El embajador de Estados Unidos ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Frank O. Mora declaró que aunque Cuba no es Estado miembro, la misión estadounidense ante el organismo tiene la responsabilidad de que este no se olvide de Cuba, y de que los cubanos siguen viviendo en un régimen represor.
En entrevista este lunes con Radio Televisión Martí, el embajador abordó, además del tema de Cuba, los desafíos que enfrenta la OEA y la desinformación rusa en español, entre otros asuntos.
El embajador Mora es hijo de inmigrantes cubanos, cuenta con una prolífica trayectoria académica y en la administración del presidente Barack Obama desempeñó el cargo de Subsecretario Adjunto de Defensa.
Your browser doesn’t support HTML5
Señor embajador, ¿cuáles son sus prioridades en este nuevo cargo?
En cuanto a la OEA, la prioridad es hacer a la OEA más relevante combatiendo los desafíos que estamos enfrentando en la región, por ejemplo el retroceso, la erosión de la democracia en la región. Yo creo que la OEA, a través de la Carta Democrática Interamericana, tiene un papel muy importante en mantener la luz en todo lo que tiene que ver con violaciones de derechos humanos en la región (...). Tenemos los instrumentos para asegurar que la democracia en la región no se se vaya por el piso. Tenemos una obligación bajo la Carta de promover y defender la democracia en la región y, por supuesto, los derechos humanos. Por lo tanto, la OEA juega un papel muy importante, y debe jugar un papel muy importante en seguir dándole seguimiento a esos esos temas.
La ausencia de Cuba de la Organización de los Estados Americanos, ¿cómo afecta esto a la misión de Estados Unidos dentro de la organización? ¿Cómo afecta esto a la OEA?
Bueno, Cuba no tiene presencia en la OEA, en el Consejo Permanente, y por eso a veces los Estados miembros no tienen mucho deseo de hablar sobre Cuba, porque Cuba no está participando. La misión tiene la responsabilidad de que no nos olvidemos de Cuba, de que los cubanos siguen viviendo en un régimen represor y que, en realidad, la presión está aumentando y la situación económica y social está empeorando en Cuba.
Y sólo porque Cuba no tenga presencia (en la OEA) no quiere decir que no tengamos responsabilidad de llamar la atención a lo que está ocurriendo en la isla. Por ejemplo, el 18 de abril vamos a hacer un evento auspiciado por la misión de Estados Unidos y por el Secretario General en la OEA, con un panel de cubanos disidentes, artistas, periodistas, donde vamos a seguir llamando la atención para que la gente no se olvide, por lo menos a través de la OEA, del sistema interamericano, de lo que está ocurriendo en Cuba.
Además de eso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos todavía le está dando seguimiento a la situación dentro de Cuba. Hizo un informe hace un año y medio. Ahí está el informe de la situación después del 21 de julio del año 2021. Entonces, vamos a seguir trabajando. Claro, las herramientas son más limitadas en la OEA de lo que tenemos nosotros en el gobierno norteamericano. Pero nosotros no nos vamos a olvidar del pueblo cubano.
¿Usted estaría de acuerdo con un reingreso de Cuba a la OEA y qué requeriría ese reingreso?
Bueno, el ingreso es claro y se acordó en el 2009 que Cuba tiene que someterse a la Carta Democrática Interamericana. Tiene que someterse a la Comisión Interamericana como todos los países miembros, incluyendo los Estados Unidos. Eso quiere decir que tiene que haber democracia. Tiene que haber elecciones. Tiene que haber un Estado de derecho. Tiene que respetar la dignidad del ciudadano. Y después de todos esos elementos, yo creo que sí. Cuba debe ser Estado miembro de la OEA. Pero en este momento, por lo visto, estamos muy lejos de eso.
Hay quienes opinan que las acciones de la OEA no son suficientes para lograr cambios en regímenes autoritarios. ¿Qué opina usted de esas críticas?
Mira, que es cierto que la OEA tiene la capacidad de implementar sanciones y lo hemos hecho con Nicaragua y Venezuela. Esos dos países decidieron por culpa de esa presión diplomática, salirse de la OEA, de renunciar a la carta de la OEA y, por lo tanto, Cuba tampoco está presente. Tenemos herramientas y creo que las herramientas han funcionado en Nicaragua. Nosotros lo que no podemos es tener sanciones globales. Eso les pertenece a los Estados miembros, los gobiernos individuales.
Pero sí tenemos la responsabilidad de llamar la atención, de aislar diplomáticamente, de presionar diplomáticamente a esos gobiernos que están retrocediendo y que no respetan los derechos humanos de su pueblo. Y lo hemos visto en el caso de Nicaragua y de Venezuela y que, por eso, ya no son miembros.
¿Preocupa a los países dentro de la OEA la desinformación rusa en español, que después los medios cubanos y de otros países recogen y repiten?
