Cuba y la revuelta de los chavistas contra Maduro

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (i), habla con Rafael Ramírez. Foto Archivo

La lucha de hoy de Maduro con los chavistas no es por "depuración" sino por rasguñar lo que aun queda de la riqueza. La batalla también proviene de Cuba, donde los castristas temen que el timón se les pueda ir de las manos.

La aguda crisis del chavismo, que vemos en este momento, es una directa consecuencia del deterioro total del país provocado por Nicolás Maduro y la burda manipulación desde La Habana.

Paradójcamente, su inicio hay que remontarlo al propio Hugo Chávez, quien sin importarle el concepto Patria, otorgó la riqueza de la nación a Fidel Castro.

Maduro siguió el camino para el que fue designado por el moribundo ex presidente y como era de esperar, ha servido fielmente los designios de la Cúpula gobernante de Cuba cuyo único propósito ha sido la supervivencia y el uso del chorro petrolero para su propio beneficio, sin importarle crear el caos en la nación bolivariana.

Chávez inició el latrocinio de la riqueza y la destrucción de la pujante economía venezolana con sus caprichosos mandatos de "exprópiese" frente a entidades que producían ganancias, para acapararlas y destruirlas -de paso- en el proceso.

Nicolás Maduro es un ignorante, pero era lo más fiel que había para seguir alimentando al gobierno de Cuba. Una vez designado, se rodeó de generales igualmente devotos a la dirigencia de La Habana.

Como Ministro de Defensa Maduro nombró a Vladimir Padrino, quien mostró al mundo su seguimiento incondicional ,arrodillado a los pies mismos de Fidel Castro, en un patético twitter donde proclamaba: "Gracias COMANDANTE!. Seguiremos aferrados a las ideas y a las causas más nobles de la humanidad. ¡Hasta la Victoria!"

La lucha de hoy de Maduro con los chavistas no es por "depuración" sino por rasguñar lo que aun queda de la riqueza. La batalla también proviene de Cuba, donde los castristas temen que el timón se les pueda ir de las manos.

El símbolo de la guerra interna es "el zar del petróleo", Rafael Ramírez. Era el hombre fuerte de Chávez quien había sido nombrado Ministro de Petróleo, pero no se le tomó en cuenta para la sucesión porque era muy ambicioso.

Chávez, junto a Fidel Castro, pensaron que debía colocarse en Miraflores a alguien con poca capacidad, pero absolutamente fácil de maniobrar, como lo era el sindicalista y ex chofer del Metro de Caracas, formado en Cuba.

Ramírez fue nombrado por Maduro presidente de Petróleos de Venezuela, PDVSA, y embajador ante la ONU, pero decayó en los favores y fue objeto de la purga actual, que envolvió e hizo caer también a Eulogio del Pino y Nelson Martínez, altos jerarcas chavistas que se alternaron en el ministerio de Petróleo y la presidencia de PDVSA.

La purga de Maduro tiene en mente barrer a los enemigos, de cara a las elecciones presidenciales fijadas para diciembre de 2018, pero que pueden adelantarse, según lo dicte La Habana y donde el servil mandatario se perpetuará en el poder.

Los chavistas han visto el peligro, incluso el ambicioso Diosdado Cabello -quien quiere ser candidato- y han respondido a los ataques, algunos aun en forma encubierta sin revelar los secretos propósitos.

No en vano está diciendo Rafael Ramírez: "Quien me ataque a mi debe pensar un poquito, solo un poco, porqué Chávez me tuvo 12 años a su lado. Pero, además, cuando estaba muriendo solo llamo a cuatro y yo estaba allí. Así es que ningún advenedizo me puede venir con cuentos a mi. Viva Chávez! Venceremos!".

Se revela que el grupo rebelde está conformado por chavistas, más chavistas que Chávez, mientras el pueblo muere por falta de comida y medicinas,y sufre la supresión violenta de los más elementales derechos humanos, comenzando por el de la libre expresión de ideas.

La revuelta de hoy de los chavistas contra Maduro tiene una sola solución: sacar del poder al ignorante pero astuto mandatario y llamar a elecciones, donde ellos pueden tener más chance.