El proyecto audiovisual independiente Palenque Visión acaba de publicar el reportaje Una mujer en el límite, donde una joven cubana narra cuándo y cómo se inició en la prostitución.
Frente al reportero Juannier Ramírez Matos la mujer desgranó cada paso que dio en el comercio clandestino de su cuerpo, quiénes pagan mejor, por qué lo hizo y por qué continúa haciéndolo.
"Empecé a los 16 años, de ahí me casé, parí, tengo un niño de seis años que lo mantengo yo. Ese niño se mantiene a base de 'esto', a ese niño no le falta nada…", señala sin rubor la joven de 25 años de edad.
El audiovisual indaga en las causas y obtiene respuestas como esta: "Se debe a la escasez, y en parte a que muchas de ellas no quieren trabajar tampoco", asegura un joven transeúnte.
"¿Conoces chicas de 15 años que estén 'luchando' ahora mismo?", inquiere el entrevistador y la prostituta afirma de manera categórica que sí. "A más de 20. Un rato son 10 dólares y una noche veinte", detalló la entrevistada.
A pesar de la forma descarnada en que la muchacha describe su paso por las vías prohibidas de entregar su cuerpo, aconseja a otras que no le sigan: "…que no se prostituyan, que esta es la vida más cochina que hay en el mundo. Eso es lo que yo les aconsejo a todas las de 15 años”, señala.
Sexo y violencia
Entre sus anécdotas, la joven cuenta una en la que estuvo a punto de ser agredida con un arma blanca. Un cliente le exigía más allá de lo que ella había ofrecido y la amenzó con una tijera.
"Él terminó de hacer sexo, me puse mi ropa y me sacó una tijera. No tengo que seguir obligado, si ya te pagué, no tengo que estar siguiendo. Se lo dije a unos amigos míos del Dimar (establecimiento estatal donde se hospedaron) y le cayeron atrás y lo pincharon porque por poco me mata", asegura.
Esta joven afirma que la policía entra en el trueque de sexo a cambio de no detener a las prostitutas. "Los policías proponen eso para no llegar a la 4ta (estación policial). Tú haces sexo con ellos y te dejan ir", y a continuación relata una escena en la que pudo escapar a cambio de tener relaciones sexuales con los policías.
"Los chinos son los que mejor pagan. Cada vez que entra un barco ahí, a La Alameda –en Santiago de Cuba– los chinos te pagan 70 u 80 pesos (en dólares). Los buenos pagadores son los chinos", refiriéndose a los turistas y estudiantes asiáticos que llegan últimamente a la isla.
"Sí, lo he pensado, pero no me puedo quitar, por mi hijo, para que no pase trabajo", concluye la joven.