“Nosotros esperamos que sea una coyuntura pasajera”, dijo el martes en Nueva York el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla al definir el estado actual de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
El canciller usó el mismo término acuñado por el gobernante Miguel Díaz-Canel para referirse a la crisis energética en el país, que La Habana también insiste en considerar pasajera.
Sobre el embargo de Estados Unidos a Cuba, Rodríguez Parrilla lamentó que los estadounidenses se vean afectados por el “recrudecimiento del bloqueo”, que no les permite viajar a la isla, pero dijo no saber por qué su gobierno les impide viajar al extranjero a cerca de 200 cubanos “regulados”.
“No lo sé”, respondió el canciller cuando el vicepresidente de noticias de Associated Press, Ian Phillips, le preguntó: “Hay varios activistas, disidentes, periodistas, que se han quejado de encontrarse regulados cuando tratan de salir del país; es decir, les prohíben viajar. ¿Cuál es la justificación para esta medida?”
El ministro cubano declaró entonces que habría que conocer caso por caso.
“Las regulaciones migratorias cubanas son muy similares a las de cualquier país y cualquier política migratoria moderna, que establecen toda una serie de figuras en ley que restringen las salidas del país a personas que conocen información clasificada; es decir, cargos anteriores en el gobierno, personas que están sometidas a procesos judiciales”, manifestó Rodríguez Parrilla.
Radio Televisión Martí no tiene cifras precisas de cuántos de los “regulados” quedan exentos de esas categorías, entre otras razones porque el propio gobierno al que Rodríguez Parrilla representa no las publica.
Mientras tanto, en el día 52 de su huelga de hambre en Santa Clara exigiéndole al régimen que acabe con la política de los "regulados" y respete la libertad de los cubanos, el activista Guillermo del Sol conversó con el presentador y periodista de Radio Martí Tomás Cardoso, con quien compartió su testamento político.
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El régimen cubano tampoco da explicaciones a los afectados al notificarles que están sujetos a esa “regulación”, lo que por lo general ocurre cuando ya han pagado boletos aéreos, como es el caso de la periodista del diario digital 14ymedio Luz Escobar, a quien se lo dijeron en el Aeropuerto Internacional Jose Martí mientras se disponía a abordar un vuelo a Argentina.
Incluso, la “regulación” ha entrado en vigor después que el “regulado” hiciera un primer viaje fuera de la isla a gestionar un segundo viaje. Le ocurrió, por ejemplo, al activista de la comunidad LGBT Leandro Rodríguez, a quien nada le impidió abordar un vuelo a Trinidad y Tobago, donde solicitó y le fue concedida una visa de entrada a Estados Unidos, pero le prohibieron usarla después para ir a Washington D.C. con escala en Miami.
Asombrosamente, en un gesto quizás conciliatorio, el canciller Rodríguez Parrilla no dio por sentado que los motivos de la política estadounidense hacia Cuba fueran deliberadamente perversos.
“Una característica del ‘bloqueo’ y de este tipo de medidas es que o se proponen, o por lo menos se ignora, que provocan daño humano; que provocan dificultades, privaciones a las familias, a los niños, a los ancianos; que obstaculizan los servicios de salud, de educación, de seguridad social”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores cubano.
“Son crueles”, dijo y declaró que la tendencia al acercamiento iniciado por la Administración de Barack Obama en las relaciones entre los pueblos de EEUU y Cuba es irreversible.
De hecho, al cabo de todas las diatribas y las quejas, Rodríguez Parrilla se compadeció “de los cubanos que residen en Estados Unidos y en otros países” debido a la prohibición de viajar a Cuba.
“Es lamentable; nosotros esperamos que sea una coyuntura pasajera”, comentó el canciller.