Una importante pregunta. La OEA en este momento está reaccionando a ese problema, porque no es sólo un problema de Rusia, sino realmente está debilitando las democracias. Es un factor que está debilitando a las democracias en la región, incluyendo a los Estados Unidos, como lo vimos en el 2016, y por lo tanto tenemos que tener una capacidad de reaccionar, de llamar la atención.
Es complicado el tema, porque están también los derechos que tiene cada ciudadano de expresarse, libertad de expresión etc. Pero, indudablemente, hemos visto en varios países que esto está dañando a las democracias y tenemos que tener una reacción. Ahora tenemos en la OEA un Centro de Integridad de los Medios dirigido por un ex embajador de los Estados Unidos, John Feeley, que está trabajando ese tema con “think tanks” o centros de pensamiento en la ciudad y fuera de los Estados Unidos, para ver cómo podemos colaborar y cooperar y llamar la atención cuando hay casos de desinformación y cada gobierno tiene su capacidad y tiene sus leyes de cómo reaccionar a eso. Nosotros tenemos las nuestras. Pero, indiscutiblemente, es un problema regional y tenemos que colaborar.
¿Hace la misión de Estados Unidos ante la OEA algún acercamiento hacia otros países de la región para alertar sobre las misiones médicas cubanas?
Eso lo está haciendo el gobierno de Estados Unidos. Nosotros, dentro de la OEA todavía no hemos tomado ese tema, aunque yo, individualmente, hablo con otros embajadores. Pero como organización todavía no hemos tomado ese tema. Hay gobiernos, como saben, que han recibido estas misiones médicas. Nosotros tenemos grandes preocupaciones, pero eso se está tratando entre capital y capital, y no dentro de la OEA.
Recientemente dijo en una entrevista que la OEA “debe hacer una autoreflexión”, ¿por qué es necesaria?
Mira, porque como dije anteriormente, lo importante es que la OEA no se convierta en una organización irrelevante o, simplemente, en un forum para la discusión. Además del Consejo Permanente, tiene toda una secretaría que hace trabajo en cuestiones de desarrollo, democracia, desinformación, etcétera, etcétera. Esa parte de la OEA hay que fortalecerla. Hay que crear las condiciones para que ellos puedan trabajar más. Y en este momento tenemos un problema fiscal dentro de la OEA, serio, bien serio. Y nosotros, Estados Unidos y otros miembros, estamos haciendo todo lo posible para aumentar el presupuesto para que la OEA pueda hacer su trabajo.
Nosotros tememos que hay algunos Estados miembros que están utilizando el presupuesto para debilitar la OEA y para debilitar, quizás, hasta la Carta Democrática Interamericana. O no debilitarla, sino no darle la importancia que se merece, particularmente en este momento.
Nosotros no vamos a caer en eso. Nosotros vamos a insistir, vamos a tener una sesión del Consejo Permanente para, simplemente, hablar de la Carta Democrática Interamericana. Entonces, vamos a seguir trabajando ese tema. La OEA tiene un rol importantísimo para jugar no sólo en democracia y derechos humanos, pero en otras áreas, y tenemos que fortalecerla. Pero para eso tenemos que nosotros mismos, los Estados miembros, decidir qué queremos de esta OEA.
Hemos tenido un retiro dentro de los Estados miembros donde discutimos esos temas y hubo muy buena discusión. Yo creo que hay mucho interés en fortalecerla. Estados Unidos está aumentando su contribución al presupuesto de la OEA y esperamos que otros nos acompañen en apoyar la OEA en este momento.
¿Tiene la misión de Estados Unidos algún plan o les preocupan los recientes esfuerzos de algunos gobiernos en la región de fortalecer la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) o el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), que son organizaciones que excluyen a Estados Unidos y que están al margen de la OEA?
Es cierto que algunos gobiernos han mencionado la idea de que hay que reemplazar la OEA con CELAC. Yo creo que eso es parte del proceso de intentar debilitar a la OEA. No son muchos países, pero hay algunos países que sí están haciendo eso. Nosotros no vamos a aceptar eso.
Está bien que exista la CELAC, pero la CELAC no tiene la capacidad, las herramientas para defender la democracia en la región. No tiene la capacidad, las herramientas para llamar la atención a las violaciones de derechos humanos cuando existen en la región. No tienen la capacidad de lidiar con problemas de desarrollo... Eso lo tiene la OEA.
Ya existe la organización. Debemos nutrirla, debemos apoyarla, porque la CELAC, en este momento, simplemente es un foro para la discusión, y realmente no hay seguimiento en muchos de los temas. Nosotros sí tenemos la capacidad de darle seguimiento al tema de Haití, por ejemplo, que lo estamos enfrentando, un tema muy complicado. Pero la CELAC no tiene esa capacidad. Entonces, nosotros tenemos que hacerle saber a nuestros colegas de la región de que la OEA es indispensable, y es relevante para enfrentar los desafíos que tenemos. Vamos a apoyarla.