llama "Apuntes para una historia crítica de la revolución cubana", y que estaba en proceso de elaboración y entonces me condenan por "diversionismo ideológico" a doce años, en un proceso denominado de la "micro-fracción" donde había viejos militantes del Partido Comunista. Fuimos los últimos que nos soltaron.

Yo había sido militante de la izquierda en Cuba. Pero siempre fui militante anti-estalinista. Fui militante por mi procedencia familiar, republicana española. Yo fui realmente un poco de izquierda mientras triunfó Fidel Castro y las supuestas izquierdas llegaron al poder.


Mi experiencia con el supuesto socialismo en Cuba, mi experiencia con la Unión Soviética cuando fui dos veces como profesor invitado a la Universidad Lomonosov me convirtieron además en un anticomunista convencido. No hay términos medios en esto.

El socialismo real en la Unión Soviética

Lo que yo vi en la Unión Soviética, lo que me contó en aquella época Alexander Solzhenytsin en 1963, quien había acabado de publicar "Un día en la vida de Iván Denisovich". Yo lo conocí en su casa junto con otro disidente famoso, Yuri Orlov. Allí nos reunimos una noche. Las historias que oí (era el último año de apertura, al año siguiente fue destituido Khruschov; la apertura significa que se hacían estos cuentos en la casa de los disidentes y no te llevaban para el campo de concentración al otro día…).

Cuando Solzhenytsin, que había sido capitán del Ejército Rojo, me hizo aquella historia de los gulags y de los campos y me dijo que en esos momentos, no en el pasado, había más de cincuenta mil personas en Siberia, no presos políticos, presos generales, de los cuales van a sobrevivir cinco mil o seis mil porque se mueren de frío, de neumonía, me quedé perplejo. Me lo confirmaron otros disidentes. Yo entonces tenía una imagen diferente, pensaba que todo esto era una propaganda de la CIA o de no sé quién.

No tan sólo lo que me contaron, lo que yo vi. El ciudadano soviético que yo vi era un hombre muerto de miedo. Aquello era tan infernal, lo que le habían sembrado en la cabeza, aquella gente no hablaba, no daba opiniones.

Los Comités pro-derechos humanos

De aquello surge la convicción de que las libertades políticas y sociales del hombre hay que defenderlas a ultranza. Me di cuenta de que el socialismo en Cuba no era reformable (nosotros lo intentamos un poco con una crítica dentro de la revolución). Lo que terminamos fue en la cárcel y acusados de contrarrevolucionarios.

Dentro de la cárcel surgió la idea en esos años de fundar un Comité de derechos humanos pero se fundó cuando salimos de la cárcel, en el año 1976. Fue fundado por Gustavo Arcos Bergnes, que era asaltante del Moncada y embajador de Cuba en Bélgica, un hombre que, cuando se disgustó con Fidel Castro, renunció, regresó a La Habana y protestó en La Habana.

También fue fundadora la doctora Martha Frayde, que había sido a su vez embajadora de Cuba ante la UNESCO. Apenas seis meses después, detuvieron a Martha Frayde, la condenaron a veintinueve años de cárcel. Debido a la valentía de Martha, que no aceptó ninguna de las acusaciones que hacían contra nosotros, nos salvamos.

Pero, en el año 1980, volvimos a la prisión. Allí empezamos a salir un poco a la luz. Porque los primeros años fueron años muy discretos, años de trabajo prácticamente anónimos. Lo que hacíamos es ser corresponsales de Amnesty International.

Salimos a la luz precisamente por lo del Mariel. Porque cuando hubo esos verdaderos pogroms que se llevaron a cabo en La Habana, en los que murieron decenas de personas que nosotros tenemos registradas que lincharon en las calles de La Habana y sobre todo del interior del país. Agarraron a las personas a golpes, asaltaron casas. Empezaron por las personas que estaban en la embajada del Perú cuando salieron con salvoconductos y después atacaron a todas las personas que iban a presentarse a los lugares de salida, y las casas.

