¿Hay una explosión de ventas de casas en Cuba tras la liberación de la compraventa de inmuebles?
No existe una explosión de ventas de inmuebles en Cuba. La reforma inmobiliaria en Cuba es muy limitada e impide al sector principal de potenciales compradores participar en este naciente mercado de forma directa.
Los cubanos residentes en el exterior o emigrantes son los principales interesados a nivel mundial en participar en el escaso y difícil mercado inmobiliario cubano. Solo un pequeño porcentaje de estos compradores se arriesga en las actuales condiciones restrictivas a valerse de trucos y testaferros o prestanombres para adquirir viviendas en Cuba.
En la actualidad continua vigente la ley de reforma urbana que limita la titularidad de bienes inmuebles para todos los cubanos.
Según esta norma impuesta por el gobierno a principios de los años 60, los cubanos solo pueden ser dueños de una casa de residencia y una de esparcimiento, en el campo o en la playa.
Esta norma restrictiva limita también considerablemente el interés o la posibilidad que pueda tener un cubano de participar en el incipiente mercado inmobiliario.
Otro elemento que conspira contra el crecimiento del mercado inmobiliario es la poca y mala oferta con que cuenta el mercado nacional.
En Cuba existen alrededor de 3.3 millones de viviendas, de las cuales el 60% se encuentran en mal estado, por lo que el producto a ofertar siempre será de muy mala calidad y precisado de reparaciones generales urgentes.
El nivel de ofertas o disponibilidad también es muy bajo porque la demanda de viviendas es enorme en Cuba, miles de personas se encuentran sin opciones de conseguir una vivienda familiar y es un número que aumenta por jornada.
El déficit actual de viviendas alcanza la cifra de más de 700 mil.
El mercado inmobiliario ha sido establecido en CUC o moneda equivalente al dólar, en un país donde muy pocos tienen acceso a esta moneda dura y donde el poder adquisitivo promedio de un cubano dependiente del salario del estado ronda los 20 CUC mensuales.
Si bien es cierto que por primera vez en 50 años los cubanos pueden disponer de su propia vivienda para obtener una ganancia financiera, las opciones del mercado son extremadamente limitadas y nunca solucionarán el problema inmobiliario nacional o mejoraran la oferta más allá de los actuales niveles.
La industria inmobiliaria del país se encuentra estancada por muchos años y en evidente depauperación. Se impone construir, solo desarrollando nuevos programas constructivos se podrá conservar y desarrollar el sistema inmobiliario nacional.
Se impone levantar las restricciones y dejar que los emigrantes cubanos y el capital foráneo participen libremente en este tipo de operaciones.
Mientras se espera porque se asuman estas conductas solo se puede jugar a redistribuir el menguado y depauperado parque actual de viviendas, en la forma limitada y estricta que permite la ley.
No existe una explosión de ventas de inmuebles en Cuba. La reforma inmobiliaria en Cuba es muy limitada e impide al sector principal de potenciales compradores participar en este naciente mercado de forma directa.
Los cubanos residentes en el exterior o emigrantes son los principales interesados a nivel mundial en participar en el escaso y difícil mercado inmobiliario cubano. Solo un pequeño porcentaje de estos compradores se arriesga en las actuales condiciones restrictivas a valerse de trucos y testaferros o prestanombres para adquirir viviendas en Cuba.
En la actualidad continua vigente la ley de reforma urbana que limita la titularidad de bienes inmuebles para todos los cubanos.
Según esta norma impuesta por el gobierno a principios de los años 60, los cubanos solo pueden ser dueños de una casa de residencia y una de esparcimiento, en el campo o en la playa.
Esta norma restrictiva limita también considerablemente el interés o la posibilidad que pueda tener un cubano de participar en el incipiente mercado inmobiliario.
Otro elemento que conspira contra el crecimiento del mercado inmobiliario es la poca y mala oferta con que cuenta el mercado nacional.
En Cuba existen alrededor de 3.3 millones de viviendas, de las cuales el 60% se encuentran en mal estado, por lo que el producto a ofertar siempre será de muy mala calidad y precisado de reparaciones generales urgentes.
El nivel de ofertas o disponibilidad también es muy bajo porque la demanda de viviendas es enorme en Cuba, miles de personas se encuentran sin opciones de conseguir una vivienda familiar y es un número que aumenta por jornada.
El déficit actual de viviendas alcanza la cifra de más de 700 mil.
El mercado inmobiliario ha sido establecido en CUC o moneda equivalente al dólar, en un país donde muy pocos tienen acceso a esta moneda dura y donde el poder adquisitivo promedio de un cubano dependiente del salario del estado ronda los 20 CUC mensuales.
Si bien es cierto que por primera vez en 50 años los cubanos pueden disponer de su propia vivienda para obtener una ganancia financiera, las opciones del mercado son extremadamente limitadas y nunca solucionarán el problema inmobiliario nacional o mejoraran la oferta más allá de los actuales niveles.
La industria inmobiliaria del país se encuentra estancada por muchos años y en evidente depauperación. Se impone construir, solo desarrollando nuevos programas constructivos se podrá conservar y desarrollar el sistema inmobiliario nacional.
Se impone levantar las restricciones y dejar que los emigrantes cubanos y el capital foráneo participen libremente en este tipo de operaciones.
Mientras se espera porque se asuman estas conductas solo se puede jugar a redistribuir el menguado y depauperado parque actual de viviendas, en la forma limitada y estricta que permite la ley.