El bailarín y coreógrafo, Carlos Acosta, dice que la muerte de Alicia Alonso y el éxodo de artistas ha cambiado el panorama de la danza en la isla.
Acosta, que fundó hace menos de una década una academia en La Habana, conversó con el periódico español La Vanguardia sobre la situación que atraviesan los bailarines en Cuba.
“Desde que falleció Alicia Alonso todo ha cambiado. Hay un éxodo tremendo de artistas y de patrimonio cubano. No hay teatros. Los músicos de la orquesta, esencial en el ballet, se han ido. Alicia era la primera dama de Cuba, había mucho interés en preservar su legado, pero obviamente cuando el líder no está, todo sufre”, dijo.
El bailarín, que se ha mantenido al margen del debate político cubano, ha tenido que sufrir en carne propia los efectos de la crisis. "Solo podemos bailar una vez al año”, aseguró.
“El teatro Alicia Alonso lleva ya más de cinco años cerrado. La Habana, que era una ciudad de teatros, ya solo tiene dos. Y en el que tiene 600 localidades no puedes montar un ballet grande con escenografía, no cabe, por lo que únicamente queda el Teatro Nacional. Así que todo el mundo se disputa los espacios... El festival de danza que se hacía es ahora una sombra, se celebra en solo tres teatros, uno de los cuales no es para danza. Sí, la situación social repercute en lo artístico”, indicó.
La ex estrella del Royal Ballet de Londres asegura que a sus 51 años ya tampoco asumiría la dirección del Ballet Nacional de Cuba, ni aunque se la ofrecieran. "Ya tengo 51 años, quiero concentrarme en Acosta Danza, que es lo que voy a dejar atrás".
Las autoridades cubanas dicen que no hay capital suficiente para reparar los teatros
El Gobierno cubano se ha vanagloriado por décadas de sus logros en la cultura pero la crisis ha causado estragos en la mayoría de los cines y teatros del país. El éxodo masivo de cubanos también afecta al sector.
El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, sede por excelencia del Ballet Nacional de Cuba, lo reabrieron en 2016 después de una reparación capital pero lleva casi cinco años cerrado por múltiples problemas.
“Las principales dificultades que tiene el teatro son por el comején en la carpintería y en los accesorios de madera en la sala García Lorca. Está afectado el falso techo, que es la ruta crítica de la instalación. Detrás de esa estructura hay una losa que tiene desprendimientos”, explicó hace un año a la prensa oficial Enmanuel George, subdirector del GTH.
El régimen sostiene que los costos de las reparaciones y mantenimientos en la mayoría de los casos "son millonarios" y que el país atraviesa una de sus peores crisis económica que ha afectado a todos los sectores, incluido salud y educación.