Una de las casas que asaltaron fue la mía. Una de las personas a la que le dieron una paliza de la que nunca se recuperó fue mi padre, que además tenía setenta y un años y le faltaba un ojo de una operación de catarata.

Libertad no ha habido ninguna. Todas las actividades que hemos hecho ha sido a contrapelo de lo que ha pasado, de trece años en la cárcel, de palizas, de golpes, de golpear a los familiares, de asaltar la casa, de campañas de difamación, de decir hasta que mi madre era una prostituta que además trabajaba de informante del gobierno de Batista.

Lo dijeron en la televisión en una campaña que hicieron contra mí en el año 1985. En esto no hay nada nuevo. Esto es un remedo. En Cuba no hay nada nuevo. Cuba es una sociedad estalinista copiada al calco, con pelos y señales, no del estalinismo de los años 1930 pero sí del nuevo estalinismo de la época de Brezhnev de los años 1960 y 1970.

Cuba es una estructura policial. Los primeros asesores que llegaron a Cuba en el año 1959 fueron los asesores del KGB. Precisamente se produjo en primer lugar la sovietización de la represión. La Seguridad del Estado cubana es una organización calcada de los soviéticos.

En La Habana nosotros pudimos actuar en la misma forma que han actuado los disidentes y los defensores de derechos humanos del campo socialista, los de Checoslovaquia "Carta 77", el grupo de Kuron en Polonia y el grupo de Sajarov en la Unión Soviética. Hemos pagado más o menos igual, al precio de pasarnos la vida en la cárcel. Y el tiempo que estábamos en la calle era esperando regresar a la cárcel otra vez.

Salimos a la luz desde la cárcel. Estábamos en la cárcel cuando empezamos a publicar materiales afuera, sobre todo en los Estados Unidos porque en otros lugares del mundo es lo que Néstor Almendros ha dicho después que nadie quería escuchar.

Las primeras veces que nosotros fuimos a la embajada francesa para denunciar la violación de los derechos humanos fue en la época de Valéry Giscard d'Estaing, luego en la de Mitterrand. El embajador nos botó cuando leyó los documentos, en el año 1978. Nos dijeron cuando leyeron esos papeles que allí no fuéramos a buscar más nada porque la embajada estaba para sostener las mejores relaciones con el gobierno de Cuba. Nadie nos quería prestar atención.

En aquellos años, ni siquiera Amnesty International, esa organización a la que después le debimos tanto, quería escuchar nada porque su sección latinoamericana estaba llena de infiltrados chilenos y de otros países, estalinistas.

Amnesty se resiste a hablar de los crímenes. Habla de las detenciones arbitrarias y de los presos de conciencia. Alegamos de forma muy categórica que quienes sabemos realmente lo que pasa en Cuba en cuestión de derechos humanos somos nosotros, los de adentro.

Los Comités de derechos humanos en Cuba no se han dividido, se han multiplicado. Nosotros fuimos el origen de un movimiento que ahora se ha diversificado. Es lo más normal del mundo. La unanimidad no existe más que en los cementerios y eso porque allí no hay vida.

Tiene que haber tantas organizaciones y tantos matices como espectros hay de intereses, de gustos. Nosotros defendemos la libertad de asociación. Cuando se creó el Comité, era una sola organización disidente. Yo no creo que haya que unirse. Es algo absolutamente absurdo. Fortalece. Esa lucha fortalece la democracia.

La polémica la hay y es fructífera en una sociedad porque el monopolio de la verdad no lo tiene nadie. Yo no tengo la verdad ni los otros tampoco. Esa es la sociedad a la que aspiramos, donde haya un foro de debates. Ahora, que nosotros canalicemos nuestras discrepancias de forma civilizada, en debates lúcidos, así lo hacemos, con un fragmento nada más de la verdad."

Miami - Roma - París - Madrid, 1989 -2006