La pesadilla empezó después del 11 de julio de 2021: asegura manifestante excarcelado

Geovanis Couse Ricardo

El 13 de agosto de 2021, el santiaguero Geovanis Couse Ricardo creyó que la pesadilla había terminado, cuando fue liberado de la prisión Mar Verde, donde se hallaba confinado hacía un mes y cuatro días por su participación en las protestas populares del 11 de julio. Pero los mandos militares tenían pensado algo bien diferente.

Cuando se dirigía a su hogar, Couse supo que las Brigadas de Respuesta Rápida vigilaban la vivienda, y antes de arribar, se dirigió a la unidad policial “El Palacete” donde debió pagar los 5 mil pesos de multa que le impusieron las autoridades como castigo.

“La única diferencia a estar preso es el lugar. Ahora estoy en mi vivienda, pero no me puedo mover, ni hacer nada; no me permiten trabajar en ningún lado. No hay mucha diferencia con lo que tenía adentro [del penal], a la que tengo ahora. Lo único que, sí, tengo la libertad de estar con mi familia, pero soy un perseguido político como otros tantos, que no podemos llevar una vida normal”, indicó Couse en entrevista con Radio Televisión Martí.

“La última vez que me detuvieron fue este 11 de julio, porque salí a la calle sin camisa, exhibiendo mi tatuaje. Por supuesto, la multa es por ‘exhibición impúdica’, por andar sin camisa, que hay una ley para eso”.

Al salir de la cárcel, Couse se hizo tatuar en el pecho un letrero con la frase “Patria y Vida”. Se lo prometió a sus compañeros de causa, asegura.

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Reportaje de Yolanda Huerga

“Cada vez que a ellos se les ocurre, me detienen. Me quitaron el teléfono y jamás me lo devolvieron. El 1 de mayo, porque hice una convocatoria para salir a la calle el 2 de mayo. No se realizó, pero por lo menos los asusté. Cada vez que hay algo que, para ellos, puede derivar en una manifestación, o van a hacer un acto político cerca de mi casa, la policía y la Seguridad del Estado parquean un carro en frente y me impiden salir a la calle”, afirmó.

“Antes del 11 de julio de 2021, yo era como cualquier otro cubano, que sí pensaba diferente y se expresaba a su modo, pero hasta ahí. Ahora sí me declaré opositor al régimen y anticomunista 100 por ciento”, afirmó.

Couse, detenido durante las marchas, fue enviado a prisión provisional con los cargos de Desacato, Instigación a Delinquir, Desórdenes Públicos y Resistencia.

“El día que nos sacaron de la unidad donde nos detuvieron, primeramente, nos mandaron para Operaciones (Centro de Operaciones de la Seguridad del Estado en el barrio santiaguero Versalles). Empezó la tortura, el maltrato. Nos dejaron alrededor de 4 horas bajo el sol. Éramos 60 hombres en un carro jaula habilitado para 12 personas, 20 lo más. Y nos metieron ahí, uno arriba del otro, en plena epidemia de COVID-19”, dijo.

“Hubo dos personas que se estaban ahogando porque el oxígeno empezó a recortarse. Tuvieron que pedir auxilio y no les hicieron caso. Cuando llegamos a la prisión ‘El energético’ nos tuvieron otras dos horas, y tanto más, sin salir de ahí: era parte de la tortura”.

Couse asevera que, en el tiempo que estuvo tras las rejas, jamás le permitieron el acceso a un abogado. Tampoco le dieron explicaciones sobre su proceso de investigación penal. Solo habían visitas de los agentes de la policía política. Cuando fue puesto en libertad, no le permitieron una llamada telefónica a su familia para que lo recogiera en la cárcel, ubicada a unos 20 kilómetros de la ciudad.

Antes del 11J era cuentapropista, trabajaba en la pizzería familiar, pero ahora le es imposible, debido a la vigilancia de que es objeto por las autoridades, dijo.

“No puedo resolver la materia prima para la elaboración de las pizzas porque donde se consigue a un precio asequible es en el mercado negro, y con este asedio podrían acusarme de algún delito común”, explicó.

No obstante, Couse se considera afortunado, muchos de sus compañeros purgan largas penas de prisión. No sabe si en su liberación intervino la suerte o su hermano, que pertenece a la Seguridad del Estado. Prefiere pensar que los oficiales del Ministerio del Interior (MININT) no pudieron probar ninguna de las imputaciones que tenía.

“Es realmente preocupante la situación que tienen los presos políticos en el país. Siempre han sido humillados, maltratados y torturados. Las organizaciones internacionales tienen que hacer todo lo posible porque sean excarcelados, porque son seres humanos que están cumpliendo condenas por pensar diferente y expresarlo públicamente”, recalcó.